Tengo especial debilidad por un tipo concreto de personas, esa raza superior de humanos que, como ocultos superhéroes, nos rodea en silencio haciendo más fácil la vida a los demás sin que siempre nos percatemos. Por eso, hoy, esto va por ellos. Los que lo ven fácil.
Por capacidades diferentes afortunadamente todos entendemos ya que la diversidad nos enriquece en multitud de ámbitos, en amplitud de valías, al fin y al cabo esta gente de la que hablo son eso, portadores de otros dones con los que allanan el camino al resto de la humanidad.
Los tienes en tu familia, en tu grupo de amigos o en el trabajo y, con la misma facilidad que si fueran dirigidos por el entrenador del equipo deportivo, saben lo que tienen que hacer al dedillo, qué carencias suplir, qué papel desempeñar, cuando dejarse ver y cuando ocultarse. Aceptan humildemente y sin hacer mucho ruido sus tareas, pero es que además las saborean, porque no se las ha encargado nadie, ellos las quieren, las buscan y las disfrutan.
Entre un batallón de incapaces, ellos ven fácil lo difícil, hacen fluido lo que para otros es absoluta dificultad, escalan esas montañas con total sencillez. Sherpas, pastores, guías. No atrancan, que también se dice así en algún pueblo. Y la gran mayoría de las veces, con una sonrisa en la cara.
Podemos llamarles también facilitadores, cubren nuestras inseguridades y explotan así nuestras virtudes: la enfermera del centro de salud que con dulzura hace añicos la tensión del que llega totalmente alterado, el primo que siempre hace la paella, el amigo que organiza la compra y luego ya haremos cuentas, el colega que siempre ayuda en las mudanzas, la que está dispuesta a echarse una pachanga cuando sea, el que paga la primera ronda sin pedir nada a cambio, el cuñado que friega los platos mientras te invita a descansar un poco tras la comida familiar, sabe qué café tomas y de paso te lo trae mientras abres el ojo recién despertado de una reparadora micro siesta, la que goza del viaje de colegas hasta el último minuto, ese compañero de trabajo que siempre está ahí para echarte una mano anteponiendo el bien común al objetivo personal, el que hace las fotos de grupo y no sale en ninguna, la que gestiona las cenas de navidad y en la que todos confiamos a ojos cerrados, el que disfruta jugando con los sobrinos, la que va a tu casa con las pinzas para arreglar la batería de tu coche, el que te cambia la rueda pinchada de la bici o te manda ese Whatsapp de ánimo cuando todo se oscurece.
Todos somos también una de estas personas, al menos de vez en cuando, para los que nos rodean. Solo tienes que analizar un poco tu última semana y localizar eso que para ti es una migaja pero a otros les amarga la vida. Aunque ojo, si necesitas mucho tiempo en encontrar alguna faceta en la que tú actúes de esta forma, ponte rápido manos a la obra. Es gratis y no tiene precio.