Si el mundo fuera un poco más despacio todos seríamos más felices. Bajar nuestro ritmo diario un par de revoluciones puede ser un buen punto de partida, por ello hace tiempo que me pasé a la bici y desde el momento en que comencé a dar las primeras pedaladas en el mundo de la movilidad sostenible había una palabra en boca de todos: Velo-city. Se trata del mayor evento mundial del sector, celebrado cada año en un lugar del globo y que se ha convertido sin ninguna duda en La Meca del mundillo ciclista.
Cuatro días de congreso con una intensidad brutal en los que se combinan ponencias, talleres, mesas redondas, actividades, contactos y networking del bueno, con mucho trato cara a cara. Este año tocaba Holanda, concretamente las ciudades de Arnhem y Nijmegen, dos preciosos emplazamientos casi en la frontera con Alemania. Era el momento de asistir por primera vez e intentar sacar todo el jugo posible a esta oportunidad.
He hecho excelentes contactos con responsables como yo de otras redes de ciudades en Dinamarca, Alemania, Finlandia y Francia, con la idea en mi cabeza de un intercambio de buenas prácticas con ellos, e interesantes conexiones con entidades locales de Sudamérica y Australia, de cara a posibles futuras colaboraciones. Es increíble pasar en pocas horas de charlar con una china sobre los sistemas públicos de bicicletas, con un polaco sobre asociaciones ciclistas, con un inglés sobre la capacidad de influir en las elecciones, con una francesa de cómo las organizaciones supramunicipales pueden traccionar mejor si son más abiertas o con un holandés de las infinitas posibilidades que se abren frente a nosotros cuando mezclamos con maestría entes públicos, empresas, medios de comunicación y usuarios. Relaciones públicas y comunicación, en mi salsa.
Me llevé unas cien tarjetas y vuelvo con cero. La gente me saludaba por la calle como de toda la vida. No tengo remedio en eso de hablar con todo el mundo. He visto, oído y aprendido. Y cuando me lo han pedido he participado. Tras tantos días usando únicamente el inglés, olvídate de traducción simultánea en este tipo de congresos, incluso he soñado en la lengua de Shakespeare. Desde estas líneas lanzo también un abrazo a mis compañeros españoles y toda la gente de la European Cyclists’ Federation, que nos han tratado de lujo.
Vuelvo a casa enamorado de ambas ciudades, de sus parques, su gente, sus infraestructuras, sus lógicos horarios, sus increíbles eventos multitudinarios y, cómo no, de la bici con la que recorrí sus calles. Una semana después escribo esta columna desde el avión camino a casa, mientras despegamos de Schiphol atravesando las nubes y sonando a todo volumen en mis auriculares la banda sonora de Interstellar. Algo que debería ser obligatorio realizar al menos una vez en la vida. Como asistir a Velo-city, claro.
UN TUITERO EN PAPEL
Nacho Tomás
www.nachotomas.com
Artículo publicado en La Verdad de Murcia el 21 de Junio de 2017
ENGLISH:
Velo-city, the biggest cycling event on the planet.
If the world would run a little slower, we would all be happier. Lowering our daily rhythm a couple of revolutions can be a good starting point, so from a long time I choose the bicycle and from the very beginning sustainable mobility notions I had received there was a word in the mouth of everyone: Velo-city. The biggest event in the sector, celebrated every year in a place of the globe and undoubtedly has becomed The Mecca of the world cycling.
Four days of conferences with a brutal intensity combining sessions, events, panel discussions, workshops, activities, contacts and good networking, with a lot of face to face. This year was in the Netherlands, Arnhem and Nijmegen, two beautiful cities almost on the border with Germany. It was time to attend for the first time and try to make my most of this opportunity.
I have made excellent contacts with technical representatives like me from other city networks in Denmark, Germany, Finland and France, with the idea in my head of a memorandum of collaboration and sharing goog practices with them, and making interesting connections with city councils in South America and Australia, facing to possible future collaborations. It was amazing to spend a few hours chatting with a chinese woman about public bike sharing systems, with a polish man about cycling associations, with english man about the ability to influence the elections, with a french woman about how supra-municipal organizations can make it better if they are more open or with a dutch man of the infinite possibilities that we can achieve if we masterfully mixing public entities, companies, media and users. Public relations and communication, my favorite things.
I flew with one hundred cards and returned with zero. People greeted me on the street like we were friends for a long time. I love to talk to everyone. I can’t help it! I have seen, heard and learned. And when they asked me, I have participated. After so many days using only English, forget about simultaneous translation at this type of congress, I even dreamed in the language of Shakespeare. From these lines I also throw a hug to all the people of the European Cyclists’ Federation, who have treated us so good..
I return home in love with both cities, their parks, their people, their infrastructures, their logical schedules, their incredible multitudinous events and, of course, the bike I walked their streets with. A week later I write this column from the plane on the way home, as we take off from Schiphol through the clouds and the Interstellar soundtrack blaring through my headphones. Something that should be mandatory to do at least once in life. Like attending Velo-city, of course.
Nacho Tomás
www.nachotomas.com
Published in La Verdad de Murcia on June 21, 2017
Vídeo:
Aproximación y aterrizaje en el aeropuerto Schiphol de Amsterdam. Atravesando las nubes y con la música de Interstelar de fondo. Video a doble velocidad. Viaje con motivo de la celebración del congreso Velocity2017: “The freedom of cycling.”