Tráfico

Donde hay tráfico hay alegría. Una calle llena de gente es brío social y comercial. Si hay tráfico fluido de sangre en las venas, está el cuerpo sano y lozano. La hoja del árbol al suelo, tráfico de naturaleza, trajo el otoño. Las aceras brillantes, son tráfico de agua de las máquinas limpiadoras. El tráfico del vino desde la copa a tu boca. El tráfico de familiares en el tanatorio rompe el llanto y alegra el alma del dolorido. El movimiento de las nubes en el cielo trae lluvia, tráfico de gotas. La ordenación de las moléculas de agua trajo el hielo y el invierno, tráfico de átomos. Mis dedos buscan sitio en el teclado, tráfico dáctil, y escriben esto que tú, en un parón del tráfico diario, lees. Neuronas que se mueven en la autovía de nuestros cerebros, tráfico anti demencia.

El tráfico de hojas en un libro: pasan las páginas y con ellas, pasan historias hacia nuestra mente. Palabras que fluyen en una conversación, tráfico oral conectando pensamientos. Los rayos del sol atravesando una persiana son el tráfico luminoso que despierta el día o te levanta de la siesta. Las notas lejanas de una melodía llenando una calle, tráfico musical que viaja en el tiempo. El tráfico de la savia por el interior de las plantas hace crecer las flores y traerá la primavera. Los atascos de hijos en casa, tráfico de niños, genera hogar. El café moviéndose por la cafetera, tráfico de posos que nos despierta cada mañana. Eso que piensas y no dices, atasco de palabras. El tráfico de hilos construye la ropa. Maletas en la cinta transportadora del aeropuerto, tráfico de encuentros y despedidas.

Apagar la luz, cortar el tráfico eléctrico y encender la mente cada noche. Vagones de cansancio construyen los sueños, tráfico de oníricas ideas. Ladridos de perros, tráfico animal sin respuesta. Termómetros subiendo, tráfico de mercurio que anuncia el verano. El cepillo entre tus dientes, tráfico de espuma. El peine entre tu pelo, tráfico de púas. Tres pares de zapatos que nunca te pones, tráfico parado. Emails por responder, tráfico desganado de bytes. El plano de la eclíptica, tráfico de planetas en nuestras nocturnas cabezas. El tráfico de pintura arregla una pared, el de ladrillos levanta un muro, el de casas construye pueblos, el de ciudades genera países.

Tráfico de influencias en la televisión, en nuestros bolsillos. Tráfico de drogas que destroza cuerpos. Ley seca rota por el ilegal tráfico de alcohol. Tráfico de cristianos mintiéndose a sí mismos y de ateos mintiendo a otros. Carritos en el supermercado, coches en la gasolinera, jóvenes en la discoteca, colas de tráfico, tráfico en colas. Tráfico de desempleados en la cola del paro, tráficos habituales y por ello no menos dolorosos. Esperas en las máquinas del gimnasio, en la salida de una carrera, tráfico de músculos. Tatuajes que acabas borrando, tráfico de tinta y piel y cicatriz y sol y manchas.

Horarios, campañas, deadlines, presupuestos, creatividades, objetivos, nóminas, impuestos y sonrisas en la cara, tráfico de días en mi trabajo, de quince años creciendo, impulsando y construyendo. Tráfico de años propios, casi medio siglo a las espaldas.

Pequeñas cosas que se combinan como fenómeno emergente en entidades superiores con el mismo poco sentido que tenían ellas solas de manera aislada, sin tráfico.

Tráfico que creemos que necesitamos y no lleva a ninguna parte.

Atasco.