Desde que dejé el triatlón tras aquel objetivo conseguido en 2017 y bajé el ritmo general de entrenamientos deportivos tenía claro que antes o después debía encontrar otra “diversión” atlética para liberar la mente del estrés laboral. Así que sin muchas esperanzas ni expectativas, me apunté a un gimnasio. Hace ya casi un año de aquello y la verdad es que me está gustando bastante, quizá porque siempre aprovecho para ver algún capítulo pendiente de las series que sigo. Ayer olvidé los auriculares y, como los veo habitualmente en inglés con subtítulos, decidí seguir la rutina habitual con un episodio de Mad Men. Tremendo error. Aunque podía seguir la trama sin dificultad faltaba algo, y no sólo eran las voces, era el ruido ambiente, los efectos sonoros y sobre todo la música. Porque no te das cuenta de su importancia hasta que la quitas.
Los directores lo tienen claro: las escenas a cámara lenta generan un sentimiento intenso en el público. Añade un buen encuadre, fotografía, selecciona localizaciones y la escena será épica. Súmale un sólido argumento, unos cuidados decorados, una correcta ambientación y tendrás algo mítico a nivel visual. Hasta aquí todos de acuerdo, ¿verdad? Pero si lo que quieres es una escena inolvidable, ésta debe estar asociada a un motivo musical. Y lo puedes comprobar desde “A Dios pongo por testigo” en “Lo que el viento se llevó” con la mítica BSO de Max Steiner hasta “Me has conocido en un momento extraño de mi vida” de “El Club de la Lucha” con “Where is my mind” de Los Pixies. Esas escenas sin música no valen un pimiento.
Si quieres entender la importancia de la música en el cine, lo mejor que puedes hacer hoy es suscribirte al canal de YouTube de Jaime Altozano, un fenómeno de la divulgación, que habla con una claridad y consistencia que ya quisiera más de un catedrático. Sus vídeos de los motivos, temas, personajes, tramas y demás parafernalia musical analizando películas como El Señor de los Anillos, Harry Potter o Interstellar (mi preferido por su personal aportación de la concepción psicológica de la trama padre-héroe) son “boccato di cardinale”. Y no se quedan atrás las explicaciones sobre escalas, armonías, acordes y modas musicales. Con casi 1 millón y medio de suscriptores se ha convertido en una referencia de manera más que merecida.
Algunos podemos presumir que vivimos en directo cuando Jaime analizó el disco “Malamente” de Rosalía y la artista respondió con una serie de Stories en Instagram, sorprendida de lo certero del examen tanto musical como temático/conceptual. Lo dicho, este tío es un genio, y tenemos la suerte de poder disfrutarlo gratis. O apoyándole por cuatro duros al mes a través de Patreon, como acabo de hacer yo mismo antes de enviar esta columna al editor del periódico.
UN TUITERO EN PAPEL
Nacho Tomás
Twitter: @nachotomas
Artículo publicado en La Verdad de Murcia
15 de mayo de 2019