No es difícil liarla en Twitter. Es hasta fácil, me atrevería a decir. Los motivos, variadísimos, abarcan el precioso abanico que genera la incomprensión, la falta de empatía, el frontal desafío a la opinión contraria o, mi preferido, la superficialidad y falta de ganas para entender mínimamente al prójimo.
Ángulos todos ellos tintados habitualmente con rémoras políticas, culturales o, simplemente, ganas de gresca por el que escribe, el que lee y, quizá en más de un momento, por ambos, lo cual provoca malos entendidos solventables casi siempre con un mínimo de arrimación de hombro, pero cuánto cuesta, leche, ni que no fuera gratis.
Ejemplos hay todos los días, aunque pocas liadas últimamente como la de nuestra flamante Ministra de Exteriores en la jornada de convivencia, asunto que daría para otra columna, disfrutada por los veintitrés el pasado fin de semana en Quintos de Mora cuando, junto a un foto del numeroso e informal grupo, Arancha González, aplaudida por unos y otros antes de tomar posesión de su cartera, escribió literalmente: “Es sábado y estamos trabajando”.
Boom.
Lo leí casi en directo, madre mía la que se va a montar, pensé. La liada del sábado. Me equivoqué nada, ya puedes imaginarte, consiguiendo más comentarios que “me gusta” o compartidos, y mira que esto es raruno, la inmensa mayoría a la yugular. Que si soy cajero de supermercado, camarero, que si currante de hotel o estoy de guardia, que si los políticos deberían trabajar 24/7 incluso domingos y fiestas de guardar, que si qué vergüenza, que si qué…
En principio, y dejándose llevar uno por la marabunta, la boca se te puede llenar de improperios pero una vez pasado el calentón me vino a la cabeza otro pensamiento muy diferente: ENVIDIA. Con mayúsculas. De la mala. Envidia feroz de que esta mujer piense que trabajar un sábado es algo inaudito y presuma de ello. Lo digo en serio. Totalmente en serio. Envidia cochina.
Imagino que es debido a su pasado laboral como funcionaria que sintiera eso al tuitear la ya mítica frase, estoy seguro de que no lo hizo con más intención que presumir sanamente, a la par de intentar demostrar cuánto le cuesta a alguien remangarse un fin de semana para algo que nos sea hacer deporte o bricolaje.
Pero el tiro le salió por culata, quizá porque como muchos políticos nacionales, parecen vivir en los mundos de Yupi, alejados de cualquier atisbo de realidad laboral o profesional. O no, y el que estoy equivocado soy yo, con mi envidia, escribiendo esto en un domingo que estoy pasando entero montado en un avión destino a un alejado país en el que pasarme una semana currando doce horas al día, para seguir manteniendo una empresa a flote.
Repito que lo digo en serio, si trabajar tanto no fuera tan habitual quizá todos seríamos más felices.
UN TUITERO EN PAPEL
Nacho Tomás
Twitter: @nachotomas
Artículo publicado en La Verdad de Murcia
12 de febrero de 2020