El cálculo es sencillo, mi mejor Triatlon Sprint lo hice en 1 hora y 23 minutos, siendo la mitad de distancia. El objetivo para el primer Olímpico será el doble de tiempo y algo de margen. Sé que no tiene nada que ver una prueba con otra, y este cálculo es, en el fondo, una estupidez, pero necesito tener referenicas. Fijado: bajar de 3 horas. Con esa cifra en la cabeza llego, más preparado que nunca gracias a Jorge Preparador, al TriWhite de San Javier. Han sido dos meses de entrenamiento metódico, aún con el poco tiempo del que dispongo (una media de 5 horas a la semana), siguiendo unas rutinas que, sin duda, me están dando alas. La agradable sensación de salir a la calle con el objetivo diario fijado. Y cumplirlo.
Llegamos a San Javier a las 7 de la mañana, de noche cerrada y con un frío importante. Vamos en busca de los dorsales, dejamos las bicis en el box y nos preparamos para la salida. El agua está caliente, se agradece puesto que no llevo neopreno, de los pocos insensatos… En la orilla está Santi, con su mujer, nos abrazamos y deseamos suerte. En mi interior le tengo como un guía, sé que nado mejor que él, pero en bici y corriendo me lleva mucha ventaja, así que puede ser una buena referencia. También vemos a Fernando, que transmite la tranquilidad que yo nunca tengo.
Suena el bocinazo y casi 200 triatletas nos tiramos al agua. Recibo más golpes que nunca, hay poco espacio entre los dos pantalanes por los que salimos hacia la primera boya y por un momento pienso en pararme y dejar pasar, me dan contra las gafas y casi las pierdo. También me dan patadas. Nunca entiendo cómo hay deportistas con tanta mala leche, todos buscamos nuestro hueco, yo el primero, pero cuando noto que voy dando collejas a alguien, modifico un poco, o por lo menos no voy a hacer daño. Pero bueno, así es esto y en el fondo me encanta. Primera boya, bien situado, giro fácil, contacto visual con la segunda. No miro al fondo, plagado de medusas y casi al alcance de la mano. El primer problema viene cuando me entero de que son dos vueltas al mismo circuito en agua, y para comenzar la segunda hay que salir a la arena y volver a tirarnos. Corte total de ritmo.
Comienzo la segunda vuelta más holgado, el grupo se ha estirado y nadar ahora es hasta divertido y relajado. Según mi reloj voy a un ritmo bueno, el previsto. Lo sorprendente es que marca casi 2kms cuando llego al arco de salida. Han sido 30 minutos cuando debería rondar los 26, la distancia es la misma para todos, está claro, pero por un momento pienso que quizá me he despistado en la trazada (posteriormente compruebo que no, que realmente han sido 1.850 metros, en lugar de los 1.500 previstos). A mi hermano le perdí la pista hace rato, bien por él. Veo a Santi un poco por delante, bien por él. Salgo del agua y miro hacia atrás, veo mucha gente, también hay muchas bicis colgadas. Buena señal. Voy en el puesto 53. Bien por mí.
Hago la transición tranquilo. Cómo se nota cuando preparas bien el casco, las gafas, el dorsal y las botas. Empujo la bici hasta la carretera y voy sólo, nadie por delante y nadie por detrás. Tomo el gel que me ha dado mi hermano y comienzo a pedalear con la vista fijada en el grupo de 3 o 4 unidades que tengo a unos 100 metros. La cabeza me dice que me tranquilice, pero no puedo hacer caso, me siento fuerte así que aprieto mucho y tras 2 curvas consigo contactarles para ponerme a rueda unos kilómetros. Por momentos me cuesta seguirles, vamos rondando los 37 km/h y llevo el cansancio de haber forzado para cazarlos. Se me escapan en cada giro, pero poco a poco ajusto y consigo entrar incluso a dar relevos. Es la primera vez que hago 40 kilómetros a estas velocidades. La sensación de ir a rueda y de ir en cabeza alternativamente. Sufrir disfrutando, disfrutar sufirendo. Es como sentirte dentro de una crono por equipos del Tour de Francia.
Se trata de un circuito de 10 kilómetros al que damos 4 vueltas, con varios giros de 180º muy peligrosos a la par que técnicos, que para mí son los momentos más críticos, donde más me cuesta seguir la rueda. No dejo de pensar en los consejos que me han dado muchas veces: “en la bici déjate llevar”, pero decido darlo todo para no descolgarme. Con todo y con eso somos un buen grupo, absorbemos a bastante gente, sensación que da muchas fuerzas, hasta que llegando casi a meta, conseguimos incluso unirnos al gran grupo que iba delante, entre los que se encuentra Santi, entrando todos juntos a la segunda transición. Descalo, cuelgo la bici, me quito el casco, cambio de zapatillas, bebo un gran trago de agua, giro el dorsal y me lanzo a correr con mucho miedo, me he vaciado en la bici y puede que me pase factura la osadía. Voy en el puesto 42.
El calor aprieta, típico día de playa en Murcia, estamos a 20 de Octubre y hay mucha gente bañándose o tomando el sol, entre ellos mi mujer y mis hijos, que no fallan nunca. Me siento afortunado. Son mi bebida energética. Me toca verlos 8 veces en este último sector, que se compone de otras 4 vueltas a un circuito de ida y vuelta por el paseo marítimo de La Ribera. Autoimpongo un ritmo de 4:30min/km para no “capuzar” y veo, para mi sorpresa que respondo bien. En la segunda vuelta me alcanzan las primeras chicas, su posición siempre suele un referente para mí, que normalmente rondo sus tiempos en muchas carreras. Pero esta vez pasa algo que me hace pensar. Les pregunto qué tal, y me responden, entre gestos, que bien, sin poder casi articular palabra. Su respiración es entrecortada, la típica del corredor que va al límite. En cambio yo iba medianamente fresco, así que decido apretar, subiendo la media hasta 4:15min/km, que consigo mantener, sin no poco sufrimiento, hasta el final. Más tarde me doy cuenta de que ellas estaban en la primera vuelta, pues les saco 9 minutos en la meta final. Nota mental, no ponerme los calcetines por encima del chip del tobillo, me he hecho una herida muy fea por el roce. Dato curioso los parciales de cada vuelta: 10:24, 10:18, 10:02 y 10:23, soy un reloj gracias a mi Garmin y mi hermano.
Llego a meta en solitario y mucho más fresco que en todas y cada una de las competiciones en las que he participado. Miro feliz a mi mujer, que está donde siempre. El crono marca 2 horas, 21 minutos y 40 segundos y hago el puesto 44. NO ME LO CREO.
Los tiempos finales son estos:
- Natación – Tiempo: 0:30:54 – Posición: 53
- Bicicleta – Tiempo: 1:09:39 – Posición: 42
- Carrera a pie – Tiempo: 0:41:07 – Posición: 49
- Tiempo total: 2:21:40 – Posición: 44 de 170
Mención aparte merece mi hermano, que ha terminado 6º en la general con un descomunal 2º puesto en la carrera a pie. Su tiempo final es de 2:09:26. Cuidado con él. La satisfacción del trabajo bien hecho genera felicidad. Ducha, cervezas al sol, charlas aburridas para los que nos oigan. Hemos reservado mesa en un restaurante de la playa y nos comemos un sabroso y bien merecido caldero con Fernando, ejemplar como siempre. Ni el tercer tiempo de un partido de rugby. Sobremesa para recordar. Volvemos a Murcia a media tarde, 12 horas después, tranquilos, felices y reventados. Mi hijo se duerme en el asiento de atrás del coche mientras suena Franco Battiato por el Puerto de la Cadena con el sol de frente.
La vida es bella.
Nota: Fotos propias, Geoff Cox y TriWhite.