Un año y un día después de mi estreno en este mundo del Triatlon, vuelvo a Agramón con la misma ilusión, bastantes menos nervios de novato y más responsabilidad. Vuelvo mejor preparado, muy bien acompañado y con un objetivo en la cabeza: bajar mi marca del año pasado.
Llegamos a las 11 de la mañana para dejar nuestras bicis, novedad respecto al año pasado, y recoger los dorsales. El ambiente ya es bueno, y me encuentro muchas caras conocidas: Tito, Oscar, Foski, Pello, Miguel, Pakito, Santi… Y algunas que por fin conozco como Armando, Maribel y Guillaume. Tres pedazo de personas. Tiene su gracia, pero comienzo a dar consejos a mi hermano, consejos sobre pequeños trucos que harán de su estreno una experiencia más agradable que la mía. Lo normal, durante el año, es que los consejos deportivos me los dé él, como preparador.
A las 16:30 ya estamos de nuevo en Agramón, dejando las cosas en la T2 para la carrera a pie, y subiendo al autobús que nos llevará al Pantano de Camarillas. Tengo la suerte de sentarme junto a Pablo y su padre, dos generaciones de triatletas en 1 metro cuadrado. Buena gente. El cielo se está ennegreciendo por momentos y parece que hasta hace algo de fresco, comparado con el calorazo matinal. Vemos muchos ciclistas que han preferido ir en su montura hasta la salida, aprovechando para calentar, cosa que lamenta no haber hecho mi hermano. También vemos algún pinchazo, cosa que lamenta sobretodo el afectado.
En la orilla ya se disparan los nervios, hay mucha gente (aproximadamente 350 participantes y muchos acompañantes), me cruzo con dos rusos con una pinta de máquinas que tira para atrás y comenzamos a calentar un poco en el agua. El agua está helada y comienza a llover. Se guarda un minuto de silencio por la muerte de David Quirós, el chico que estaba apuntado a la prueba y murió hace unos días en un accidente de tráfico. es un momento íntimo y emotivo, me emociono un poco y me relajo totalmente. Estas cosas minimizan todo lo demás. Como curiosidad, cuando suena la bocina dando fin al homenaje, los rusos salen nadando como delfines, pensando que era la salida. Risas y descarga de adrenalina. Pasan unos minutos en los que nos enfriamos bastante, veo incluso gente temblando del frío, hasta que por fin, a las 18:30 en punto, comienza el Triatlon de Agramón 2013.
Nos hemos colocado en las primeras filas y a la izquierda, cerca de la trazada de la primera boya. Este sector se me da especialmente bien, aunque desde el principio noto que estoy frío y no nado a gusto. Me adelanta mucha gente, aunque poco a poco voy recuperando. No hay muchos golpes y llego a la primera curva entrando en calor. Noto cómo las gotas de lluvia me golpean la cabeza. Sensación inolvidable. Hasta la segunda boya adelanto a más gente, y en el último tramo hasta la orilla de nuevo vuelvo a ir suelto… una pena que no fueran 200 metros más. Cuando salgo del agua, miro hacia el agua con el rabillo del ojo y todavía hay mucha gente nadando. Buena señal que se confirma cuando, tras los 500 metros de subida por camino de tierra, llego a la T1 y está bastante llena de bicis. Dejo las gafas y el gorro, me pongo el dorsal, las gafas de sol, el casco, los calcetines y las botas. También me enfundo el maillot del JPTeam de mi hermano, y me dirijo a la salida mientras me adelantan un montón de corredores en el propio box. Algo tengo que hacer para mejorar esta transición.
Bebo un buen trago de agua y me tomo un gel de limón que me regalaron en la última carrera. Comienzo a sufrir desde el primer metro, las rampas de la salida son mortales, hasta que enlazo con la carretera y la cosa se pone mejor. La novatada de hoy ha sido que me confundo de botón en mi Garmin y en lugar de darle al “LAP” para marcar la transición, le doy al “STOP” dando por finalizada, en mi muñeca, la carrera. Me rallo intentando poner de nuevo todo a cero, para luego en casa, editar y juntar las sesiones, pero no consigo atinar y corro toda esta parte totalmente a ciegas. No sólo no veo el pulso, sino que, al ir sin cuentakilómetros, tampoco sé la distancia y velocidad…
Imagino que no debo ir muy bien dado que, como siempre en este sector, me adelanta hasta el apuntador. Llego a Agramón y veo a mi mujer, mis hijos y mi padre, que me animan como si fuera campeón del mundo. Sólo por estos metros merece la pena el sufrimiento. Sigo pedaleando atravesando el pueblo y enfilando la subida hacia Hellín, y sigo rallado con mi pulsómetro, como muestra la foto siguiente. Menudo error de globero.
La bicicleta se me hace siempre pesada, no poder ir a rueda de nadie es un fastidio, sobre todo cuando eres un paquete como yo y continuamente te están adelantando, lo que te obliga a ir cambiando de carril para no ser sancionado. Incluso algunas chicas, que salieron del pantano 5 minutos después que los chicos, me adelantan como balas. De nuevo, tengo que mejorar este sector.
Llego a la T2, echo pie a tierra y me confundo de sitio, así que tengo que recular un poco e irme hacia la izquierda (foto de abajo). Cuelgo la bici, me quito el casco y el maillot, me cambio de zapatillas y salgo a correr concentrado en que la tercera parte, suele ser buena para mí. Curioso que, al igual que en la T1, haya multitud de bicicletas colgadas en sus perchas. Saquen sus propias conclusiones.
Los primeros metros se me hacen pesados, vuelve a hacer calor, y sigo sin referencias de mi reloj. Veo muchas caras conocidas en este tramo que me alegran la cara. Este año sé que son dos vueltas, y dosifico lo poco que me queda de fuerzas. La primera la hago controlando, pero me adelantan algunos triatletas y pienso que de perdidos al río: la segunda apretaré. Así lo hago, recuperando puestos y disfrutando de este mejor ritmo que, aunque suene raro, llevo con más facilidad. Hago una segunda vuelta muy buena. Contento. Creo que puedo bajar de 1 hora 25 minutos, lo que será un gran éxito personal.
Atravieso la meta con los brazos en alto, marca de la casa, y veo a mi mujer (a la derecha, bajo el arco, móvil en mano y gritando), mis hijos, mi padre y mi hermano, que ha llegado bastante antes que yo. Sonrío y bebo mucha agua. Disfruto, orgulloso de la compañía.
Estos son los tiempos oficiales:
Natación 0:13:27 (puesto 98)
Transición 1 05:19
Bicicleta 0:40:32 (puesto 185)
Transición 2 01:26
Carrera 0:23:06 (puesto 165)
Total 1:23:50 (puesto 167)
Resumiendo: He mejorado mucho desde el año pasado, pero el resto también lo ha hecho.
Posición 167 de 350 (el año pasado hice el 240 de 325) y 9 minutos menos en total.
Recortar 4 minutos en natación y 5 en bicicleta no es moco de pavo, además la carrera a pie ha sido ajustada en distancia, pasando de los 4.600 metros del año pasado, a los 5.000 justo de este año, por lo que habiendo hecho el mismo tiempo en la tercera parte, son unos 2 minutos más de mejora.
Mención aparte merece mi hermano, que se estrena en esto del triatlon con un tiempazo de 1:12:50 y un puesto 45 en la general. Próximo objetivo, además juntos, el TriWhite de San Javier, nuestro bautizo en distancia olímpica.
El año que viene, a bajar de la hora veinte.