Desde siempre me ha parecido admirable la capacidad de enseñar de los maestros.
Recuerdo perfectamente a aquellos míticos profesores del colegio que consiguieron que aprendiera las bienaventuranzas, que entendiera cómo funciona el clima, cómo se hace una raíz cuadrada, cuáles son las capitales de todos los países de Europa o cómo diferenciar el reino, tipo, clase, orden, familia, género y especie de cualquier animal… Conceptos que, a día de hoy, se mantienen intactos en mi cabeza. O ese otro en la Universidad que, como por arte de magia, hizo posible que me cuadrara un balance, me convenció de la utilidad del álgebra lineal, hizo que fuera hasta divertido el Derecho Mercantil, logró que prestase atención a la Econometría o me abrió la mente con sencillas, pero magistrales, explicaciones sobre la Publicidad y el Marketing.
Pero también recuerdo perfectamente la otra cara de la moneda. Amargados integrales que, en lugar de oficio, hacían de su trabajo un tormento para sí mismos y un suplicio para los alumnos.
Por lo que a mí respecta, me considero un nefasto “enseñador”. Llevo semanas intentando explicar a mi hijo la diferencia entre “ayer” y “mañana” y no hay manera, y soy de los que no tienen paciencia para explicar por teléfono a mi padre cómo solucionar un problema con su correo electrónico. Por ello tomé como un reto el hecho de dar clase en varios cursos en 2012 (me estrené el año pasado dando la clase de Oportunidades de Negocio en el MBA de la Universidad de Murcia), y comencé el 10 y 17 de Noviembre con Introducción al Marketing y Publicidad, una asignatura de compartida en el Master de Dirección Comercial y Marketing y el Master de Community Manager de AMYCA Centro de Negocios.
Poniendo toda la pasión que soy capaz (que no es poca) me lancé durante semanas a preparar las dos jornadas, de 4 horas cada una, con presentaciones repletas de ejemplos, conceptos, experiencias, vídeos, noticias, etc… En enero completaré el curso con el MBA de la Universidad de Cartagena. Creo sinceramente que el resultado ha sido estupendo.
Ahora me toca la parte más divertida: como parte del trabajo he tenido que poner un exámen-tarea a los alumnos, que estoy deseando recibir y corregir. Se trata de un caso práctico, en el que poniéndose en el papel del Responsable de Marketing o Director Comercial, según el caso, afronten situaciones reales y ofrezcan soluciones factibles y perfectamente argumentadas, usando para ello los conceptos explicados en las clases.
Seguiré informando..