Lo que me ha enseñado el japonés

¡Si es que no tengo tiempo!

Todos intentamos convencernos habitualmente a nosotros mismos de que estas palabras son verdad, nos damos excusas para no afrontar la realidad de que únicamente es cuestión de organizarse un poco cuando realmente queremos hacer algo y encontraremos el tiempo para ello. Otra cosa es que nos engañemos por falta de interés o por presiones externas que manchan las decisiones.

¿Cuántas veces has escuchado esta frase, ya sea de tus propios labios o ajenos? Yo también me lo digo, aunque intento hacerlo menos cada día, convirtiéndolos en intensos y con elecciones auténticas e implicadas, por eso hace mucho tiempo que no me meto en proyectos nuevos, solo me entrego a lo que me gusta y me aporta, o a nuevos retos personales que encajen en mi tiempo libre, que os aseguro no es mucho. Y si no hay tiempo, porque las 24h dan para lo que dan, hay que priorizar y sacar alguna cosa de esa caja temporal que todos tenemos bien llena, dejando hueco a otras que reclaman su sitio.

Ayer realicé el examen final del curso de japonés que este año me propuse realizar en la Escuela Oficial de Idiomas, con pico y pala he sacado espacios de debajo de las piedras para ir a (casi) todas las clases, estudiar, practicar tanto la escritura como los listening, el vocabulario y la compleja gramática nipona, aprobado con notaza, por cierto. Y sí, claro que he tenido que sacrificar otras cosas a cambio, pero la vida es mutable y gracias a Dios somos seres humanos libres para decidir en qué gastar nuestro valioso tiempo libre en hacer deporte, ver una serie, aprender un idioma, tocar la guitarra, tumbarnos en el sofá a no hacer nada o tocarnos los cataplines, que también hay que descansar, por supuesto.

El japonés tiene infinitas características únicas, comenzando por sus tres modos de escritura: hiragana (el silabario para palabras de origen japonés), el katakana (otro silabario usado principalmente para palabras de origen extranjero y que, en mi opinión, posiblemente no real, lo usan para no manchar su historia y su lenguaje con ciertos conceptos “importados”) y finalmente los famosos kanjis, esos caracteres de origen chino que son conceptos en sí mismos. Tres ejemplos:

  • Hiragana: ありがとう / Arigatō / gracias
  • Katakana: ハンバーガー / hanbāgā / hamburguesa
  • Kanji: 食べます / tabemasu / comer

Aprender un idioma, como bien argumentaba la película “La llegada”, te abre la mente hacia nuevos niveles de conciencia y percepción de lo que te rodea, la vida se entiende diferente en cada idioma y más aún cuando te introduces en los orientales, que no tienen nada que ver con los más usados en esta parte del mundo. Aprender japonés además, me ha enseñado a ser un poco más paciente, a practicar la constancia, y a desempolvar la escritura, algo que con tanto teclado de ordenador y móvil, se me estaba olvidando.

Lo que empezó como una tontería para saber decir tres chorradas en mi próximo viaje al Maratón de Tokio se ha convertido en un reto que probablemente continúe realizando el año que viene.

Termino con otra interesante enseñanza del idioma japonés: 忙しい (isogashii) significa “estar ocupado”, pero la composición del kanji tiene una sorpresa escondida, compuesto de dos partes: alma, corazón o espíritu por un lado y perder por el otro.

Así que estar ocupado, para un japonés, significa perder el alma. Tomemos nota.

Japón, tan lejos y tan cerca

Siempre he sentido cierta pasión por la cultura oriental, mi primer tatuaje (ya inexistente tras el correspondiente y doloroso borrado) era un hanzi de dudoso significado, he leído y visto libros y películas de esa parte del mundo con frecuencia e incluso aprobé primero y segundo de Chino en la Escuela Oficial de Idiomas, aunque tuve que dejármelo en tercero por una mezcla del aumento exponencial de la dificultad en ese curso y la falta de tiempo para estudiar y poder seguir las clases con solvencia conforme mi empresa iba creciendo.

Nunca me he quitado la idea de viajar a esa otra zona del planeta, tan lejana y a la vez, conforme se va globalizando esto a la velocidad del rayo, tan cerca. Por eso, tas un intento fallido en 2020 por culpa del Covid, vuelvo a la carga con una idea, loca quizá, pero en la que siempre he encontrado acompañantes: viajar a una gran urbe mundial y correr su maratón.

Ya fuimos en 2014 a Nueva York, con una carrera absolutamente sobrevalorada en mi opinión, quizá por el frío polar que nos tocó sufrir, porque era mi primera maratón o por las continuas subidas y bajadas que suman un considerable desnivel (crónica aquí). Repetimos en 2015 yendo a Berlín, un paseo por la pradera, temperatura ideal, aunque a cambio te toca entrenar las tiradas largas en el pleno verano murciano y eso es un verdadero suplicio, un recorrido precioso y circular, practicamente plano (crónica aquí).

La próxima parada es Tokio, en 2025, con tiempo suficiente para prepararnos física y económicamente, es un viaje caro pero claro, es que vamos a tirarnos 10 días conociendo Japón, su cultura, sus templos, sus míticas montañas como el Monte Fuji, moviéndonos en tren bala de una ciudad a otra (Tokio a Kioto), conociendo sus lagos, balnearios y seguro que comiendo el mejor sushi que nunca hayamos probado.

Para dar a conocer este nuevo periplo, presentamos por todo lo alto el propyecto hace unos días, y gracias a los patrocinadores y colaboradores, además de un gran descuento de grupo que nos ofrece la organización, viviremos de nuevo una aventura inolvidable.

A tiempo estás de unirte a nosotros.

¿Qué, te animas?


Toda la info aquí: “Maratón de Tokio 2025”

Deporte y trabajo, efecto sinergia

El momento de atarte las zapatillas de deporte tiene algo de místico, no os riais, algo de conexión interna con uno mismo, algo de impulso propio, de lanzarte a una rutina que, por muy repetida que sea, siempre aporta algo nuevo. Cada entrenamiento es diferente, cada trote cochinero, cada salida grupal con colegas del club. Lo asocio a la ilusión.

Ya sea por motivos de rendimiento deportivo, de salud o de afán competitivo, hacer deporte me ha ayudado tanto a nivel personal y laboral en mi vida que espero poder seguir haciéndolo siempre. La sinergia que proporciona sumar por separado las facetas que dan un resultado mayor que las partes que lo componen.

Con los altibajos lógicos que provoca la carga de trabajo y las responsabilidades (y placeres familiares), siempre he intentado mantenerme medianamente en forma, por salud física y por bienestar mental. Entrenar me ayuda a focalizarme en algo durante más tiempo, en estos días y entornos de atenciones incompletas y momentos efímeros, salir a correr una hora por el monte aporta una serenidad y relajación que no encuentro en otros sitios.

No valgo para hacer yoga ni para meditar (el TDAH juega en casa conmigo) y los únicos otros momentos de completa desconexión son las series en familia o los atracones de lectura en privado (ahora mismo llevo en danza cuatro libros al mismo tiempo), por eso el deporte diario es como una medicina.

Veía lejos volver a ponerme un dorsal, pero un calentón, qué típico, me lanzó a hacer el 10k de Murcia la semana pasada. Sin entrenamiento específico, pero con un buen estado de forma de fondo, me tiré al precioso recorrido por las calles de Murcia comenzando a un ritmo lento pero seguro, apretando conforme caían los kilómetros y las piernas seguían respondiendo. Camino de los cincuenta hacer menos de cuarenta y cinco minutos en esta prueba me supo a gloria.

Ahora disfruto con estos pequeños placeres, usando como terapia el deporte, complemento perfecto para agendas laborales estresantes. Ahora disfruto de una salida con mi hijo al lado en bici, parándome las veces que sean necesarias, sin calculadora de tiempos al lado, sin objetivos, disfrutando. Aunque debo reconocer que siempre he disfrutado, hasta cuando la boca me sabía sangre tras una sesión criminal de mi hermano en la pista de atletismo.

Ahora disfruto de un trote lento por el momento mientras me pilla la noche, de tomarme unas cervezas si hace falta el día de antes, sin remordimientos ni obsesión por mejorar unas marcas que ya no creo que alcance nunca. Ni falta que hace. El deporte, en ese sentido, también ayuda a entender el paso del tiempo, a aceptarse mejor uno mismo.

Veía lejos volver a hacer una media o un maratón, pero ya tengo en el calendario las dos siguientes muescas a la vista: Ibiza y Tokio nada menos.

Serán diferentes, serán memorables, serán místicas, de conexión con uno mismo, de impulso propio.

Nacho Tomás
HISTORIAS DE UN PUBLICISTA
Publicado en La Verdad de Murcia
Febrero 2023

Maratón de Berlín 2015

“El Maratón de Nueva York es como Vietnam, el de Berlín es un paseo por la Casa de la Pradera.”

Esta frase me sale del alma al cruzar la meta de la Puerta de Brandenburgo. Feliz, entero, sin dolores, con una cerveza en la mano, el sol en la cara, el Reichstag detrás, sintiendo el césped bajo mis pies y dirigiéndome al hotel dando un paseo con buenos amigos.

Maratón de Berlin 2015 - Nacho Tomás - Berlin2015M

Cuando hace un año acabé el Maratón de New York la sensación fue completamente diferente: roto de frío, dolorido, incomunicado, ninguneado por los policías americanos que no dejaron ni que me sentara en Central Park, haciendo colas kilométricas para coger un taxi y llegando al hotel casi 12 horas después de haberlo dejado esa misma mañana. Dos maratones, dos experiencias, quizá por el calentón de ahora podría decantarme por la carrera alemana, pero NYC es mucho NYC. Dejemos que pase el tiempo. O no, mejor ni comparemos.

Este año somos 17 corredores en el grupo NYC2014M, más una docena de acompañantes, el viaje es divertido, qué buena gente, cuántas buenas amistades pueden forjarse en tan poco tiempo. Hacemos piña desde que cogemos el bus dirección Alicante. Cuatro días en Berlín, Zurich, vuelta a Alicante y bus a Murcia. Recuerdos vivos desde el momento en que los vives, imagina en lo que se convertirán luego con la perspectiva y la nostalgia.

Maratón de Berlin 2015 - Nacho Tomás - Berlin2015M

Cruzamos los Alpes en avión y me viene a la cabeza cuando hace 12 años los crucé con Marcos en un tren expreso desde Padova, Italia, dirección al genuino Oktoberfest de Munich. Solo me falta hacer una carrera a pie o recorrerlos en bici… Tiempo al tiempo.

Maratón de Berlin 2015 - Nacho Tomás - Berlin2015M

Llego algo justo de entrenamiento a la cita berlinesa, los útimos cuatro fines de semana han sido duros: fiestas de Yeste, despedida de soltero, boda y fiesta sorpresa de 40 años a mi mujer. Y cuando hay fiestas, yo lo doy todo, como cuando entreno. Me ha faltado quizá una tirada larga, las únicas que he hecho podido hacer han sido de trail y además he tenido que ir al fisio 3 veces en la semana previa a la carrera, unas molestias inoportunas en el tibial impidieron poner la guinda a la preparación. Sea como sea, preparado estoy, no hay duda. Así que toca darlo todo. Allá vamos.

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Suena el Bolero de Ravel minutos antes de la salida y tengo el primer momento místico (reiros sí, pero pocas veces en mi vida he estado tan relajado), dan la salida y comienzo a correr con la estrategia en la cabeza, ritmo fijo a 5:00 minutos el kilómetro hasta la media maratón, suave, demasiado suave quizá, pero ya habrá tiempo de apretar. En lugar de 6 geles como el pasado año, este año llevo 5, me como uno antes de la salida, y guardo el resto en el cinturón para los kilómetros 10, 20, 30 y 36.

Pasan los minutos y todo va al milímetro excepto una parada a hacer pis que no puedo evitar, me relajo aún más si cabe ahora que estoy vacío y sí, mantengo ritmo de crucero hasta el kilómetro 21. Me adelanta muchísima gente, ya nos veremos en meta, pienso para mis adentros, vais a capuzar chavales…

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Cruzo la pancarta de la mitad de recorrido con un tiempo de 1h44m, así que decido subir un poco. Pero duro poco en ese poco, voy tan bien que merece la pena arriesgar y me pongo a 4:30 desde ya. Pasan los kilómetros y ni rastro de molestias, más que los típicos dolores de tobillo con los que convivo desde hace años, no hay de qué preocuparse. Más tarde unas ligeras molestias en piramidal e isquios, pero cambio ligeramente la zancada y adiós muy buenas.

Adelanto cientos, miles de corredores e incluso puedo permitirme apretar aún más en el último cuarto de la carrera, con parciales que rondan los 4:20 sin forzar la máquina. Sonará a chulo, pero voy sobrado y en ningún momento sufro lo más mínimo, incluso disfruto del paisaje, cruzando Berlín de punta a punta, de este a oeste, de norte a sur. Maravilloso trazado que, para más ayuda, viene marcado en la calzada con una línea de tres rayas azules que sigo a rajatabla como un penitente adelantándome en cada curva el lado al que girará en unos metros la calle.

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El recorrido está saturado de espectadores que animan sin descanso, cómo se agradece. Por poner un pero, los avituallamientos algo cortos (en longitud de mesas, me refiero) y sólo en un lado, provocando tapones innecesarios en mi opinión. El resto chapeau, los alemanos tienen controlado hasta el clima, a la hora de la salida unos 8º pero con sol agradable, suficiente para llevar una camiseta de manga larga los primeros 10 minutos y luego directamente manga corta. Ese típico día de invierno en Murcia o Valencia, con frío, pero soleado. Ideal para correr.

La conexión con España es constante, cada vez que paso por encima de una alfombra y suena el chip siento los ánimos de los que están pegados a la web o la aplicación oficial de la prueba siguiéndome los parciales. Vínculo real, os lo juro.

Los últimos 3km voy con el miedo en el cuerpo, en NYC se me bloqueo una pierna casi al final y por más que lo intente, no puedo sacarme de la cabeza esa posibilidad, pero nada, ni rastro de problemas. Voy a saborear estos metros, de estos minutos, de estas caras de los compañeros que adelanto, de los que me adelantan, del público.

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Cruzo la Puerta de Brandenburgo por el arco de la izquierda, hay menos gente y quiero sentirme de nuevo solo. Se me hace un pequeño nudo en la garganta. Doscientos metros. Graderío repleto de gente gritando nuestros nombres. Llegada a meta. Excitación. Recompensa. Orgullo.

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Paro el crono final en 3h19m48s. He hecho la segunda media maratón en 1h35m, casi 10 minutos más rápido que la primera y muy cerca de mi récord personal en esa distancia. Tremendo…

¡Viva la estrategia y viva la cabeza fría! Sé que en mis patas tengo más, mucho más, veremos qué nos depara el futuro.

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El proyecto NYC2014M se ha asentado y ya estamos pensando el siguiente “Mayor” al que hincarle el diente. Los patrocinadores se han portado tan bien como siempre y nosotros esperamos haberles devuelto con creces su apuesta:

  • Renault Herrero y López: patrocinador principal.
  • Inforges, Mesa del Castillo y Covirán Los Garres: colaboradores principales.
  • Cuídate Murcia: excelentes masajes fisioterapéuticos.
  • Mobel Sport: gracias por las camisetas, alta calidad.
  • Novatour: gracias por el traslado al aeropuerto.
  • N7: qué voy a decir de mi empresa, nos encargamos de la comunicación en general del proyecto.

¡Gracias a todos, mil gracias!

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Y qué decir de mis compañeros de viaje: Marcos García, Antonio Rentero, Antonio Fernández, Pablo Cantero, Paco Molina, Quique Quiñonero, Javi Lucas, Fernando Hidalgo, Sabas Baños, Rubén Lax, Antonio Iniesta, Alejandro Arana, Paco Liaño, Xabi Losada, Diana Cardo y Boticario Sánchez.

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Sin olvidarnos de Marimar Román y José Maciá, que no pudieron acompañarnos en el último momento ni de los acompañantes, apoyo imprescindible en estas citas. Gracias también a la gente de Marathinez, Luis y Lidia, generosos y profesionales. Y en especial a mi hermano, amigo y entrenador, Jorge, que con sus consejos y apoyo estuvo continuamente presente.

Marathinez Maraton de Berlin 2015Maratón de Berlin 2015 - Nacho Tomás - Berlin2015M Maratón de Berlin 2015 - Nacho Tomás - Berlin2015M Maratón de Berlin 2015 - Nacho Tomás - Berlin2015M

La noche de la carrera lo dimos todo en el Oktoberfest que se organizó en Alexander Platz donde por fin, tras tantos años de cantar la canción de Franco Battiato, tenía el placer de estar:

Alexander Platz auf wiedershen
y había nieve,
nos vemos esta noche fuera del teatro:
“¿Te gusta Schubert?”

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En el calentón de la vuelta no dejamos de hacer planes a futuro, es la nota habitual en un viaje que te deja huella. Algunos ya están mirando vuelos y dorsales para los maratones de Roma y París de 2016, aunque el proyecto NYC2014M oficialmente no hará nada hasta 2018 en el que, muy probablemente, nos vayamos a… (redoble de tambores)… un país muy muy muy lejano… ¡Seguiremos informando!

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Respecto a Berlín como urbe, sorpresa total, una ciudad única, mezcla heterogénea de modernidad puntera y decadencia ochentera. Cada calle es un mundo y junto a grupos de hipsters bailando alrededor de un “artista” y bebiendo (curioso la cantidad de gente que va por la calle con una botella de cristal de cerveza en la mano) encuentras abuelas sacadas del otro lado del muro sentadas en las puertas de sus casas, charlando con las vecinas. Suciedad y limpieza, belleza y ruinas.

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Tanto la noche del viernes, el día que llegamos, como la del domingo, las dedicamos a hacer algo de turismo por la ciudad. Turismo y cervezas, claro. Y codillo, que no falte. Los canales y el Spree dan ese toque mágico que tienen las ciudades con río.

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El único muro que tuve esta vez fue el de la foto, ¿suerte o buen entrenamiento? Cómo echo de menos la bici y nadar, han sido 44 días sólo corriendo. Menudas ganas de bracear y pedalear.

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Que no se me olvide contar la cantidad de bicis que hay en Berlín, reconforta verlas por todos sitios: calzada, aceras, paseos, parques, carriles bici… Respeto total por parte del resto de vehículos y muy pocos coches privados, al menos en el centro de la ciudad. Para aprender.

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Llego a Murcia cansado, con sueño y resaca, el viaje de vuelta ha sido muy largo, salimos del hotel a las 9:45 y llego a mi casa sobre las 22:00, doce horas de aviones, autobuses y mucho andar.

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Llego a Murcia contento, con otra medalla al cuello. Parece que no se me da mal esto de organizar viajes, las caras de mis compañeros de viaje y sus miles de whatsapps posteriores te ponen las pilas. Veo a mis hijos y mi mujer, que esta vez no han podido acompañarme y la alegría es plena, completa, total. Rebosante.

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Volveré.

Y espero que estés ahí conmigo, si no corriendo a mi lado, al menos leyéndome.

 

 

 

 

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Próxima parada: Maratón de Berlín

Pues ha llegado el día, mañana sale el avión hacia Berlín y el domingo toca recorrer la ciudad corriendo. Por delante 42kms apasionantes por las calles de una ciudad que, tiene su gracia, todavía no conozco. ¡Qué mejor manera de hacerlo que pateársela trotando!

Este viaje es el segundo que hemos organizado desde la Asociación Deportiva NYC2014M. Ya veremos qué pasa el año que viene… seguid atentos a las novedades en nuestra web: www.nyc2014m.com Aprovecho para dar mis más sinceras gracias a los patrocinadores que nos apoyan.

 

Berlin Marathon Map

Qué curioso que este año 2015, el Maratón de Berlín cumpla su 42º edición. Y más curioso aún es que mi segunda prueba en esta distancia sea aquí, tras el año pasado cruzar la meta de Central Park en Manhattan, NYC.

En mi mente estos días no para de sonar la archiconocida canción de Leonard Cohen y su estribillo: “First we take Manhattan, then we take Berlin.”

Espero mejorar el tiempo que hice en mi estreno en la Gran Manzana, donde paré el crono en 3 horas y 42 minutos, este año el objetivo es mucho más ambicioso: 3 horas y 29 minutos, por debajo de 5min/km. Ya veremos si lo consigo.

Dorsal Maraton de Berlín

Si quieres seguirme en directo durante la carrera, puedes descargarte la app oficial y meter mi nombre (Ignacio Tomás) o el dorsal (35143).

También se puede seguir por televisión (aunque dudo mucho que me veais por ahí) en estos canales:

Será un placer recibir tus ánimos tanto por aquí en forma de comentario como en directo a través de Facebook o Twitter.

¡Nos vemos en la Puerta de Brandenburgo!

 

 

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