El 18 de Octubre de 2011 el deporte volvió a mi vida. Salí a correr. Casi dos años y medio y 2.600km después, he sufrido mi primera lesión.
Desde siempre he practicado algún deporte, aunque sólo baloncesto a nivel competición (ligas municipales de Madrid) y nunca había tenido ningún susto como este. Bueno, he tenido esguinces, torceduras y escayolas como todo el mundo. Pero tan frustrante, nada. Tras varias semanas de preparación para la mítica Media Maratón de Santa Pola, en el kilómetro 8, la rodilla derecha levantó la mano y dijo “aquí estoy yo”. Iba sobrado, a un ritmo de 4:45 min/km aproximadamente, reteniéndome y sabiendo que podría haber apretado mucho en la segunda parte de la carrera. A ojo, creo que, viento mediante, habría rondado 1h 38m, lo que sería mi mejor marca personal.
Así (no) acabé la Media Maratón de Santa Pola.
Un agudísimo dolor impidió que diera un paso más, obligándome a ser atendido por las asistencias de la prueba. Me inyectaron un Voltarén intramuscular, fui al coche a cambiarme, me dirigí al bar más cercano. Mientras Antonio Rentero y Nacho López de Sa, mis dos compañeros de andanzas esta vez, terminaban, y me tomé 2 tercios de Mahou 5 Estrellas. Tristeza, frustración, rabia, pena e impotencia se daban codazos por entrar en mi cabeza mientras el alcohol y el antiinflamatorio actuaban de seguratas. Llegué a Murcia y por la noche los dolores volviero, fuí a urgencias y descartaron lesiones de gravedad, así que me vendaron y recetaron 5 días de reposo relativo.
Aquí estoy, a martes, subiéndome por las paredes, aunque imcumplir, por obligaciones laborales, el reposo, ayuda bastante. No podía imaginarme lo bien que sientan los ánimos recibidos, por redes sociales, whatsapp o directamente, llamando. Sois grandes. Y yo, ahora, pequeño. Gracias.