Quizá por la educación que he recibido nunca he entendido a la gente maleducada, a esa gente que piensa que está por encima del bien y del mal. No saludan, no se despiden, no dicen por favor. Veo a diario comportamientos de padres de los que mejor ni hablar.
La absoluta falta de sentido ciudadano global nos ha llevado a esta situación de egoismo extremo individual. Sólo actuamos cuando algo nos afecta personalmente. Tenemos ejemplos todos los días y no quiero ponerlos sobre la mesa, este post no es acusador, quiere ser solucionador.
Los camareros suelen sorprenderse cuando ven a mis hijos darles las gracias. Este sencillo acto puede ser la base de todo.
Foto: Brett Davies.