Aún no sé si se ha dado el caso de que tres hermanos compitan en el mismo triatlon el mismo día. De lo que estoy prácticamente convencido es que será difícil encontrar el caso de que dos de ellos suban al podio. Triatlon Olímpico de Jumilla 2015: Jorge hace tercero de la general y Pablo tercero sub23. Mi abuelo estaría orgulloso.
Comienzo la crónica por el final y hablando de ellos, de la familia y los piques sanos que surgen entre nosotros. La salsa del deporte.
Los entrenamientos anuales comienzan a dar sus frutos, ha sido un periodo de muchos cambios, de horarios y de trabajos, ajustes que me han permitido subir a una media de 6 horas de entrenamiento semanales, casi el doble del año anterior.
Este Triatlon de Jumilla es especialmente complicado al tener dos zonas de transición totalmente diferenciadas, lo que obliga a dejar las bicicletas el día antes por la tarde, de modo que un camión de la organización las traslada al pantano de Camarillas, donde se realiza el primer sector, a nado, de la prueba. Hemos convertido esa complicación en una ventaja y nos hemos ido a nuestra casa de Jumilla los 12 triatletas del club que vamos a competir en esta prueba, en una mezcla de convivencia-concentración previa que ha servido para estrechar aún más si cabe los lazos que nos unen.
Cenamos pasta como si no fuéramos a comer nunca más en nuestras vidas. Damos un paseo y a la cama prontito. A las 5 suena el despertador, desayuno lo de siempre: mucho cafe con leche y muchas (muchísimas) galletas. Un plátano a la mochila para comerlo, como cada competición, una hora antes de la salida. 4 horas más tarde, se dice pronto, estamos en la orilla del pantano, con esos nervios tan característicos que anteceden el bocinazo que pondrá en marcha el espectáculo. Es el primer triatlon olímpico que realizo sin drafting (no puedes ir a rueda de nadie en bicicleta) lo cual premia a los ciclistas aún más de lo habitual. Estoy con ganas. Se nota. Eso me dicen.
Desde el primer momento me siento cómodo en el agua, es la primera vez que uso neopreno en una carrera y las sensaciones son tan diferentes que por un momento pienso que voy en cabeza. Al llegar a la primera boya me doy cuenta de que no ha sido una sensación, es una realidad y estoy, a ojo, entre los 20 primeros. Me centro en continuar nadando relajado, hay pocos golpes esta vez, excepto algún manotazo aislado y totalmente normal.
Encaro la vuelta y, sorpresa, la boya amarilla, única referencia cuando estás en pleno esfuerzo, en la que tenemos que volvernos para girar no está. Sigo concentrado en la respiración y brazadas, no me vaya a dar flato, pero la boya sigue sin aparecer. Por las referencias de los árboles y la gente que está en la linea de salida puedo hacerme una idea de la trazada hasta que, ya muy cerca de la orilla, no doy crédito cuando veo que una lancha de la organización se ha puesto delante de la boya, tapándola por completo. Me paro a su lado y grito algo que ahora no recuerdo, semejante a: «¿Pero estáis locos? ¡Poned la boya delante!»
En esos momentos veo cómo algunos nadadores han girado antes de darle la vuelta por detrás a la lancha (y la boya), lo que me ha hecho perder bastantes posiciones, puesto que yo sí he dado todo el giro. Maldigo la situación y encaro la segunda vuelta intentando relajarme. Adelanto varios puestos y ya no sé en qué posición estaré. Salgo del agua y me pongo las zapatillas para hacer la transición 0, como algunos la llaman, que conecta la orilla del pantano con el box. «¡Vas muy bien, Nacho, el 25 o así!» me grita alguien. Lo que me pone las pilas y subo como un cohete, destino mi bici. Veo a mi amigo Oscar (que está en la orilla a punto de comenzar su Medio Ironman) y a Maribel. Sus ánimos son gasolina.
Siempre he temido al sector de la bici, es habitualmente el que peor se me ha dado hasta la fecha. Pero los entrenamientos de este año no han sido en balde y en el kilómetro 24 de los 46 ya he alcanzado a Fran Parra. ¿Quién es este tipo? Pues es el compañero de equipo con el que me he picado desde hace varios meses, con la mente puesta en este Triatlon de Jumilla. Él es un nadador consumado, se defiende en bici y corremos a la par, por lo que estará reñido saber quién será el ganador particular de esta mini-competición. Fran sale del agua en novena posición y yo el 21, me ha metido 2 minutos y medio que, como antes he contado, he conseguido pulverizar a mitad de sector. Le veo a lo lejos, me pongo a su lado y le animo pero sé que esta apuesta ya tiene un ganador. Voy a cerca de 34 km/h durante todo el recorrido, y eso que hay casi 600 metros de desnivel positivo acumulado.
Cuando me he tomado un gel a la salida del pantano, se me ha caído otro, así que estoy sin nada para afrontar el resto de carrera, hasta que veo a los amigos de Adventure Bike en al avituallamiento de Agramón y les pido uno, que me guardo dentro de la pernera del mono. ¡Gracias tíos!
Durante este sector vuelo literalmente, nunca me había sentido tan fuerte sobre dos ruedas, adelanto y me adelantan pocos, buena señal al haber salido tan arriba del agua. Hay algo de viento en contra, pero no muy molsto. Me acoplo y tomo la referencia, dejándole unos metros por delante, de un ciclista llamado Enrique, es todo lo que por ahora sé de él, el nombre de su dorsal, que va a mi misma velocidad. Los jueces en moto, muchísimos, comprueban que vamos lo suficientemente alejados como para no chupar rueda. De hecho me pongo en el lado contrario de la carretera cada vez que él se mueve, para no dejar ninguna duda. Lo dicho, disfruto como un enano y llego a la transición 2 como un misil. Contento, convencido de que sigo en las primeras posiciones.
Me bajo de la bici con bastante problemas pues dudo entre dejar las botas caladas e ir corriendo o quitármelas como siempre y correr con ellas puestas. Tras un momento de tensión en el que no me caigo de milagro, consigo meter las botas de la bici en una bolsa y sacar las zapatillas de correr (aún no me explico esta decisión de la organización) y salgo a por el tercer y último sector de hoy.
El sol es ya de justicia a esta hora del día, y eso que parecía nublado, lo que complica un poco los ritmos iniciales. Me planteo ir a 4 minutos por kilómetro muy centrado en la técnica y mirando de reojo por si se me acerca alguien por detrás. El cansancio comienza a hacer mella, van casi 2 horas de competición y entonces me acuerdo del gel que me había guardado. Lo saco con tan mala suerte que se me escurre de las manos y se me cae al suelo. Decido continuar corriendo, sólo queda algo más de la mitad y perder el tiempo en parar, darme la vuelta y cortarme el ritmo creo que no merecerá la pena. Pero entonces mi Pepito Grillo interior me convence de que más vale perder 1 minuto que tener un pajarón y hago todo lo que hace 30 segundos negaba. Me tomo el gel como si fuera maná del cielo y encaro la segunda vuelta apretando los dientes. Entonces veo a Fran, con el que me cruzo en una zona de doble sentido. Le saco unos 3-4 minutos. Respiro tranquilo.
Llego a meta bastante entero, veo a mi padre y Fran Francés animando. Aprieto los puños y levanto los brazos. Esta vez la foto sí que es representativa. No me imagino lo que debe ser ganar una carrera alguna vez. Busco a mi hermano Jorge y esperamos juntos a Pablo. Tres Tomás Triatletas en meta. ¡Mola!
Los tiempos finales oficiales son estos:
- Natación – Tiempo: 0:27:00 – Posición: 21 (Media de 1:40, contando el parón en la maldita boya invisible)
- Bicicleta – Tiempo: 1:22:11 – Posición: 20 (Media de 33,5km/h)
- Carrera a pie – Tiempo: 0:41:35 – Posición: 23 (Media de 4:13m/km)
- Tiempo total: 2:37:34 – Posición: 21 de 160
Vamos llegando todos los compañeros de equipo, animándonos entre todos. Ahora toca hablar un buen rato, tomarse muchas cervezas y analizar lo sucedido. Es un lujo compartir momentos con esta gente: Pablo Candela, Joel García, Antonio Lopez, Alex Martinez, Matias Gonzalez, Manolo Grillo, Eneko Emparanza, Antonio Fernandez (el presi), Eduardo Juarez, Fran Parra y mis hermanos.
Casualidades de la vida, Enrique el ciclista referencia, es el hermano de un viejo conocido. ¡Qué cosas!
Gracias a Bricofermín por ser nuestro patrocinador principal, y al resto de empresas que confían en el deporte como canal de comunicación. Esto debe ser parecido a los futbolistas cuando dicen que sienten los colores, ¿no?
Dejo para el final una pequeña crítica a la organización, que podría tener pase por ser nuevos en esto:
- Hubo una reunión técnica que contradijo aspectos que se comentaron por mail unas horas antes.
- Se cambió la hora de salida el día antes.
- El tema de las boyas en el pantano que ya he comentado arriba, esto es de traca, sólo si has nadado en un pantano con otros 150 animales dándote palos entiendes lo incomprensible de que taparan la boya, única referencia para los nadadores.
- Los jueces en la salida decían cada uno una cosa respecto a los chips, cestas de transición, guardarropa, etc… Desesperación.
- La seguridad de las zonas de transición era nula: podía entrar gente y llevarse una cabra o un casco de valor económico importante y nadie se habría enterado.
- Insuficiente señalización en los cruces de la carrera a pie y de la bicicleta, les preguntabas y nadie sabía nada…
- Eso sí, la gente ENCANTADORA.
Ojalá sirva para que mejoren de cara al año que viene.
La clasificación oficial queda así: LINK
En resumen, ha sido una buena piedra de toque y prueba de fuerza para el gran objetivo de este año: el Half Ironman de Almudayna del 30 de Mayo.
¡Me veo preparado!
NOTA: Fotos propias, de mi padre, de Adventure Bike y de la organización.