Propiocepción.

Parece fácil.

Viene de uno mismo y percepción.

Acaba el año. Haciendo fuerza y jugando a obviarla. De eso se trata. Sale a la calle de noche. Recorre en silencio y de memoria los últimos doce meses. Se los sabe al dedillo. Al menos su parte. Qué otra puede haber. Veinte versiones de la misma historia. Y luego está su verdad, la buena. Ja. Vive de nuevo cada paso, cada frenada. Inspira cogiendo aire mientras recuerda algunas caras. Algunos gestos. Algunos mudos de frente y desatados a la espalda. Hasta hay quien decide echar una alfombra encima de este suelo tan sucio, sin limpiarlo de la podredumbre que quedará siempre debajo. Escondida a la vista. Luego olerá. Siempre huele. Y al final apesta. Pero no. Sabe que no. Sabe que cada versión esconde una verdad. De eso no tiene duda. Toca investigar. Acaba el año.

Comienza el año. Oscilando entre dos extremos. En esta mano la inercia que le mueve sin darse ni cuenta a realizar la gran mayoría de movimientos de cada uno de sus días, esa a la vez invisible pero tan lúcida que conduce en piloto automático sus neuronas dejando lo justo a la improvisación, esa a la que quizá va siendo hora de mandar a la mierda. En esta otra mano el ser consciente de las posturas que su cuerpo toma de manera automática, las ganas de superponerse (que no sobreponerse) a la lista interminable de defectos que observa cuando se mira al espejo. El del alma. Ese que duele. Y los ve. Y le duelen. Y se olvida sobreviviendo. Malos instrumentos reflectantes. Comienza el año.

Decide que ya basta de grises en algunas perspectivas y decisiones de su vida. O blanco o negro. Todo o nada. Y bueno, reconoce que esto es lo que piensa aquí y ahora. Allá y mañana puede que cambie de opinión, puede que incluso sea la contraria. Y no se martirizará por ello. Ladran, luego evoluciona. Por dentro ruge, por fuera sonríe. Es el tiempo. Maldito tiempo. Y tú en la grada animando al rival. Acabáramos.

Empieza dos mil diecisiete viendo cómo por fin se esfuma el año anterior. Ese que se fue oliendo a mugre. Y toca listar nuevos propósitos en círculo. Pero por una vez será sincero. Baja al campo. Toca sudar. Ya no merece la pena frustrarse desde el principio. Convirtiéndose en rehén de sí mismo e imaginándose en un futuro plagado de imposibles.

Hace balance.

Se mira por dentro.

Aprieta la mandíbula.

Parece fácil.

 

UN TUITERO EN PAPEL
Nacho Tomás
www.nachotomas.com
Artículo publicado en La Verdad de Murcia el 4 de Enero de 2017

Fecha original de publicación:4 enero, 2017 @ 06:47

Funcionarios, relojes, trenes y universos paralelos.

¿Es el Ministerio del Tiempo la mejor serie española de todos los tiempos? Ahí lanzo la pregunta. No es que sea yo un experto en cine ni en televisión pero sí lo soy en mis emociones y esta serie me ha enganchado como pocas. Comencemos por el principio, tranquilo que no voy a destripar el argumento. La intención de esta columna semanal es intentar que si no la has visto lo hagas. Estoy seguro de que al final me lo agradecerás.

La idea es sencilla, en España existe un Ministerio que sirve para viajar al pasado con el objetivo de solucionar problemas que hayan surgido de forma imprevista y pudieran conllevar que el devenir de la Historia de nuestro país discurriera por otros cauces. No te esperes un edificio futurista con aparatos ultramodernos y realidades virtuales, se trata del típico lugar oficial que encuentras si visitas cualquier organismo público para hacer papeleos en el país, con señalética del siglo pasado y oliendo a naftalina. Acierto.

El trabajo de los funcionarios del Ministerio del Tiempo no es más que ese, intentar que las cosas no cambien en la antigüedad para que la actualidad siga siendo la que es. Vale, ya tenemos el primer momento de posible discusión: si pueden variar el pasado, podrían haber arreglado esto o aquello, pensarás. Pues esa es quizá la gracia, que tú querrías cambiar algo pero tu vecino otra cosa, lo cual da juego para muchas cervezas. Otro acierto.

Gracias a la serie aprendes mucho y casi sin darte cuenta, revisitando las conocidas aventuras de los Reyes Católicos, el Cid, Colón, Lope de Vega, Dalí, Picasso o Lorca, pero desde un punto de vista y prisma totalmente diferente y con todas las licencias que se debe y puede permitir una obra de ficción. Es probable que me haya encantado porque siempre me han interesado esos hipotéticos universos paralelos en los que nuestras vidas puedan entretejerse con otras en otros modos y otros momentos debido a un simple cambio en un crucial instante. En este caso tienen mucha culpa los protagonistas y sus historias personales genialmente trazadas impregnándolo todo. Además, la idea traspasa la pantalla, inundando las redes sociales e incluso la realidad, provocando un universo multiplataforma, a nivel transmedia, que atrae mejor y más profundamente. Para colmo los continuos golpes de humor son del bueno, nada de superficialidades tan típicas en algunas películas y que tan poca gracia me hacen.

No me enganché en su momento, la he tenido que ver en el tren, entre viaje y viaje, con sesiones de dos o tres capítulos de un sentada alguna vez. El guión, la calidad narrativa y los planos en ciertos momentos están al nivel (que me perdonen los eruditos) del mejor Christopher Nolan (Memento, El Truco Final, Origen o Interstellar) si pensamos en películas o de Lost si hablamos de series.

Desde luego, es una absoluta delicia y como tal la he disfrutado. Y ahora vamos a por Narcos.

 

UN TUITERO EN PAPEL
Nacho Tomás
www.nachotomas.com
Artículo publicado en La Verdad de Murcia el 7 de Diciembre de 2016

Fecha original de publicación:7 diciembre, 2016 @ 07:32

El Proceso

Cambiar de rutinas no es, ni mucho menos, tarea fácil.

Existe una serie de actos desarrollados por nuestra cabeza y cuerpo de una manera casi robótica. La memoria muscular actúa con una fuerza comparable a la magnética, simplificando la mayoría de las acciones que realizamos de una forma más o menos frecuente. En principio podemos pensar que se trata de algo bueno, positivo, e incluso beneficioso. De hecho, a efectos académicos o aplicados a la enseñanza, la utilidad es máxima y exponente incluso de muchas teorías educativas.

Pero, como en casi todo, existe un lado oscuro.

El mayor inconveniente de este proceso mental, la cara oculta del asunto, en mi opinión, es que la vida sedentaria y monótona a la que nos somete la sociedad en que vivimos ha acabado por ampliar el número de movimientos que se rigen mediante esta máxima.

Cinta de Moebius

Llamaré “El Proceso” a una serie de consejos que uso (y te propongo) para interpretar las señales que nos envía el cerebro, a captar la esencia que separa el instinto de la mecánica, a entender mejor las acciones en nuestro día a día, ya que, excepto las funciones fisiológicas (el primer nivel de la archiconocida Jerarquía de las Necesidades de Maslow) el resto deberían obedecer a procesos más o menos pensados e interiorizados, pero nunca “rutinizados”.

Mañana por la mañana, no utilices el abre-fácil del tetrabrick de leche, ábrelo con tijeras y cambia el orden habitual de café, leche y azúcar. Aparca el coche una noche en la calle, aunque tengas garaje propio, y recuerda dónde está a la mañana siguiente. Cepíllate los dientes con la mano izquierda. Pon el libro al revés y lee así una página cada diez de tu libro de mesilla, pero en lugar de hacerlo en la cama, cámbiate al sofá.
Si eres motero, prueba a cambiar de casco y cuenta los días que tardas en ponértelo igual de rápido que lo hacías con el anterior modelo, y en cuanto lo hayas conseguido, vuelve al casco anterior. Inventa cada noche un cuento para tus hijos, mezclando lo mejor de los que te sabes. Cuando salgas a correr, gira por esa calle que nunca pasas o haz el recorrido en sentido contrario. Benditos desvíos provisionales. La próxima vez que hayas quedado con alguien, intenta que se te haga pronto y disfruta del lugar al que has llegado mirando los techos de los edificios que te rodean, apuesto a que, por mucho que los conozcas, encontrarás detalles sorprendentes.

Repite todo esto a diario cambiando algo.
Escapa de la Cinta de Moebius.

Nota: Artículo publicado originalmente en TechPuntoCero en Septiembre de 2012. (LINK).

TEDxMurcia2012

Recién llegado a casa después de 10 horas de TEDxMurcia 2012 aún me quedan ganas para redactar este post. Ha sido una experiencia francamente recomendable, enriquecedora y más que repetible.

TEDxMurcia

Con puntualidad, se agradece siempre, ha comenzado la Primera Sesión, un video introductorio de Chris Anderson, contando en qué consiste TED y TEDx. Enseguida hemos pasado a Christian Felber y su “Economía del Bien Común”, un concepto alternativo y sostenible aplicable a mercados, personas y empresas, me ha gustado. Posteriormente César García ha presentado “La comunicación de beneficio mutuo en la sociedad “MiWi””, una idea que combina el yo y el nosotros, muy original y bien presentada. Más tarde Higinio Marín, con “Tener, tener-se y perder-se, lo complejo como pérdida” me ha dejado con la boca abierta, un golpe directo a la conciencia de los objetos materiales que llegan a poseernos. Espectacular.

Tras la pausa, en la que he tenido la suerte de compartir café con varios ponentes y miembros de la organización, hemos vuelto con fuerza de la mano de Iona Pergo y su “Dollsquimia”, una performance video-musical impactante en la que he echado en falta que nos explicara cómo ella misma interactuaba, a través de un mando de la Playstation y una guitarra del Guitar Hero, con la proyección. Luego ha sido el turno de Marc Grau que nos ha contado “El arte de buscar el equilibrio”, ponencia que ha sido continuada por el vídeo de Graham Hill titulado “Less stuff more happiness” en el que se aboga por usar menos espacio en la vida y dejar la mínima huella ambiental posible. Elena Alfaro ha presentado con pasión y convencimiento “Las ideas no duran mucho, hay que hacer algo con ellas”, en el que critica el sistema (casi mafioso, en mi opinión) de las editoriales y los libros de texto en España. Para terminar la sesión ed mañana, el gran Dani Torregrosa nos ha arrancado aplausos a mitad de “Nunca la perspectiva fue tan literal” que ha terminado leyendo a Carl Sagan y “Ese pequeño punto azul pálido”. Me ha encantado. Antes de irnos a comer, Alba Lucía, a la que no conocía y me ha sorprendido, nos ha cantado “Someone like you” de Adele y “Lucía” de Serrat. Buenísima.

Ponentes TEDX Tras un buen café y con algo de sueño en las caras de más de uno, ha comenzado la sesión de tarde, en la que José Manuel López Nicolás nos ha despertado y mostrado, con “Ciencia, publicidad y alimentos funcionales”, el lado más oscuro de la publicidad en cosméticos, alimentos y otras muchas cosas. Para pensar en ello. Muy interesante. Continuaba Juan Miguel Aguado y su powerpoint (como muy bien él mismo ha expuesto/criticado) titulado “Comunicación líquida. Las complejidades de la simplicidad”. Hemos continuado con el video de Carl Honoré, “In praise of slowness” con el que me he sentido, lamentablemente, muy identificado (aquí LINK). Tomaré buena nota. Luego Teresa Jular nos ha contado la idea del árbol estratégico con su ponencia titulada “+ diseño para otra economía: así de simple”, posiblemente por la hora, se nos ha hecho un poco densa a más de uno. Tras otra pequeña pausa, otra sorpresa musical, esta vez de la mano de Ángel Cámara que ha interpretado al piano un fragmento de “Appasionatta” de Beethoven. El entorno, la acústica y su talento han redondeado un precioso momento. Más tarde, de nuevo ha subido al escenario Iona Pergo, esta vez como ponente, “Push the button. El valor de lo lúdico” ha sido el título de su disertación sobre el juego en nuestra vida. Óscar Sánchez presentaría después “El optimismo como motor del cambio positivo”, otra presentación en la que me he visto reflejado, esta vez para bien. Ha sido Ángel López Naranjo el encargado de poner el punto y final al evento, y con “Hoy puede ser un gran día…” nos ha levantado de los asientos. Broche de oro a un día intenso.

rom

Resumiendo, y haciendo balance, una jornada completísima, en la que Radio Online Murcia (rom) ha sido medio oficial, lo que todavía me da un motivo más de satisfacción. Desde aquí lanzo un gran saludo a toda la gente que he conocido hoy. Un saludo especial para Carlos Montaner y toda la organización, así como a los ponentes. Nivelazo. Como siempre, lo mejor de los eventos es la gente conocida, la nueva que conozco, con la que hablo y de los que tanto aprendo. Espero repetir, como oyente a modo personal, y como partner a nivel empresarial, otros muchos años..