Estoy a favor de la ética publicitaria tanto por parte de los anunciantes como por parte de los medios y soportes. También a favor de mecanismos que permitan sanciones importantes a quienes los incumplan. Dentro de esta ética publicitaria no hablo sólamente de decidir si algunas campañas son o no son “admisibles”, puesto que en ese caso siempre toparemos con las subjetividades de los reguladores (machismo, racismo, apuestas…), sino de cumplir las leyes establecidas.
En España incluso existe la Asociación para la Autorregulación de la Comunicación Comercial (AUTOCONTROL) pero es curioso que exista una Ley de Financiación de 2009 que prohibe la publicidad en los medios públicos (RTVE) que es continuamente saltada a la torera por grandes anunciantes (Campofrío, Vodafone…) disfraza de patrocinios culturales. Hacienda (quién si no) ha tomado cartas en el asunto y ya veremos en qué queda la cuestión.
De la mano de la ética publicitaria suelo contemplar la veracidad de la información publicitada, el caballo de batalla de las organizaciones de consumidores, asunto que debería ser cortado de raíz (falsedad, engaños, letra pequeña…)
Para terminar, no estaría mal que la autoregulación se extrapolara a la industria musical, con la que tanto tenemos que ver desde la publicitaria, para que no se permitieran letras de canciones como esta: “Celos” de Andy y Lucas.
Ella es la que alegra y endulza mi cara
La que aguanta mis malos humores
Y, encima de todo, se calla
Ella es, a la vez, tan jovencita y tan loca
Para mí siempre será la primera
A pesar de conocer a muchas otras
Yo directamente es que no me creo la autorregulación, no funciona y es muy deficiente.
Totalmente de acuerdo, Ramgon.
Justo la semana pasada me preguntaban sobre el tema para una práctica universitaria. Estoy bastante de acuerdo con tu posición Nacho, y con Ramgon en que la autorregulación nunca es suficiente. Si fuera así, por lógica, no haría falta ninguna ley. Debe haber un control superior por el bien de todos, en todos los campos y en la publicidad también.
Falta general de ética.