No sé vosotros, pero estoy harto de los que reparten carnés de españolismo. De los que usan la memoria histórica a su antojo. De los que destrozan el castellano en nombre de su ideología. De los que solo miran atrás. De los que crispan y lo llaman política. De los que mienten sin pudor día sí y día también. Me paso la vida en la calle rodeado de gente y los currantes como tú y como yo no tenemos en la agenda diaria estas patrañas que intentan vendernos por un puñado de votos. Por suerte el dolor político se cura con facilidad.
No sé vosotros, pero mi conciencia es más recta y digna que las suyas y no me impedirá de nuevo elegir, pues las tenemos a la vuelta de la esquina, a los que nos van a representar durante los próximos cuatro años. Y ojo, quizá tengamos hasta cuatro papeletas en la mano a la hora de reflexionar.
No sé vosotros, pero a veces mi decisión local no tiene nada que ver con la nacional, ni la autonómica con la europea. Con un abanico cada vez más amplio a nuestro alcance, quedarse en casa no es una opción. ¿Un minuto que puede cambiar todo o dejar que una queja en redes sociales se pierda para siempre?
No sé vosotros, pero el tiempo pasa y clarifica que podemos cambiar lo que hacemos, pero no lo que queremos. Y lo que quiero encaja pocas veces con lo que ellos quieren. Sus diarios llenos de insustanciales proyectos chocando de frente con los suelos que pisan nuestros pies. Debe ser mágico vivir sin miedo a la hemeroteca, sin pudor, sin recuerdos o peor aún, con esa memoria selectiva tan útil en otros quehaceres. Qué cara está la honestidad.
No sé vosotros, pero creo que se quedó corto Orwell con el Ministerio de la Verdad de su 1984, donde los hechos eran manipulables incluso en los soportes en los que la información se guardaba. Lo de ahora es peor. A años luz. Cortinas de humo que tapan la humareda generada por el incendio intencionado que se provocó para tapar lo de antes, que ya ni recuerdan qué es, ni les importa. Y qué cara la educación.
No sé vosotros, pero el derrotismo de unos y otros no genera otra cosa que hacerme sentir victorioso y emocionado, al menos durante el tiempo en que volvamos a ilusionarnos. Los victimistas lejos, por favor. Responsabilizarnos de nuestros actos como virtud, no como vergüenza. Como aprendizaje, no como medio de escabullirnos.
No sé vosotros, pero los periodos electorales me ponen las pilas.
UN TUITERO EN PAPEL
Nacho Tomás
Twitter: @nachotomas
Artículo publicado en La Verdad de Murcia
13 de febrero de 2019