Mejores Libros de Marketing Digital para 2025

El marketing digital evoluciona constantemente, y mantenerse actualizado es esencial para nuestra profesión. Con el comienzo del nuevo año, es el momento perfecto para actualizar tus conocimientos y comenzar 2025 con las mejores herramientas en marketing digital.

A continuación, te comparto una selección de los libros más destacados en marketing digital para este año, que te ayudarán a dominar las últimas tendencias, perfeccionar tus estrategias y llevar tu negocio o carrera al siguiente nivel.

1. «Impulsa tu Marca: La Guía Definitiva para Vender Más y Hacer Crecer tu Negocio»

Escrito por Nacho Tomás, fundador de la agencia N7 y reconocido experto en publicidad y comunicación, «Impulsa tu Marca» es mucho más que un libro sobre marketing; es un recurso esencial para aquellos que buscan destacar en un mercado competitivo.

Desde los conceptos básicos del marketing hasta las estrategias más avanzadas de comunicación empresarial, este libro ofrece las herramientas necesarias para quienes desean potenciar la imagen de su empresa o trabajar en su marca personal.

A través de una mezcla única de conocimientos prácticos y teoría, «Impulsa tu Marca» desvela los secretos detrás de las campañas publicitarias más exitosas y las estrategias de comunicación más efectivas. Con ejemplos reales y casos inspiradores, el libro no solo enseña a construir una marca sólida y memorable, sino también a conectar emocionalmente con la audiencia y diferenciarse de la competencia en un entorno saturado.

Además de ofrecer información valiosa, invita a los lectores a poner en práctica lo aprendido a través de actividades interactivas y consejos accionables. «Impulsa tu Marca» no es solo una guía, sino un llamado a la acción para transformar tus ideas en resultados tangibles.

Disponible en Amazon, este libro es una lectura imprescindible para quienes desean llevar su marca al siguiente nivel en 2025.

2. «Digital Marketing Excellence: Planning, Optimizing and Integrating Online Marketing»

Considerado un manual imprescindible, este libro ofrece una visión integral del marketing digital, desde la planificación hasta la optimización. Es perfecto para quienes buscan comprender cómo integrar estrategias digitales en su modelo de negocio.

Además, destaca por su enfoque en la mejora continua, algo esencial para mantenerse competitivo en 2025.

3. «Marketing 5.0: Technology for Humanity»

El padre del marketing moderno, Philip Kotler, regresa con una obra visionaria que explora la integración de tecnologías avanzadas como la inteligencia artificial, big data y automatización en el marketing.

Con ejemplos prácticos, este libro demuestra cómo las empresas pueden conectar emocionalmente con sus consumidores en un mundo cada vez más digital.

4. «The New Rules of Marketing and PR»

Para quienes buscan una guía actualizada sobre cómo conectar directamente con sus audiencias, esta obra es un clásico renovado. David Meerman Scott ofrece estrategias para aprovechar al máximo los blogs, las redes sociales y el contenido relevante, herramientas que serán clave para el éxito en este nuevo año.

5. «Contagious: How to Build Word of Mouth in the Digital Age»

La viralidad es un tema crucial en marketing digital, y este libro desglosa los principios clave para crear contenido que se comparta masivamente.

Jonah Berger combina investigaciones científicas con ejemplos prácticos para ayudarte a entender qué hace que una idea se vuelva contagiosa.

El marketing digital no solo está en constante evolución, sino que también se ha convertido en un sector lleno de oportunidades laborales y de negocio. La creciente digitalización de las empresas y el cambio en los hábitos de los consumidores hacen que las estrategias digitales sean esenciales para destacar en el mercado actual.

Invertir en tu formación y mantenerte al día con las tendencias es clave para aprovechar al máximo este crecimiento. Los libros recomendados en este artículo son herramientas imprescindibles para adquirir conocimientos prácticos, desarrollar habilidades avanzadas y posicionarte como un experto en el sector.

No dejes pasar la oportunidad de aprender de los mejores ¡El impulso de tu marca está a un clic de distancia!

Hielo en Murcia

Poca gente conoce esta curiosa historia que sucedió en Murcia hace un siglo y que mezcla la pasión de un aventurero, el empuje de unas familias y la mayor crisis económica de la historia… ¡Vais a flipar!

En 1927 un jovencísimo Alberto Ruiz, natural de Yecla, viajó a Estados Unidos en un barco pesquero, enrolado como marinero. Obligado por su padre, pobre de solemnidad, pues huía de un más que probable ajuste de cuentas por unas deudas de juego.

Dicen que llegó habiendo perdido un dedo, a saber si por un accidente laboral o por otra apuesta a bordo, y los azares del destino le llevaron dando tumbos de acá para allá, buscándose la vida peor que bien la mayoría de las veces. Nadie sabe a ciencia cierta cómo acabó en Canadá, donde en medio de un durísimo invierno quedó totalmente fascinado con un juego que nunca había visto en su vida y que cambiaría el rumbo de muchas historias: El hockey sobre hielo.

Los canadienses eran los mejores por aquel entonces en un deporte que comenzaba a hacerse medio conocido en el mundo tras el exito cosechado en los Juegos Olímpicos de Chamonix en 1924 donde, curiosamente, los padres de Alberto se habían conocido catorce años antes. Él era conductor de autobús, contratado por una bodega y ella, Aurora Alcaraz, de Hellín, estaba de vendimia en la ciudad francesa. Flechazo, viaje de vuelta juntos y no es necesario que contemos mucho más: un precioso hijito.

En esta foto, junto a sus cuñados y el vástago protagonista de esta historia. Ojo, que no hay muchas más instantáneas de todos ellos juntos.

Alberto, buscavidas de nacimiento (además de murciano), consiguió convencer a la federación canadiense de que vinieran a España a demostrar sus habilidades y de paso él ganarse unos cuartos. Era una época radiante en todo el mundo, ideas locas welcome.

Pero claro, no había tenido en cuenta (o sí) lo complicado que es ver hielo en su fresco estado por debajo de algunas latitudes. Por cierto, esta es la única foto que existe de Alberto en una pista de hockey…

…porque lo que realmente gustaba a su familia materna no era el hockey sino el tenis, no obstante el chaval de El Palmar que estos días está revolucionando el mundo de la raqueta es descendiente de Aurora, cuyos hermanos trabajaron toda su vida en el Club de Tenis de su pueblo.

Para semejante proeza de mover a tanta gente había que tener mucho dinero y aquí es donde se pone interesante la cosa. Alberto convenció, tras un viaje relámpago de vuelta a España (para la época eran dos meses de ida y vuelta) a un grupo de empresarios cuyos nombres quizá os suenen. Son todos ellos dueños de empresas que aún hoy, cien años después, siguen funcionando a pleno rendimiento en Murcia. No voy a hacerles publicidad, pero no me digáis que no son reconocibles.

En aquella reunión, celebrada en la pecera del Casino, dicen que Alberto les aseguró que el equipo canadiense vendría de gira por todo el país si se preparaban a conciencia para ello, pistas de hielo incluídas.

Y se les pagaba, claro. Para lo cual, problema principal, deberían aprovechar el invierno, pues a principios del siglo pasado, mantener el hielo sin derretirse no era tarea fácil. Tendría que ser en pleno invierno.

La idea era sencilla, montar una gira de partidos de exhibición en los que el público quedara maravillado viendo a estos súper atletas, de casi dos metros de altura, patinando grácilmente sobre hielo al tiempo que metían goles en unas minúsculas porterías.

Alberto consiguió embarcar a cinco personajes canadienses que tenían negocios en España para ayudar en la intendencia. Tenían dinero e intereses, enamorados a distancia de nuestras costumbres, tradiciones y folklore, según le contaron.

Cinco hombres que todavía hoy nos suenan a todos y que nunca volvieron a cruzar el Atlántico de vuelta, pues formaron sus familias en nuestro país, siendo además, fundadores de algunas de las más famosas tradiciones murcianas: Sí, el Bando de la Huerta de Murcia, la Fiesta de la Vendimia de Jumilla, los Caballos del Vino de Caravaca, el Carnaval de Águilas y los desfiles bíblico-pasionales de la Semana Santa de Lorca provienen de Canadá. ¿Cómo te quedas?

Ojo entonces a lo que debemos a Alberto, no sólo traer la primera gira de hockey sobre hielo a España, sino además ser el germen de cinco grandes pilares de la sociedad y cultura murciana.

Pero sigamos a lo nuestro: con el dinero de todos los implicados bajo el brazo, el proyecto fue tomando forma en meses de arduo trabajo, hasta que tras el verano de dos años después, todo estaba finalmente preparado. A punto para el viaje desde América dirección a Europa, las sedes estaban acordadas, los jugadores motivados, los políticos deseosos y los empresarios ilusionados. Y por encima de todo, Alberto, muerto de miedo a la par que emocionado.

El barco, pagado por adelantado junto al caché de los deportistas, cargado hasta los topes de jugadores canadienses, empresarios con futuro y mucha ilusión por hacer un negocio que sacara de la pobreza a Alberto, estaba atracado a la espera de zarpar en el muelle de Chelsea.

Todo preparado, hasta que el jueves 24 de octubre de 1929, el día de antes de la partida prevista, la bolsa de Nueva York se desploma, arrastrando por el camino no sólo la idea de Alberto, sino el dinero de los empresarios murcianos y las ilusiones de los canadienses.

El crac del 29 truncó vidas y economía, provocando la Gran Depresión que muchos años después todavía colebaba a ambos lados del océano y más de un hijo tuvo que mendigar trabajo para sus padres. Perdido el dinero, Alberto volvió a Murcia de polizón muchos años después, en un momento complejo en España, donde tras pasarlas de nuevo canutas, formó una familia que sigue creciendo a día de hoy.

En el Malecón, cerca de la actual autovía en lo que se conocía como Huerto de los Cipreses, todavía se conserva una placa conmemorativa justo en el lugar en el que se comenzó a construir la pista de hielo murciana. Nunca sabremos si se habría podido jugar alguna vez un partido de hockey sobre hielo en nuestra tierra. Por ganas e ilusión no sería, desde luego.

¿Y sabes qué? El día previsto para el partido en Murcia era el jueves 7 de Noviembre de 1929…. Aún guardo la hoja de aquel calendario.

Y de ahí surge el nombre de mi empresa. Sí, N7 surgió un honor a una persona muy querida por mi, ya que si sé todo esto es porque Alberto era… ¡MI ABUELO!

Y esta historia ha sido parte de mi vida, contada en persona a trocitos durante muchos años en las noches de verano…

Una historia, además, completamenta falsa, porque acabo de inventármela ahora mismo, pensando en algo fresco en esta tórrida tarde murciana.

FIN

¿Estamos conectados?

«Nacho, ya tienes tema para tu próximo artículo, pero a ver cómo lo enfocas que no piensen que estás pirado.»

Recibo este whatsapp (literal) tras contar a mi tío Juan lo que me acaba de pasar en el avión Madrid a Santiago. Me dirijo a Pontevedra a dar una de las clases del curso que imparto habitualmente en la ciudad gallega. Y todavía me tiemblan las piernas.

Vale, pero volvamos unos días atrás que todo encaje mejor. Es sábado y hemos quedado a comer con mis tíos, hace tiempo que no nos vemos, lo está pasando malamente por (entre otras cosas) una puñetera hernia en la espalda que lo tiene jodido a la par que dolorido. Ya os he hablado de él alguna vez en estas páginas. Juan fue como un hermano mayor en una larga época de mi vida que ahora no toca contar y en la que los reales tenían todavía poco protagonismo: Jorge era prácticamente un bebé y a Macarena y Pablo aún le faltaban dos o tres lustros para siquiera ser «pensados». Con él descubrí algunas de las cosas que se descubren en la primera juventud. Mi madre (su hermana), la suya (mi abuela), la playa, los mediodías laborables de colegio y los veranos al sol, forjaron un hormigón que aún se mantiene, como esos edificios que sin el lustre de antiguo, siguen en pie, haciendo su función. Qué os voy a contar, todos tenéis un tío, un primo o un sobrino Juan en vuestras vidas.

Necesaria introducción ya realizada, es hora de volver al sábado de marras: comida y lo típico, ponernos al día, hijos que crecen, trabajos con altibajos, familia cerca y guitarra a mano. Sí, esto último quizá no es tan típico pero tengo comprobado que ir a todos sitios con las seis cuerdas parece una locura inicialmente pero al final canta siempre hasta el vecino. A Paz le van a poner una estatua, pero eso es también otra historia que ya he contado y que no sorprende a nadie. Su cara cuando diluviando nos metimos dentro del taxi con un bulto que parece una escopeta quedará en mi retina bien fijada una larga temporada.

Venga, vamos a mi casa, un par de copas y comienzan los recuerdos, comenzamos con los Enemigos y Septiembre, canción de despedida habitual en la Torre. Seguimos con El Último de la Fila y sus grandes éxitos. Nos estamos calentando y entonces recuerdo que a los dos nos ha gustado mucho siempre Victor Manuel. Pero el Victor Manuel más antiguo, el de la Planta 14, Solo Pienso en Ti, Bailarina, El Cobarde o Soy un corazón tendido al sol. Las cantamos todas, una por una, repitiéndolas cien veces para desesperación de nuestras mujeres.

Pasa el fin de semana y cómo esas veces que no puedes sacarte de la cabeza un recuerdo, más cuando lleva parejo una canción, las melodías cruzan nuestros whatsapp en forma de audio o de texto. Ayer mismo la última vez: «Aunque soy un pobre diablo, se despierta el día y echo a andar» me escribió el jueves a las 7 de la mañana. ¡Qué grande eres, Juan!

Hoy es viernes y estoy embarcando en Barajas, delante y de espaldas tengo un señor de pelo blanco que comienzo a reconocer. No me lo puedo creer. Me tiemblan un poco las piernas. Esto es increíble. Nunca he sido muy de acciones estas que hacen los fans, pero no puedo resistirme. Allá vamos.

  • Perdona, ¿Victor Manuel?
  • Sí, hola.
  • No te lo vas a creer, llevo una semana cantándote con mi tío, ¿te importa que nos hagamos una foto?

Nacho Tomás
HISTORIAS DE UN PUBLICISTA
Twitter: @nachotomas
La Verdad de Murcia
Abril 2022

N7, 11 años contigo

Montar una empresa es fácil, lo chungo es mantenerla y no hace falta que nadie diga lo complicado que supone pasar la decena de años. Ser parte de un negocio que paso a paso se convierte en algo grande genera una mezcla de orgullo y responsabilidad complicada de explicar con palabras. Tener un equipo cada vez más grande, un listado de clientes cada vez más amplio, un abanico de servicios cada vez más completo.

Ser parte de N7 es comenzar cada día con la ilusión de encontrarnos algo diferente, un mundo (el de la comunicación) que cambia cada minuto, que evoluciona a una velocidad que no permite dormirse nunca, convirtiendo en un precioso reto cada nuevo cliente, cada nueva campaña, cada nuevo acierto. No hay palabras para describir lo que disfrutamos con nuestro trabajo y eso se nota en el cariño que ponemos a lo que hacemos y en el que recibimos de nuestros compañeros de viaje.

Ha llegado 2021 y tras el shock mundial de la pandemia cumplimos 11, a punto de la docena y con más ganas que nunca de seguir caminando al lado de cada día más marcas. ¿Quién nos iba a decir allá por 2010 cuando comenzamos a rodar haciendo sencillas páginas web que llegaríamos a donde estamos?

No hay otro secreto que el trabajo duro, la empatía con los clientes y los empleados, la educación y buenas maneras, la formación continua y las ganas diarias de hacer las cosas bien, con entrega y mucha pasión.

Mientras no perdamos nada de este cocktel creo que podremos seguir creciendo, pasito a pasito, con mano firme y como dije en una entrevista hace poco, transmitir con tranquilidad, serenidad y seguridad la idea de que “Elegir N7 es tener la tranquilidad de estar en buenas manos”

Ahora a por otros 11 años. ¡Y que tú los veas!

Google, 23 años haciéndonos la vida más fácil

Poca gente a finales de los noventa podría pensar que una idea, quizá algo loca en aquel momento, revolucionaría trascendentalmente la vida de tantas personas sólo unos años después. Larry Page y Sergey Brin tenían en la cabeza inicialmente solucionar uno de los problemas que comenzaba a revolotear las cabezas de los, por aquel entonces, todavía novatos internautas: organizar de alguna forma el absoluto maremágnum de información a nuestra disposición en la red.

Se dice que cada dos o tres años de la actualidad se crea más contenido nuevo que en toda la historia de la humanidad precedente y, en estos días, el 99% de este nuevo contenido está directamente volcado a internet. Queda claro entonces que necesitamos una herramienta para localizar lo que queramos buscar, y es en ese momento cuando Google encuentra un nicho de mercado, si no del todo vírgen, sí desde luego con amplias mejoras a implementar.

Ya en 1993 surgió el primer buscador de contenido, llamado Wandex, que pretendía también saber cómo de grande era la red. Más tarde una horda de proyectos catalizaron la idea con mayor o menor éxito, entre ellos cabe destacar (y posiblemente recordados por algún lector de mi quinta) Lycos, Altavista, Yahoo, Ask o Bing, todos prácticamente en desuso hoy, al menos en España con una cuota de mercado de más del 95% (88% en el resto del mundo). Y entonces siguió creciendo, en gran parte por su excelente trabajo, y pudiendo ampliar a otros campos en los que, con el paso de los años, iniciar su conquista mundial, porque claro, si Google (ahora Alphabet) nos ha cambiado la vida no es sólo por ser un excelente buscador, sino por tener actualmente un casi infinito catálogo de servicios que usamos cada minuto: Android, Adwords, Maps, Photos, Shopping, Trends, Drive… Y cada vez que usamos alguno de ellos, hacemos más grande y más eficaz la maquinaria que despliega este gigante, que conoce tus gustos personales quizá mejor que tu mismo, con unos algoritmos casi infalibles que le hacen mostrarte como usuario justo lo que quieres y ayudarte como anunciante a encontrar a tu más concreto target. Redondo, ¿no?

En el horizonte y a modo de nubarrones, las acusaciones de monopolio por un posible mal uso de su posición privilegiada en tantos lugares y de, cito textualmente, «haberse convertido ilegalmente en el «guardián» de internet. De hecho ya ha tenido que asumir algunas multas no precisamente pequeñas.

Por mi parte, lo tengo claro, si usas sus servicios gratuitos no hay que ser muy listo para saber que te estará cobrando por otro lado y hoy lo más valorado son tus datos, todos ellos muy probablemente en su poder porque así lo has querido. Y es bueno que así sea, al final la publicidad mueve esta parte del mundo y si de esta forma recibes anuncios personalizados sobre productos interesantes, bienvenido sea.

Si no te gusta o estás en contra, la cosa es sencilla, tira el smartphone por la ventana y asume las consecuencias. O usa otros servicios pagándolos y sin la seguridad de que tus datos no se revendan al mejor postor o un hacker se los meriende y te complique la existencia.

Aquí un fan de Google, creo que ha quedado claro.