Hecatombes de estar por casa

Pasarán los años y recordaré aquella mañana como una de las más negras a nivel laboral de las muchas que me ha tocado sufrir. Y si no la más, al podio va seguro, de eso no hay duda, aún con casi veinte años de experiencia a las espaldas. Y es que por más profesional que te vuelvas, por más control que pongas en los procesos y por más que confíes en las personas (delegando, presuponiendo, encargando) el mundo de las relaciones humanas es complejo y un desliz en cualquier eslabón de la cadena puede hacerse bola poco a poco, atragantando a más de uno por el camino. El dichoso efecto mariposa, con lo bien que queda escrito y el daño que puede llegar a provocar.

Fue una mañana con más llamadas telefónicas de las que una persona puede recibir o enviar con una mínima capacidad de atención, más whatsapps de los que se pueden leer y más mails urgentes de los que realmente debieran serlo. Un cúmulo de pequeños despropósitos que por separado son minucias pero unidos son una bomba. Hecatombe.

Diferenciar lo importante de lo urgente no es sencillo, menos todavía si por medio entran factores externos, con cientos de personas implicadas y la incapacidad de tener atados todos los cabos. Suelo controlar los escenarios a los que me enfrento pero aquel, lo reconozco, me pasó por encima, dejándome totalmente desbordado. Los dos años menos de vida que de golpe me cayeron y las siete canas que flamantes y nuevas nacieron en mi frente, provocaron que al mirarme al espejo me preguntara tantas cosas que mejor ni responderlas, ni pararte a enumerarlas desbordado por el agua que de un momento a otro alcanzaría mi cuello.

Pero no. Otra vez. Siempre no.

Suelen desembocar estas situaciones en injustos pagos de platos rotos, en llevarte a otras facetas vitales lo que arrastra el lodazal, afectándote tanto que por no llorar, acabas riendo. Pero de flojera. Escribí las líneas de arriba el día D y hoy, releyéndolas, me convenzo de que todo al final se arregla, como siempre acaba pasando. Seguro que al final no importa, seguro que al final el polvo se posa en ese recuerdo como tantas otras veces, seguro que incluso puede que lleguemos a olvidarlo. Porque el momento pasa y la reputación queda, situándose al mismo nivel del amor o la gravedad, que como todos sabemos pueden atravesar dimensiones físicas y teóricas.

Fue un caos de proporciones bíblicas mientras lo vivía, reducido a una sencilla mueca en la cara al mirarlo por el retrovisor tan solo un par de meses después. La típica hecatombe de estar por casa.

UN TUITERO EN PAPEL
Nacho Tomás
Twitter: @nachotomas
Artículo publicado en La Verdad de Murcia
27 de febrero de 2019

Entrevistas de fuerza

Nacho Tomás en ROM Murcia

Tenemos la inmensa suerte de que en el mundo haya personajes. Y más suerte aún disponer de grandes entrevistadores para sacarles punta. En tan solo unos días hemos asistido a tres momentos que, bajo mi punto de vista, pueden ser considerados tres picos del periodismo nacional y eso que son cada uno de su padre y de su madre. O de su micrófono. Os cuento.

Comienzo con la más informal y divertida: la de David Broncano a Gerard Piqué en La Resistencia, el programa de Movistar+ que los no trasnochadores podemos disfrutar en YouTube al día siguiente. Una entrevista que comienza con buen pie dada la original forma de gestarse (a través de tuits cruzados entre los protagonistas), basada en el troleo puro y duro al que ambos nos tienen acostumbrados pero que, si rascas un poco la superficie, tiene más miga de la que pueda parecer. Veinticinco minutos de inteligencia a dos bandas, de anti-hooliganismo futbolero, de clase. ¿Cuentan como sexo las derrotas del Madrid? Un tío como Piqué, que tiene en patrimonio más que el presupuesto del Espanyol, encantado de exponerse al repertorio de putadas que suele lanzarte siempre Broncano. Dame programas de diversión como éstos, no más basura reality.

Sigo con la que probablemente más ruido ha generado: la de Jordi Évole al Papa Francisco. Un hito a varios niveles: burocrático, periodístico y, por qué no, moral. Como siempre sucede en las actuaciones que tocan afecciones personales, a unos les pareció superficial y a otros revolucionaria. Seas del signo religioso que seas, algo debió tocarte por dentro al escucharle. El Follonero consiguió infinitos titulares de esta cita en el Vaticano en la que se tocaron temas peliagudos. Un Papa que, para mi sorpresa, lanzó incluso varios chascarrillos entre tanta intensidad.

Iba a terminar dando mi opinión sobre la entrevista que Carlos Alsina, quizá el mejor entrevistador actual de España, realizó a Adolfo Suárez Illana, el hijísimo llamado a ser diputado, nada menos, pero sus propias palabras hablan por sí mismas y no necesitan interpretación alguna. Y no quiero hacer sangre de ese titular que llegó hasta New York, el resto no tiene desperdicio.

Tres entrevistados dispares y tres entrevistadores con estilos diferentes que culminaron en tres grandes entrevistas de fuerza, al fin y al cabo. No hace mucho tiempo y durante una larga temporada presenté un programa de radio en el que, basándome en Twitter como esta misma columna, realizaba entrevistas a famosos murcianos. Por eso este formato es mi debilidad, debo reconocerlo, y no me importaría volver a retomarlo alguna vez.

UN TUITERO EN PAPEL
Nacho Tomás
Twitter: @nachotomas
Artículo publicado en La Verdad de Murcia
3 de abril de 2019

Pues hace un buen día hoy, ¿verdad?

Posiblemente la del título sea una de las frases más usadas (a la par que estúpida) en nuestras vidas. Incómodos momentos de ascensor, embarazosas situaciones en las que romper el hielo o difíciles formas de comenzar a escribir cuando no tienes ideas a mano. Viendo que me encontraba en la tercera de las situaciones decidí tirar de Twitter pidiendo ayuda sobre temáticas a tratar en la próxima columna, o sea, esta misma que estás leyendo. Las respuestas, gracias a todos, fueron muchas y variadas y he decidido usarlas como fotografía coral de las inquietudes actuales de una parte de la sociedad. Al fin y al cabo, así es como funciona el CIS, ¿no?

El terror al folio en blanco fue una de las primeras contestaciones, cómo se afronta y qué sudores provoca ese momento crítico en que el plazo de entrega se acerca y aún no tienes preparado ni el tema a tratar. Últimamente estoy releyendo clásicos, soy poco de novelas, y debo reconocer que son un buen punto de apoyo para tanto generar ideas como para afinar estilos. ¿Y el repunte de las drogas y el tabaco entre los jóvenes? Pues o yo estoy muy fuera de lugar o creo que en mi juventud había muchas más oportunidades de caer en ese mundo. ¿Y la frontera entre opinión y conocimiento? Menudo papelón, tú. Yo mismo aquí escribo quizá de cosas que no debería por falta de criterio, y eso que me corto, imagina lo que puede pasar en las redes sociales. O peor, en los procesos de participación ciudadana o los jurados populares. Miedito.

La impunidad con que actúan las casas de apuestas en nuestro país fue una respuesta recurrente, da que pensar que tres tuiteros de tres mundos diferentes sacaran el tema. Interesante. También lo fue el deporte amateur, el esfuerzo que afrontan los chavales ilusionados por un objetivo que muchas veces es inalcanzable, costeado por sus propios riñones económicos o esos padres que sacrifican sus fines de semana acompañando a sus hijos hacia sus sueños. ¿Y Franco Battiato? ¡Qué pregunta! Bien dentro lo llevo siempre.

Omnipresencia de los carriles bici, patinetes eléctricos, naturaleza, iniciativas relacionadas con los pedales y, cómo no, algunos detractores (qué pereza). Hubo además otros temas sacados a la luz de diversos y concretos ámbitos: hospitales y su humanidad, aplicaciones móviles para aprovechar la comida que se desecha en restaurantes y tiendas, el efecto de la película “Campeones” y el miedo a que pase de moda y vuelva a dejar en la oscuridad este complejo mundo. Como guinda una aportación realmente interesante: Murcia es la penúltima comunidad autónoma en salario medio, pero una de las punteras en economía sumergida. ¡Ta-chán!

Como veis, Twitter aún puede darnos grandes e interesantes debates tocando las teclas correctas. Dedicado a todos los que lo daban por muerto.

UN TUITERO EN PAPEL
Nacho Tomás
Twitter: @nachotomas
Artículo publicado en La Verdad de Murcia
27 de marzo de 2019

Los treinta y uno de Marzo

Todos los meses tiene un aquel, pero Marzo es más. Y no me digan que se escribe con minúscula. Las conversaciones en el tercero del año quedan en el aire a medio camino entre el vaho del frío que se va y el vapor del calor que llega. Son los treinta y uno del tercero del año cada cual de su padre y de su madre. Ayer de manga corta y hoy lloviendo. Las Fallas a punto de quemarse, paellas en la Malvarrosa y en Económicas, dos semanas de vacaciones si eres crío y el Miércoles Santo asomando. Año sí y año no en la hoja del calendario. Año no y año sí en la playa o en la estufa. Tormenta o solanero. Nit del Foc.

Bautizado por Gregorio XIII en honor a la guerra, para mí Marzo es un mes de paz. Sobre todo interior, los cambios climáticos apaciguan el alma. Acaba el invierno y comienza la primavera, tenemos el Día Mundial del Síndrome de Down y Día Mundial del Agua. En Marzo se descubrió la radioactividad, abrió la Biblioteca Nacional de España, se presentó por primera vez la tabla periódica, nacieron Miguel Ángel, Vivaldi y Alexander Graham Bell.

En Marzo nació Mijaíl Gorbachov, Cristóbal Colón pisó Europa de nuevo tras descubrir sin querer el Nuevo Mundo y murió el modernista D. H. Lawrence (autor de la inmortal “Hijos y amantes”, elegida por la Modern Library como una de las mejores 100 novelas del siglo XX).

En Marzo se descubrieron los anillos de Urano, unos hijos de puta mataron a 192 personas en Madrid, nacieron dos genios: Albert Einstein y José Luis López Vázquez, se publicó la Pepa (primera Constitución Española), abdicó Nicolás II (último zar de Rusia) y otro ruso dio el primer paseo espacial de la historia.

En Marzo abrió los ojos Johann Sebastian Bach y los cerró Isaac Newton, los argentinos vivieron un golpe de estado militar, nació Akira Kurosawa y murieron tres grandes: Julio Verne, Ludwig van Beethoven y Claude Debussy (ojo/oreja a sus míticas Arabesques).

En Marzo mueren 600 personas en el Aeropuerto de Los Rodeos de Tenerife, siendo el accidente con mayor número de víctimas de la historia de la aviación mundial, que se dice pronto, se inaugura la Torre Eiffel, nace Van Gogh y fallece Miguel Hernández (podrido en una cárcel y con sólo 31 años).

En los treinta y uno de Marzo caben dos estaciones, cabe el día de la Mujer, el del Padre y San Patricio, patrón de Irlanda (lo sabías), de Murcia (no lo sabías) y de la cerveza (porque yo lo valgo).

Si aún después de todo esto no crees que Marzo es más, tenemos un problema.

Brindo por Marzo y los que vengan.

UN TUITERO EN PAPEL
Nacho Tomás
Twitter: @nachotomas
Artículo publicado en La Verdad de Murcia
20 de marzo de 2019

Los pies en la tierra a diez mil metros de altura

Hay pocos aeropuertos en España con la mala fama de Bilbao. Se trata de una pista encajonada entre colinas, golpeada habitualmente por los típicos vientos del norte del país. He llegado volando a este lugar muchas veces en los últimos años pero nunca había vivido lo que sucedió volviendo a casa el pasado miércoles.

Ya en la ida, cosas de la cabeza, me planteaba muchas cosas respecto a la vida que llevamos estos que viajamos tanto. Me levanté a las 4 de la mañana en Murcia, para llegar con el coche al aeropuerto de Alicante, tomar un primer vuelo a las 7 dirección Barcelona y desde allí el definitivo a la capital vizcaína a tiempo para la reunión de las 11. Palizas habituales como estas hacen que valore las cosas que tenemos, lo que debemos hacer para conseguirlas o mantenerlas y las recompensas/sacrificios en juego. Y no sólo con aviones, los machaques son continuos en cualquier medio de transporte cuando tienes trabajo en todo el país y vives en Murcia. El precio a pagar por estar en el paraíso. Un paraíso desconectado logísticamente del mundo, todo sea dicho.

Pero volvamos al aeropuerto de Bilbao. A mi alrededor personas como tú y como yo, con sus ordenadores, sus agendas, sus cafés para llevar, sus auriculares y sus importantísimas llamadas telefónicas en sus últimos modelos de smartphone. No ha salido el sol y ya vamos todos a mil por hora. Algo desencaja. Algo no es auténtico. Quizá sea impostura. Quizá sea inercia. Quizá sea cualquier cosa mientras sea algo de lo que somos conscientes. O inconscientes. Aceptarlo es el primer paso. El segundo podría ser ponernos serios con esto: Trabajar para vivir o vivir para trabajar. ¿Los autónomos somos héroes o “emosidoengañado”?

No es la primera que a mitad de un vuelo a diez mil metros de altura siento que tengo los pies más en el suelo que nunca. Mis lecturas aéreas han pasado de un extremo basado en el modelo que podríamos llamar neoliberal o post industrial, centrado en la productividad, economía, finanzas y auto realización (explotación) a otro que aboga por más tiempo para uno mismo, más salud y desconexiones temporales, menos trabajar, más familia, menos estrés, más deporte e incluso menos planificación y más tirar de instinto, que con tantos años de experiencia puede que no sea del todo malo. Cambio de enfoque, balanceo del peso de tu propio cuerpo de una pierna a otra, como cuando estás demasiado tiempo de pie esperando algo.

Qué necesario repensarnos de vez en cuando. Revisarnos de vez en cuando. Repesarnos. Repasarnos.

Pero es que en el fondo nos gusta. Y ya se sabe que palos con gusto…

UN TUITERO EN PAPEL
Nacho Tomás
Twitter: @nachotomas
Artículo publicado en La Verdad de Murcia
13 de marzo de 2019

El móvil infinito

Intento hacer memoria pero no consigo concretar cuándo compré mi primer teléfono móvil. Fue en una tienda de electrodomésticos que vendía lavadoras y calculadoras. Un Motorola con tapa de plástico que se abría para acceder al teclado y al que había que estirarle la antena para coger algo de cobertura.

Hace tanto tiempo que aún no entendíamos cómo funcionaban los mensajes de texto y tuve que explicar a varios familiares la magia de escribir algo con aquellos teclados, en los que cada número tenía tres o cuatro letras, y que llegara al destinatario ipsofacto (o casi). Aquellas tarifas suenan a chino ahora, con establecimiento de llamada o tener que esperar a la noche, al menos yo por mi plan, para poder hablar un poco más por un poco menos. Las baterías duraban dos horas escasas.

Recuerdo con especial cariño el tacto de las teclas de goma que además se iluminaban, las mini pantallas grises con letras y números cuadriculados, recibir un mensaje era una fiesta y había que hacer malabares para que cupiera la respuesta de vuelta sin pasarte de caracteres. ¿Una precuela de Twitter? Qué decir de aquellas marcas ya olvidadas: Sony, Alcatel, Eriksson y la joya de la corona: Nokia. Yo era muy fan de Nokia, por mis manos pasaron modelos de todo tipo y sufrí en mis carnes las modas que los hacían cada vez más pequeños. Joder, lo que costaba marcar algo en el 8210 y las horas que me pasé en los descansos de la biblioteca de la Universidad jugando al Snake en el 3310. Disfruté del novedoso huevo 6600 y del modernísimo, ríete tú ahora, N95 y su sistema operativo Symbian. A veces aún suena en mi cabeza de vez en cuando el mítico tono de llamada “Circles”. Leches, sueno a abuelete.

Recuerdo a mi padre, sacando el bolígrafo y apuntando en su agenda de papel mi número, un número que veintipico años después sigue siendo el mismo. Y aquí empieza la odisea. He tenido, como casi todos, muchos trabajos diferentes y en ninguno he querido un número nuevo o tener que cargar con dos aparatos. Y en semanas como éstas, que están sido atómicas laboralmente, me planteo seriamente que quizá ha llegado el momento de conseguir una nueva identidad móvil para mi familia y amigos. Es complicado vivir con este volumen de llamadas al día, la inmensa mayoría de las cuales son de números que desconozco y cojo siempre por deformación profesional. ¡Pero es que aún a veces me preguntan por la discográfica en la que dejé de trabajar en 2005!

Seguiré informando. Quizá desde un nuevo número de teléfono. Se me va a hacer difícil soltar estos sietes y más ahora que mis hijos se lo han aprendido.


UN TUITERO EN PAPEL
Nacho Tomás
Twitter: @nachotomas
Artículo publicado en La Verdad de Murcia
6 de marzo de 2019

Formación continua

De todas las clases que he impartido en mi vida (por encima ya de la centena) pocas como aquellas en que consigues involucrar al público. Sea por el motivo que sea hay veces en las que quizá tú estás inspirado, ellos están entregados, o vete tú a saber por qué, pero la cosa fluye y se convierte en mágica. En algunas sesiones formativas se llega a establecer una intensa conexión entre profesor y alumno que habitualmente desemboca en un triunfo a dos bandas que puede por momentos invertir incluso los papeles. Recuerdo haberlo sentido bastantes veces en la carrera y me muero del gusto cuando ahora puedo ser culpable de algo parecido en las personas que se me ponen delante a la hora de exponer.

La experiencia, permitidme la presunción, hace acto de presencia en las clases que imparto: Coge el volante y decide qué carreteras tomar, cuáles evitar y dónde parar a repostar, permitidme la metáfora. Formar es un viaje y así suelo tomármelo. He tenido la suerte de tener enfrente a auditorios de todo tipo: gerentes, niños, jóvenes, desempleados, profesionales, empresarios o una mezcla de todo. He tenido salas con centenares de personas o sesiones particulares y personalizadas con sólo dos alumnos. Aún me tiemblan un poco las manos y las piernas cada vez que comienzo, cada vez que me presento, cada vez que miro por primera vez sus caras.

Pero entre todas las audiencias mi preferida sin duda son los profesionales de cualquier sector concreto, esos que saben el alfa y el omega del mismo, lo conocen absolutamente todo del día a día de su desempeño laboral, siendo verdaderos doctores en lo suyo. Y en nada más que lo suyo. Los sacas de ahí y están desnudos totalmente. Cualquier profesión colegiada sirve de ejemplo. Los dentistas, por elegir un colectivo que conozco bastante, son una clara muestra. De dientes para adentro no tienen rival. Y todo el mundo, lógicamente, espera eso de ellos cuando al ponerse en sus manos. Pero de gestión, comunicación o marketing ni idea. Cambia dentistas por abogados, arquitectos o cocineros. Y es este público el que posiblemente mejor asimile los conocimientos impartidos, puesto que podrán aplicarlos al día siguiente en su trabajo. Son, además, de lo más agradecido.

Todos tenemos enormes carencias en aquellas facetas que por cualquier causa no nos interesan lo que debieran, no nos hemos parado a analizar o directamente no nos renta dedicarle el escaso tiempo del que disponemos. Y así debe ser.

Por ello y por siempre, viva la formación y vivan los formadores. Aquí el que escribe está estudiando continuamente. ¿Y tú?

UN TUITERO EN PAPEL
Nacho Tomás
Twitter: @nachotomas
Artículo publicado en La Verdad de Murcia
20 de febrero de 2019