Hoy se cumple un año de trabajo con la Red de Ciudades por la Bicicleta, trescientos sesenta y cinco días de aprendizaje a marchas forzadas, de estudio continuo, de buenos momentos, de muchos viajes, de grandes personas.
La RCxB es una asociación nacional cuyos socios son entidades públicas, en su inmensa mayoría Ayuntamientos, que representan los intereses y necesidades de diversos municipios de todo el país.
Comencé un poco de rebote, desde el principio reconocí mis carencias en algunos aspectos, no conocía el mundo de la bicicleta más que en su faceta deportiva y mis conocimientos respecto a la movilidad urbana y sostenible eran practicamente nulos.
Qué decir del funcionamiento de las administraciones públicas por dentro, una cosa es haber colaborado con ellas y otra depender de su extrema lentitud para obtener los objetivos de tu trabajo. A mi favor, las ganas, la capacidad de trabajo y la experiencia en gestión. Lo primero se puede aprender, lo segundo es mejor traerlo de serie.
Creo que el tiempo ha dado la razón a los que apostaron por mí, la inmensa mayoría de técnicos, concejales y alcaldes con los que he tratado están encantados con el profundo cambio de la RCxB a todos los niveles. ¡Y lo que queda! Ha sido un año sobre todo de getsionar, ordenar, establecer procesos, comunicar, restablecer relaciones… En resuemen, de ponernos en nuestro sitio.
Por delante un mundo casi infinito de trabajo por hacer, de aprender, de mejorar, de construir esas ciudades del futuro en las que la bicicleta tendrá un papel importante.
Sin duda una de las mayores satisfacciones ha sido conocer tanta gente diferente, tantos políticos de su padre y de su madre y tantas ganas de poner la bicicleta donde merece. Además, he asistido a reuniones con ministerios, organismos nacionales e internacionales, jefaturas de policía de todo el país… Vamos, un lujo.
También he tenido malas experiencias, con personas que no entienden que para que una bicicleta avance hay que darle a los dos pedales, el izquierdo y el derecho, consecutivamente, de continuo. Gente adicta a la burocracia que pone trabas y ve fantasmas. Mejor no gastar ni un párrafo más en ellos.
Dicen que el hábito no hace al monje pero a fuerza de defender la bici en la ciudad y de conocer el inmenso potencial que tiene como vehículo, he acabado siendo un ciclista urbano más.
En este tiempo he sentido de primera mano el proceso de transformación de las ciudades. Cambia el urbanismo, las costumbres, la política, los modos de vida, la movilidad, las preocupaciones de los ciudadanos, la economía, cambian las formas de comunicarse con otras urbes.
Cada municipio es difrente al resto y las soluciones aplicadas en unos no sirven a otros (no es comparable Madrid o Barcelona con Corella o Lorca), de hecho cada calle de una misma ciudad es distinta y no pueden tratarse del mismo modo (no es comparable la Castellana o la Diagonal con una estrecha vía de un único sentido en el casco antiguo) pero creo que existen algunas premisas básicas que pueden poner los mimbres para que una ciudad se convierta en un ejemplo, biciclísticamente hablando:
- Información: Quizá lo más importante y punto de partida de cualquier acción a llevar a cabo, tanto desde la administración pública como desde el usuario final. Y de la mano de esta, la formación. Saber qué, cómo, cuándo y dónde.
- Concienciación: La bicicleta es un vehículo con unas ventajas únicas respecto al resto: rápido, eficiente, ecológico, saludable… Debemos concienciar al mundo de la bondades de su uso.
- Legalidad: Tenemos leyes nacionales y ordenanzas municipales que a veces se contracien. La legislación debería homogeneizarse. Y los ciclistas deben cumplir, como el resto de vehículos, las normas.
- Infraestructuras: Carriles bici, ciclovías, calles 30, vías amables, calzada, zonas peatonales… En este punto cobra especial importancia la estrecha relación entre las concejalías/departamentos de cada ciudad, tales como urbanismo, medio ambiente, tráfico o juventud y deportes, las que habitualmente tienen atribuidas las competencias de la bicicleta en los ayuntamientos.
- Señalización: Existen señales específicas para las dos ruedas y si no existen tenemos que conseguirlas. Tenemos muchos ejemplos en los que mirarnos.
- Fomento: Trabajo en conjunto por parte de los medios de comunicación, Ayuntamientos, Ministerios e incluso empresas. Mucho por hacer, mucho por crecer.
- Asociacionismo: Al igual que la RCxB trabaja en acciones supramunicipales que luego afectan a las ciudades, los usuarios pueden hacer ruido y generar opiniones mediante los grupos.
- Servicio público: Analizar correctamente y concretamente en cada caso la posible implantación de los servicios de alquiler de bicicletas públicas.
- Seguridad: Dotar a los ciclistas del “envoltorio” necesario para que su movilidad no sea un peligro.
- Empatía: La última de la lista pero en mi opinión una de las más importantes: darle a los pedales, subirse a la bici. De nada vale hablar o legislar si no conocemos de primera mano el mundo que queremos descifrar.
La Presidencia de la Red de Ciudades por la Bicicleta cambia el próximo día 23 de Octubre, con la celebración de la Asamblea General en Murcia, actual ciudad Presidencia. Seguro que seguiremos trabajando tan duro como hasta ahora. O más.