Francisco Baumgartner

En los últimos 6 meses hemos vivido varios acontecimientos que pasarán a la historia. Es cierto que seguramente no conocemos otros muchos que, con el tiempo, también se recordarán para siempre, pero hoy voy a hablar de esos momentos que notas desde el principio que son diferentes, que son épicos, que son historia. Me quedo, sin duda, con dos de ellos: el salto de Felix Baumgartner y la elección del nuevo Papa Francisco I. Sí, llamadme friki. Con ambos acontecimientos estuve pegado a la tele 4 o 5 horas seguidas.

La acción de Red Bull no tuvo rival a ningún nivel. El anuncio más largo de la Historia. Dejando de lado el marketing, exitoso a más no poder, me quedo con la persona. Con Felix. He soñado, varias veces, que era él. Mi hijo y yo hemos jugado al “Salto de Felix” en incontables ocasiones y lo hemos visto repetido hasta la saciedad. Bueno, no tanto, aún no me he cansado de verlo. Los límites humanos se pusieron a prueba, la ciencia avanzó un poquito ese día y el orgullo de ser parte, pasiva, de ese memorable paso para el hombre, me acompañará siempre.

Felix Baumgartner

El tema del Papa es diferente. No soy especialmente devoto, pero estas cosas también me vuelven loco. Estuve viendo una chimenea a la que una gaviota daba vueltas durante toda la tarde. Quién puede resistirse a la liturgia que rodea una elección semejante. Lo queramos o no el Vaticano tiene más fuerza como país que muchos de los desarrollados. Su cabeza visible influye directa o indirectamente en decisiones globales. Y es el estado más pequeño del mundo. Imposible no emocionarse al escuchar a Jean-Louis Tauran, protodiácono, en latín y con parkinson, anunciar al nuevo Papa. Para cuadrar el círculo, es sudamericano y jesuita.

Francisco I

Han sido los dos únicos momentos de los últimos años en los que he estado pegado a la tele más de 30 minutos seguidos. A diario veo las noticias y no cuento las películas o series que vemos por la noche, pues no son televisión técnicamente hablando. No seré yo el que diga cómo debe cada uno malgastar su tiempo, cada día pierdo minutos o quizá horas entre tanta información en redes sociales, páginas web o whatsapps. Y hasta hace poco también sacaba huecos para jugar a videojuegos, siempre me han gustado. El asunto es que no me cabe en la cabeza que haya gente dispuesta a ver detritus humanos semejantes a “Splash” o cualquier reality de tres al cuarto que enchufan cada noche en los canales públicos de este país.

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Nos merecemos lo que nos pase. Está claro..

¿Conciliaqué?

No puedo dejar de reírme cuando oigo a los políticos hablar de conciliación. Y para empezar, pondré dos ejemplos.

Soraya Saénz de Santamaría volvió al trabajo 7 días después de dar a luz, lo que para muchos podría ser un ejemplo de implicación, responsabilidad y dedicación, para mí es más un ejemplo de que sólo pueden conciliar los que disponen de excelente apoyo económico o familiar, porque imagino que alguien tendría que darle al bebé los biberones, cambiarle los pañales y no dormir por las noches. Por otro lado Bibiana Aído se retrataba a menudo con todo tipo de declaraciones sobre el tema, cuando resulta que no tiene hijos. Una de sus perlas fue que, según ella, más del 90% de las PYMES incluye planes de igualdad orientados a la conciliación para sus empleados. Un ejemplo más de que esta chica poco conoce, o conocía, del mundo real.

Conciliaqué?

Conciliación. Esa palabra que llena bocas y programas electorales. Esa palabra tan de moda en su momento y que suena mucho mejor de lo que realmente representa.

Tanto mi mujer como yo tenemos la suerte de tener trabajos sin horario fijo, cosa que nos ayuda bastante cuando nuestros hijos se ponen malos, cuando hay una reunión fuera del horario de colegio, o cuando disfrutan de vacaciones escolares. Quizá no lo hayáis pensado los que no tenéis hijos, pero en Navidad se trata de una semana, en Semana Santa dos y en Verano la friolera de 3 meses, más los 15 días de Junio y Septiembre en los que hay media jornada. Esto da un total de aproximadamente 5 meses al año en que los horarios de tus hijos no son los habituales y se hace necesario ayuda externa si quieres continuar con tu trabajo normal. Que alguien me explique cómo diablos se puede conciliar. Y no digamos si algún miembro de la pareja quiere hacer algo extra como un máster o deporte.

Tengo amigos que tienen que llevar a sus hijos a la oficina algunas mañanas o tardes. También tengo amigos a los que sus padres, los socorridos abuelos, les echan una mano la mayoría de las veces. También conozco otras parejas con hijos que se organizan estupendamente y no faltan a ninguna cena, al cine y a lo que se tercie, gracias a que tienen a una canguro interna, o casi, en casa.

Si alguien de los que manda en este país quiere hacer algo por mejorar la vida de los, tan políticamente utilizados, emprendedores, quizá debería pensar sobre lo arriba expuesto. De lo contrario, lo tenemos francamente complicado..