Construir una imagen de marca no es un proceso sencillo, tanto si eres una empresa como si eres un particular, y ya sea en la red o en el mundo real.
El Marketing ha evolucionado mucho desde que comencé a estudiarlo, allá por 1996. No hay dudas de que hemos pasado de las corporaciones enfocadas en mejorar sólamente los productos a aquellas que ponen por encima de todo a las personas. Comienza la partida: Los clientes se convierten en expertos con una facilidad pasmosa, a los productos se les exige y presupone una calidad mínima y la competencia tiene nuestros mismos objetivos. Sumemos la revolución de las redes sociales, el comportamiento online, investigación, recomendaciones, tendencias…
La partida de ajedrez se pone divertida. Vamos a movernos.
Vivimos rodeados de intelibrones: inteligentes pero cabrones (palabra que oí por primera de la boca de Jaume Llopis en Salvados). En mi opinión no es un concepto peyorativo, sino todo lo contrario: gente preparada que nos rodea. No sólo se trata de blancas contra negras, a este tablero le afectan las partidas que están jugando otras personas y otras empresas en otros lugares. Todo está conectado.
Pero hay una buena noticia, cuanto antes nos pongamos a andar, antes llegaremos a nuestro destino. Y cuanto antes sepamos hacia dónde debemos dirigirnos, mejor. Dar palos de ciego no es la mejor manera de realizar movimientos.
Saca la brújula, céntrate en tu target y en los objetivos que buscas con cada paso.
Hora del #targetivo = target + objetivo
Es imprescindible ir pensando, ejecutando, analizando y controlando ideas para acercarte al jaque mate.