El perfil online perfecto para un economista del siglo XXI

A estas alturas de la película no hay duda de que las redes sociales han llegado para quedarse. Forman parte de nuestro día a día y se han convertido en una herramienta indispensable tanto para encontrar información como para difundirla. Hay cientos de estudios que avalan su penetración, sus datos de uso y todo un abanico de estadísticas que muchas veces pueden acabar por desbordarnos.

Por ello en este artículo trataré de establecer las claves básicas que debe seguir un economista del siglo XXI para disfrutar de un instrumento que ha sido llamado a revolucionar la comunicación en todos sus estados.

Pasos previos

Antes de nada toca realizar un análisis inicial, incluso aunque ya tengamos una presencia online más o menos definida, recomiendo parar por un momento a evaluar el sentido de dicha presencia: pensar qué queremos encontrar en las redes sociales, qué vamos a darles y qué esperamos recibir del tiempo que les dediquemos. Sin olvidar la primera decisión importante a tomar: ¿Adoptaremos un rol personal, profesional o de marca? Ojo, la marca profesional puede ser tuya como persona o de tu empresa o despacho si trabajas para uno.

Nada mejor que empezar por el principio y sin que sea necesario tener que seguir todos los pasos de un plan de comunicación online (en mi agencia trabajamos en 9 etapas consecutivas) sí será necesario al menos dedicar cariño a algunos de estos escalones como por ejemplo definir tu mensaje, saber dónde está tu público, cómo presentarnos, por qué vamos a comunicar en el canal online y cómo vamos a hacerlo (estilo, recursos, instrumentos…) y quizá las dos más importantes: dónde y cuándo comunicar. Es muy posible que recuerdes en archifamoso análisis DAFO (debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades) de tu paso por la facultad, es hora de ampliar horizontes y aplicar respectivamente el CAME (corregir, afrontar, mantener y explotar). Piensa en esto antes de publicar tu próximo tuit.

Lo siguiente será preparar coherentemente tus perfiles, para lo que recomiendo seguir las líneas de la concordancia visual y comunicativa. Poco a poco todas las redes sociales se van pareciendo más entre sí, no tiene mucho sentido poner una foto de perfil diferente en cada una, por ejemplo. Yo soy más de jugar con el encabezado (la imagen de fondo), adaptando de paso la “bio” de cada perfil al estilo, lenguaje y, sobre todo, público objetivo de la misma.

Una vez que hayamos puesto negro sobre blanco lo anterior, es momento de pasar a la acción, sin dar palos de ciego y sin aumentar la ya de por sí numerosa cantidad de contenido basura que nos encontramos a menudo en internet. Como suelo decir a mis clientes: publicar en las redes sociales es la punta del iceberg, lo bueno está debajo y no se ve de primeras. Bienvenido a la monitorización.

Trabajando las redes sociales

He estado un rato pensando por dónde comenzar esta sección y creo que la frase más ilustrativa será esta: “Hay vida más allá de Facebook”.

De hecho, voy a comenzar un pequeño análisis individual de cada red por otra, la profesional por excelencia, comenzaremos por LinkedIn, en la que si tuviera que elegir algo sería la capacidad de generar contactos al no tener limitación. He encontrado colaboradores, me han llamado para dar alguna ponencia e incluso he contratado a algún proveedor gracias a LinkedIn. Mantén actualizada la pata estática (es tu currículum online al fin y al cabo) y dedica el tiempo justo a la pata dinámica (feed de noticias).

Pasando a Facebook, la primera duda surge siempre en el tipo de perfil a trabajar. ¿Lo haremos de manera personal, con amigos, o como una fanpage (ya sea de tu despacho profesional o con tu propio nombre), intentando ganar fans? Las diferencias son enormes, pero para este artículo de introducción vamos a centrarnos en trabajar en el campo personal. Lo cual no quiere decir que el contenido a publicar sean fotos de tus hijos ni selfies de comidas con amigos. Más adelante hablaré de los tipos de contenido recomendados. Facebook tiene infinidad de opciones de publicación que no suelen utilizarse por la gran mayoría de usuarios. Prueba. Juega.

Twitter es otro imprescindible. La red social más activa, rápida y por qué no, divertida, debe aparecer sin duda en tu perfil profesional. La clave aquí es que muchas veces es más útil leer y compartir a publicar tú mismo, y más si no tienes claro del todo lo que quieres transmitir. Por el momento usaremos esta red para encontrar información, difundir acciones propias y compartir noticias interesantes (mencionando la fuente o directamente linkándola).

Con Instagram tengo dudas, pues como economista puede parecer poco lógico dedicar tiempo a esta red social, pero si te contara su evolución en cifras de tráfico seguro que acabaría por convencerte. La revolución de las “stories” (iniciada por Snapchat, todo hay que decirlo) hace casi necesario dedicar unos minutos diarios a esta app. Pero cuidado, puede acabar enganchándote y hacerte perder un valioso tiempo. Mi recomendación es seguir sólo a los imprescindibles y renovarlos sin temblor cada cierto tiempo.

El repóquer sería completo añadiendo un blog propio a los cuatro utensilios anteriores, desarrollando contenido del que seas especialista, creado de forma original. Si lo haces, gástate cuatro duros en comprar un dominio y hosting propios. Hay pocas cosas más cutres que tener una bitácora profesional en una URL genérica y gratuita como las que proporcionan Blogspot o WordPress. Bueno, hay una cosa todavía más cutre, tener un correo profesional en Hotmail.

Fuentes de información

Vale, ya sabemos dónde queremos estar, ahora toca saber cómo vamos a comunicar. Es momento de buscar fuentes de información, que pueden ser propias (otras redes sociales, nuestro blog, la web de la empresa si trabajamos para una, etc…) o de terceros (aquí el abanico es inabarcable).

Dos herramientas muy recomendables, respectivamente, son Google Alerts y Google Trends. En la primera puedes programar alertas sobre cualquier tema que llegarán a tu correo electrónico de manera automática, para ello solo tienes que hacer una búsqueda en Google, pinchar en Noticias y abajo del todo verás un botón llamado “Crear alerta”, sigue los pasos y listo: cuando aparezca esa palabra (o cadena de búsqueda) en cualquier sitio de internet, serás notificado. Prueba distintas palabras y formas de búsqueda que sean interesantes, con el tiempo sabrás separar el trigo de la paja.

Respecto a Google Trends, necesitaría otro artículo completo para destripar las infinitas opciones. Solo quédate con esto: si son importantes los Trending Topic de Twitter, imagina los de Google, un buscador usado por infinitamente más gente. Comparativas de palabras, coste aproximado si quieres hacer una campaña de Adwords, términos relacionados, segmentación geográfica, evolución temporal… Una mina de oro y tú, con tiempo, un minero.

Una buena manera de complementar a los dos anteriores será tener tu propio “periódico” con las fuentes que más te interesen, haciendo que ellas vengan a ti, no tú a ellas, gracias a las RSS, ese botoncito que tienen muchas webs y sirve para suscribirte. El mejor lector actual es Feedly, solo debes añadir los orígenes y tendrás un diario personalizado cada mañana en tu móvil, tablet o pc.

Para terminar, recomiendo monitorizar los contenidos de otros colegas o empresas en sus propios perfiles, estamos viviendo muchas novedades en los motores de búsqueda de casi todas las redes sociales. Y eso es bueno. Y útil si sabes usarlo. Muchas veces merece la pena ver qué han publicado otros antes de hacerlo uno mismo. ¿Te buscas en Google? Búscate también en redes sociales, te puedes llevar una sorpresa.

Tipos de contenido

Dentro de los cuatro tipos de contenido más apropiados (según mi criterio) están la información genérica (del sector en el que te muevas pero que no sea tuya), la propia (ahora sí, toca hablar de uno mismo), la de terceros (clientes o proveedores suelen ser el mejor ejemplo) y los textos desengrasantes (sí, esos graciosos que a todos nos gusta ver de vez en cuando, pero sin pasarse y respetando la coherencia de la que hablábamos antes).

Por supuesto, doy por sentado que, aunque haya cierto contenido que es válido para todas las redes sociales, lo ideal sería modificar el lenguaje en función del lugar en el que te encuentres. ¿Hablas igual en una comida de amigos que en una reunión con un cliente? Pues eso.

Análisis de estadísticas

Iba a lanzarme y dar una recomendación sobre cuánto publicar, número de tweets, publicaciones en Facebook o entradas en el blog a la semana, pero la experiencia me hace ser prudente y no generalizar. Tenemos clientes con los que conseguimos buenos alcances con mucho menos actividad que otros. Lo suyo es probarte y claro, analizar las estadísticas. No me sirve que intuyas que va bien por los likes, dedícale tiempo a estudiar los motivos y te sorprenderás.

Conclusiones

Si el plan de comunicación online que arriba mencionábamos consta de nueve pasos, el décimo es ser tú mismo. No hay reglas genéricas ni verdades absolutas. No todo funciona igual en redes sociales. Esta guía servirá de eso, un manual para no cometer los errores que yo mismo he cometido muchas veces. El único objetivo de este artículo es intentar transmitir que la pata online de la comunicación ya no es una opción para las empresas ni para los profesionales, se trata de una tarea más que debe ser cuidada y mantenida de manera correcta. Usa el sentido común. Los aciertos o errores que aquí cometas serán parte de tu reputación. Y puede quedar grabada en e-mármol para siempre.

 

Nacho Tomás Ruiz
Director de N7 – Agencia de comunicación y marketing online
el7estaentodaspartes.com
Licenciado en administración y dirección de empresas, Murcia 2002

Pensamientos de otros

Desde que el ser humano decidió asentarse, pasando de nómada a sedentario y por tanto formando parte de una comunidad, ha vivido continuamente pendiente de lo que piensan los demás. Desde tiempos inmemoriales el hombre se ha dejado guiar por el qué dirán. Tristemente la opinión de otros, a través de sus pensamientos, convertidos en cotilleo la inmensa mayoría de las veces, nos ha movido a actuar en contra de nuestras propias convicciones en más de una ocasión.

Me gusta tirar de imaginación: ¿Ves ese cavernícola paleolítico con sus pieles de animal cubriéndole del frío (ande yo caliente) en medio de la estepa siberiana, que se cruza con algunos desconocidos de otra tribu cuchicheando cualquier cosa (ríase la gente)? No, no te lo imaginas porque no sería lógico ni productivo. Antiguamente ser productivo podía salvarte la vida, no como ahora.

En esto, como en casi todo en la vida, hay diferentes grados de afección: los hay que sufren gravemente cualquier crítica por pequeña que sea, los hay a los que le resbalan totalmente por graves que puedan parecer y luego estamos la inmensa mayoría: esos que intentamos, no siempre con éxito, diferenciar las constructivas de las destructivas, las buenas de las envidiosas, las a tener en cuenta de las prescindibles.

No hacemos el suficiente caso al Pepito Grillo que llevamos dentro, ese que nos conoce perfectamente, ese que sabe lo que realmente queremos, deseamos, ocultamos, somos, pensamos u opinamos. No le hacemos caso hasta que lo escuchamos en boca de otros. Qué triste, ¿no?

Si algo me ha quedado claro con el paso de los años es que no es posible contentar a todo el mundo por inocente que sea la opinión mostrada. Alguien habrá capaz de criticarlo, de encontrar una esquina en tu circular pensamiento. Aquello de la paja, la viga y los ojos propios y ajenos.

En redes sociales, que posiblemente hayan exponenciado el problema (¿Esta palabra existe?), hay una máxima que reza: “Don’t feed the troll” (no contestes a aquellos que sólo buscan gresca). Aplicarlo a la vida real es un arte al alcance de muy pocos.

Viendo lo que nos molesta ser diana en estos juegos, quizá no deberíamos tomar tan a la ligera coger los dardos y apuntar a otros, ni por imprudencia ni debido a consciente mala leche. Mirémonos más a nosotros mismos y encontraremos basura de sobra como para no molestar a los demás.

UN TUITERO EN PAPEL
Nacho Tomás
Twitter: @nachotomas
Artículo publicado en La Verdad de Murcia
24 de octubre de 2018

 

Influenciando que es gerundio.

En esta sociedad de consumo liderada principalmente por anglicismos parece que si no rebautizas algo con su equivalente en inglés no sabes de lo que hablas. Las recomendaciones han existido desde que el comercio es comercio, desde que el dinero es dinero, desde que el mundo es mundo. Y si tiramos la vista atrás no cuesta mucho encontrar «recomendadores» de productos o servicios en la tele, en la radio, en las revistas o en cualquier otro medio de comunicación. Ahora se les llama influencers, y estamos rodeados de ellos. Algunos son efectivos. Otros, los gili-fluencers (iba a escribirlo al revés pero mejor me corto) hacen poco más que el ridículo, tanto para ellos mismos como para las marcas que los contratan.

Me imagino a dos tribus cavernícolas buscando un lugar donde asentarse, un lugar en el que conseguir comida para los próximos días, donde poner el huevo sedentario tras varias generaciones nómadas. Y me imagino a un caminante perdido que les dijera: «Eh, unga, unga, tras esa montaña hay rebaños, cascadas y muchos árboles. El paraíso.» Desde la más remota antigüedad nos hemos fiado de nuestros semejantes, es un instinto humano que afortunadamente no se pierde con los años. Esta mañana al ver los encierros de San Fermín me ha emocionado una frase del comentarista: «En Pamplona puedes ver cómo un desconocido se atreve a salvar la vida a otro horas después de haberle negado 2 euros por la calle.» Pues eso, que los humanos, cuando la cosa se pone seria, nos ayudamos como animales que somos. Y aquí es donde tiene sentido usar las recomendaciones de terceros, con cabeza y diligencia.

A todo el mundo le gusta conocer la opinión de otro: un amigo que ha ido a tal restaurante, que ha comprado en tal tienda, que tiene estas ruedas de bici o usa estas zapatillas de deporte. Y qué decir si es un famoso. Algunos beben los vientos aunque hoy hable de implantes dentales y mañana de fibra óptica. Sentido común.

Ahora, con las redes sociales, alguien cree que ha descubierto la pólvora y comienza a lanzar mensajes disfrazados de publicidad y nombra «influencer» a aquel que (se supone que cobrando) habla de una marca. La idea no está mal, pero como siempre, hay fantasmas pululando.

Las marcas deben seleccionar con ojo crítico, chirría bastante ver a un «youtuber» o «blogger» pensando que ejerce de «prosumer», sintiéndose un «influencer» en una campaña de «branding» de una «lovemark», pensando que es una «celebrity» pero no llegando ni a las «suelers de los zapaters».

Empresas, seamos serios. ¿Iker Casillas, Jesús Vázquez, Punset, Matías Prats o El Rubius? Elegid bien, y que no os la cuele cualquier mindundi con muchos seguidores en Twitter y menos influencia de la que tiene una piedra en mitad del campo.

 

UN TUITERO EN PAPEL
Nacho Tomás
www.nachotomas.com
Artículo publicado en La Verdad de Murcia el 12 de Julio de 2017

 

El peligroso negocio de las noticias falsas.

Es muy posible que las noticias falsas sean uno de los grandes problemas de las redes sociales en la actualidad. Junto a la carencia de un mínimo de dignidad de gran parte del personal, que no duda en hacer el ridículo día sí y día también, y a los problemas de privacidad que a buen seguro darán la cara en el futuro si no vamos poniéndole remedio individuamente desde ya mismo. Pero estos últimos aspectos afectan a las personas más que a la sociedad así que lo dejaremos para otra columna. Bueno, realmente lo he comentado en otras ocasiones: urge educar a la sociedad en el uso consecuente de estas poderosas herramientas. El precio a pagar en caso de ignorancia puede ser altísimo.

Hoy quiero escribir sobre las tan mencionadas «fake news» que nos rodean por todas partes con su gigantesca capacidad de viralización. No sólo me refiero a esa mentira que le cuelan a un medio. Debe ser dificilísimo controlar estos extremos en un mundo dominado por la inmediatez y la exclusiva. Que le pregunten a El País y su foto de portada en papel con un Hugo Chávez agonizando y entubado que resultó ser un montaje. Me refiero a los bulos que son creados con la intención de conseguir forjar o cambiar las opiniones de una gran parte de la sociedad que solo se informa a través de Facebook o Twitter. Es triste sí, pero es una realidad que se desprende de datos oficiales como los de Reuters, según los cuales el 30% de los jóvenes se informan a través de redes sociales y no de la televisión. Y después difunden esas «noticias» a través de Whatsapp.

El asunto es espinoso, diseñar una web y llenarla de mentiras con un formato visualmente atractivo es algo francamente sencillo. Muchos incluso sólo leen el titular y se lanzan a compartir. Entonces comienza la rueda: los algoritmos de las redes sociales nos mostrarán, paso a paso y a través del aprendizaje al que les sometemos, solo lo que nos gusta, eliminando el resto. Y entonces nos reafirmaremos en nuestras ideas y, aunque sean falsas, seremos más proclives a realizar tal o cual acto posterior: ya sea comprar un producto o introducir una papeleta en un sobre y éste en una urna. La sofisticación y personalización es tal que se puede generar una noticia falsa individual para cada usuario concreto, creando una mole de impactos a la que es difícil resistirse. El negocio de los volúmenes de visitas a webs en países de laxa legislación y el movimiento de compra-venta de datos personales hacen el resto. Círculo vicioso. Pescadilla. Lío.

Es hora de ponernos a trabajar en hacer ver a los usuarios la diferencia entre una fuente contrastada y un bulo. Entre un vídeo trucado y uno original. Es hora de ilustrar a nuestros hijos.

Las máquinas pueden crear contenidos e incluso comentarios falsos, pero nosotros somos más inteligentes. Al menos por ahora. Es hora de demostrarlo.

 

UN TUITERO EN PAPEL
Nacho Tomás
www.nachotomas.com
Artículo publicado en La Verdad de Murcia el 24 de Mayo de 2017

Antiguas herramientas para nuevos tiempos.

Los que nos dedicamos al marketing tenemos claro que debemos estar con los ojos bien abiertos. Cada día surgen nuevas herramientas a nuestra disposición para hacernos la vida más fácil. Bueno, realmente para hacer más fácil la vida de nuestros clientes. Es habitual que cada dos por tres nos encontremos nuevas funcionalidades en redes sociales, en aplicaciones web, cambios de los algoritmos del posicionamiento y novedades opciones de segmentación de campañas online.

Pero no debemos olvidar los medios tradicionales. Esto es algo que repito continuamente en los cursos de comunicación online que imparto. Las cosas han cambiado, no hay duda, el mundo de la publicidad no tiene nada que ver ahora a lo que me encontré cuando empecé, allá por 2002. Pero hay opciones que no fallan, utilidades que nunca caerán en desuso. Mucha gente que se ha subido al carro del marketing online piensa que las técnicas de siempre ya no sirve, lo que sucede es que no conocen las técnicas de siempre.

El marketing sigue siendo el marketing, han cambiado los soportes, es cierto, pero los fundamentos, como bien estableció Philip Kotler en su «biblia», no han cambiado tanto.

La publicidad no ha muerto, lo que sí está enterrado y con oraciones son las campañas sin objetivos, sin control, sin seguimiento. Recomiendo que se sigan teniendo en cuanta los medios tradicionales, entendiendo que su transformación ha sido profunda. Radio, televisión, prensa y exteriores pueden seguir funcionando bien si se organizan con conocimiento y con empatía.

Una opción que pocas veces se tiene en cuenta es el buzoneo. En Murcia existen empresas como Geobuzon que realizan un reparto inteligente consiguiendo efectividad y cumplir los objetivos.

Como todo lo anteriormente comentado, no creo que los soportes sean más o menos efectivos en sí mismos sino que las campañas individualizadas en cada uno de ellos, si están correctamente diseñadas, obtendrán los resultados esperados.

 

 

 

Lo que nos traerá la comunicación online en 2017.

Pocas dudas quedan. La comunicación online ha sido la gran triunfadora de los doce meses que hemos dejado atrás. Actualmente nos encontramos en un escenario que hace tan solo unos años no podría ni tan siquiera imaginarse. Un mundo de posibilidades a mano y al alcance de un click para empresas, para usuarios y para medios de comunicación, el trío que actualmente manda en el panorama mundial. Personalmente creo que todo lo que se hace es comunicación. Y como parte del todo nos encontramos al resto de variantes: información, publicidad, marketing, branding o incluso atención al cliente.

Las tiendas cuidan su Facebook más que el escaparate, las marcas lanzan sus vídeos en YouTube antes que en las televisiones públicas y las empresas contactan con sus potenciales clientes por email en lugar de ampliar su red de comerciales. Estamos viviendo el cambio. Somos parte del mismo, porque cada vez que lees una columna como esta, un post de Facebook, un tweet de Twitter o un artículo de un blog aumentas la bola de nieve. Y bienvenido sea.

En un mundo globalizado las redes sociales están ejerciendo como vínculo de unión entre consumidores y productores, entre usuarios y empresas, entre marcas y fans, convirtiéndose en parte esencial y factor clave de la estrategia. Sea cual sea ésta hay una opción online a nuestra disposición para ejecutarla. Vamos con una pequeña radiografía de lo que tenemos por delante.

España ha experimentado un crecimiento sin parangón anterior en el uso de las redes sociales. Facebook es el rey, la reina o los dos juntos, aumenta en beneficios a lo bestia y su Messenger iguala a Whatsapp en usuarios, la aplicación del globito verde, que por cierto también es de Zuckerberg, y que continúa queriendo ser imprescindible en nuestras vidas. Y vaya si lo consigue. A los nuevos estados que lanzará en breve se une la idea de que su uso puede incluso ayudar en el trabajo. Me encantaría escuchar lo que estáis pensando al leer esto.

Por su parte Instagram sube como la espuma y gran parte de culpa la tienen sus «historias», en directa competencia a Snapchat (que en nuestro país, y por mucho que digan, no acaba de despegar). Por si fuera poco Instagram, que también es propiedad de Facebook, incorpora vídeos en directo para hacérselo más difícil a Periscope, propiedad de Twitter. Esta última, la app del pajarito azul, sigue siendo una de las redes sociales más usadas, más leídas y con más repercusión en nuestras vidas sociales pero su modelo de negocio hace aguas y ya se dice que Google, Microsoft o incluso Disney pueden estar interesados en su compra. Mención especial merecen los blogs y su capacidad influyente, el boca a boca salta fronteras online/offline con ellos.

Internet ha dejado de ser territorio exclusivo de frikis y jóvenes imberbes. Hay un inmenso océano frente a nuestras narices. Recomiendo abrir bien los ojos. Recomiendo no perdérselo.

 

UN TUITERO EN PAPEL
Nacho Tomás
www.nachotomas.com
Artículo publicado en La Verdad de Murcia el 10 de Enero de 2017

Inundaciones en redes sociales.

Me cansa la cantidad de personas que, sin haber usado nunca las redes sociales (o peor, usándolas muy mal), se permiten el lujo de decir que no sirven para nada. Sin ganas, instrucciones o falta de conocimiento realmente pocas cosas a nuestro alrededor tendrían utilidad. Pocas, pocas.

Encontré mi primer trabajo hace muchos años gracias a Infojobs. He contactado con cantidad de gente interesante en Google+. Me han contratado para dar ponencias a través a Linkedin. Con Facebook volví a retomar el contacto con esos amigos del colegio con los que sí quería retomarlo. Y es culpa de Twitter que ahora me estés leyendo en este periódico en papel.

Los últimos días en Murcia hemos vivido con el agua al cuello, literal. La última vez que el Río Segura bajaba tan lleno por la capital iba de la mano de mi madre, embarazada de mi hermano, hace 33 años. En aquel momento no había internet y tengo grabado a fuego como un policía nos dejó cruzar el puente de vuelta a casa: «Bajo su responsabilidad, señora.» Esta vez ha sido diferente y sin duda más fácil para los afectados. A nivel comunicativo me refiero, claro. Hemos tenido información de primera mano y en tiempo real por parte de Ayuntamiento, Comunidad Autónoma, Policía, Protección Civil y medios de comunicación. Hemos recibido de manera directa, sin intermediarios, lo sucedido, las acciones a llevar a cabo, las indicaciones y recomendaciones oficiales. En el móvil. Quizá tumbado en el sofá y con el corazón en un puño.

Caso aparte merecen los bulos y su capacidad de viralización en redes sociales. Pero no culpemos al soporte, culpemos a los bandarras que los crean y difunden. Reconozco que hay que andar con pies de plomo, hay demasiados circulando. Bandarras y bulos. Inundando a veces. Como el agua. Todo es cuestión de tener experiencia separando trigo y paja, algo que no es difícil si prestas atención a las fuentes. Llevamos muchos años leyendo periódicos, viendo la tele y oyendo la radio. Ya es hora de aprender a usar las redes sociales. Saber leerlas, verlas y oírlas. Valorarlas. Situarlas.

Pongo otro ejemplo positivo. Una encuesta que he lanzado recientemente en Twitter sobre el uso del coche en ciudad. A día de hoy lleva casi 1.100 votos. Seguro que recordáis lo complicado que era obtener veinte respuestas cuando hacíamos trabajos en la Universidad. Otro punto a favor. ¿No?

Y ya no es que sean parte de mi trabajo o herramientas para mejorarlo, es que actualmente me gano la vida con ellas, gracias a mi agencia N7 que este 2017 que entra cumplirá 7 años. Carambola.

Sí, también con las redes sociales pierdo el tiempo más de lo que debería algunas veces y me meto en más «fregaos» de los que sería conveniente, pero imagino que es el precio a pagar por poder disfrutarlas y sacarles provecho.

 

UN TUITERO EN PAPEL
Nacho Tomás
www.nachotomas.com
Artículo publicado en La Verdad de Murcia el 21 de Diciembre de 2016