Desde que el ser humano decidió asentarse, pasando de nómada a sedentario y por tanto formando parte de una comunidad, ha vivido continuamente pendiente de lo que piensan los demás. Desde tiempos inmemoriales el hombre se ha dejado guiar por el qué dirán. Tristemente la opinión de otros, a través de sus pensamientos, convertidos en cotilleo la inmensa mayoría de las veces, nos ha movido a actuar en contra de nuestras propias convicciones en más de una ocasión.
Me gusta tirar de imaginación: ¿Ves ese cavernícola paleolítico con sus pieles de animal cubriéndole del frío (ande yo caliente) en medio de la estepa siberiana, que se cruza con algunos desconocidos de otra tribu cuchicheando cualquier cosa (ríase la gente)? No, no te lo imaginas porque no sería lógico ni productivo. Antiguamente ser productivo podía salvarte la vida, no como ahora.
En esto, como en casi todo en la vida, hay diferentes grados de afección: los hay que sufren gravemente cualquier crítica por pequeña que sea, los hay a los que le resbalan totalmente por graves que puedan parecer y luego estamos la inmensa mayoría: esos que intentamos, no siempre con éxito, diferenciar las constructivas de las destructivas, las buenas de las envidiosas, las a tener en cuenta de las prescindibles.
No hacemos el suficiente caso al Pepito Grillo que llevamos dentro, ese que nos conoce perfectamente, ese que sabe lo que realmente queremos, deseamos, ocultamos, somos, pensamos u opinamos. No le hacemos caso hasta que lo escuchamos en boca de otros. Qué triste, ¿no?
Si algo me ha quedado claro con el paso de los años es que no es posible contentar a todo el mundo por inocente que sea la opinión mostrada. Alguien habrá capaz de criticarlo, de encontrar una esquina en tu circular pensamiento. Aquello de la paja, la viga y los ojos propios y ajenos.
En redes sociales, que posiblemente hayan exponenciado el problema (¿Esta palabra existe?), hay una máxima que reza: “Don’t feed the troll” (no contestes a aquellos que sólo buscan gresca). Aplicarlo a la vida real es un arte al alcance de muy pocos.
Viendo lo que nos molesta ser diana en estos juegos, quizá no deberíamos tomar tan a la ligera coger los dardos y apuntar a otros, ni por imprudencia ni debido a consciente mala leche. Mirémonos más a nosotros mismos y encontraremos basura de sobra como para no molestar a los demás.
UN TUITERO EN PAPEL
Nacho Tomás
Twitter: @nachotomas
Artículo publicado en La Verdad de Murcia
24 de octubre de 2018
Si levantas la cabeza y miras alrededor verás que estamos rodeados de muros. Los hay antiguos, los hay modernos, bonitos, feos, algunos son útiles y otros innecesarios. Los muros separan cosas, pero unen conceptos. Unen personas que se sienten tanto obligadas a sufrir de una distancia física como unidas mentalmente. Porque a las ideas no se les puede poner puertas.
La palabra muro tiene otras acepciones como pared, tapia o muralla. Siempre me ha llamado la atención cómo de diferentes suenan en nuestra cabeza palabras que deberían ser sinónimas en significado. Pero claro, el español en su riqueza no tiene dos palabras que signifiquen exactamente lo mismo. Bendito sea.
Hay muros físicos, como los de arriba. Y los hay mentales, como los que leerás abajo. En una charla de comunicación y deporte que compartí con varias mujeres se puso sobre la mesa un interesantísimo concepto.
El muro es para muchos deportistas ese momento que separa la agonía de la gloria, superarlo significa terminar una carrera llegando a la meta. El tío del mazo te persigue siempre. Darte te va a dar, por lo que aceptarlo y conseguir reponerte es la única clave. El muro aparece en las maratones rondando el kilómetro treinta de los cuarenta y dos que supone esta distancia y es una preciosa metáfora de lo que está por venir. Retirada o éxito.
Quizá estamos viviendo en el deporte un histórico momento en el que se dan la mano dos muros: Uno, el que toca derribar, construido por unos carcamales señores que ha cosificado a la mujer durante tantos años. Y otro, el que la propia lucha por superar la discriminación sexual que desde siempre ha afectado al deporte está finalmente a punto de superar, ganando por fin su ya larga carrera histórica. Dos muros muy parecidos y un mismo problema que levantó ambos.
El anuncio reciente de la prohibición de exhibir chicas en los paddock de la Fórmula 1 choca con otras dos noticias. Por un lado MotoGP no lo contempla, argumentando que son unas trabajadoras más y por otro lado el propio circo automovilístico decidiendo “aplazar” su aplicación permitiéndolo de manera excepcional en Mónaco. Que me lo explique alguien. Las cheerleaders que animan a algunos equipos en los descansos de los partidos están también en lógica tela de juicio. Sin contar la problemática que afecta a la mujer deportista o la periodista deportiva. Por momentos me recuerda a las pioneras militares o científicas abriéndose hueco en un mundo de machos.
Ojalá dentro de unos años no tengamos que estar escribiendo columnas como esta. El muro femenino se tambalea. Estoy convencido de que mi hija sabrá treparlo. O destruirlo si fuera necesario.
UN TUITERO EN PAPEL
Nacho Tomás
Artículo publicado en La Verdad de Murcia
25 de Abril de 2018
Otra vez han reventado el share. Los vergonzosos programas que se emiten a todas horas por todos los canales de nuestras televisiones vuelven a ser los más vistos. Da igual cuando leas esto. Sólo el fútbol es capaz de hacer sombra a estas inmundicias visuales que llenan tantas horas de programación como cabezas de personas. Algo deben tener que incluso enganchan a los que menos te esperas.
La ciencia tiene algo que decir al respecto y ha demostrado que la actividad cerebral tumbado en el sofá con el mando en la mano es aún menor que cuando dormimos. Ya tenemos una primera explicación en forma de ocio: veo la tele porque me aburro o porque me sirve para desconectar. Y tanto: tu cerebro descansa más así que cuando sueñas. El problema surge cuando la diversión pasa a adicción y la televisión se presta fácilmente a ello puesto que durante su consumo hay una cierta sensación de placer al dejarse llevar. ¿Drogavisión?
La telebasura, ahondando en ella, ejerce además un efecto relajante, algo así como los dibujos animados para los niños. La vemos, pasa el tiempo y ni nos enteramos. Pero intentaré no generalizar, la tele es simplemente un aparato que transmite, nada más. Hay programas buenos y malos. Culturales y denigrantes. Películas excelentes y bodrios infumables. La misma idiotez es culpar al electrodoméstico como adular un libro por el mero hecho de serlo. He leído librobasuras que no tienen nada que envidiar a “Mujeres y hombres y viceversa”. La telebasura no son sólo los programas de mamarrachos tirándose de los pelos en directo. Es el amarillismo que nos invade cada vez que un drama traspasa las fronteras familiares y salta al plató. Gabriel ha sido el último ejemplo.
Atajar este fenómeno nunca puede estar en manos de las propias televisiones que siguen el paso marcado por los anunciantes. Las manos a la cabeza por una teta pero se permite la denigración continua en horario infantil. Que alguien me lo explique. Es el espectador el que tiene el poder, pudiendo elegir otro consumo. Si cada día somos más responsables a la hora de llenar nuestro frigorífico… ¿Por qué no llenamos nuestra cabeza de la misma forma?
Propongo reciclar la telebasura. A nuestra disposición una gratuita infinidad de canales de YouTube con una calidad que ya quisieran ciertas productoras audiovisuales. Por cuatro duros al mes tienes Netflix, HBO o similares. También podemos convertir la TDT en algo diferente y productivo sencillamente cambiando el idioma.
Veremos basura sí, pero al menos será basura en inglés.
Oh shit!
UN TUITERO EN PAPEL
Nacho Tomás
www.nachotomas.com
Artículo publicado en La Verdad de Murcia el 21 de Marzo de 2018
En esta sociedad de consumo liderada principalmente por anglicismos parece que si no rebautizas algo con su equivalente en inglés no sabes de lo que hablas. Las recomendaciones han existido desde que el comercio es comercio, desde que el dinero es dinero, desde que el mundo es mundo. Y si tiramos la vista atrás no cuesta mucho encontrar “recomendadores” de productos o servicios en la tele, en la radio, en las revistas o en cualquier otro medio de comunicación. Ahora se les llama influencers, y estamos rodeados de ellos. Algunos son efectivos. Otros, los gili-fluencers (iba a escribirlo al revés pero mejor me corto) hacen poco más que el ridículo, tanto para ellos mismos como para las marcas que los contratan.
Me imagino a dos tribus cavernícolas buscando un lugar donde asentarse, un lugar en el que conseguir comida para los próximos días, donde poner el huevo sedentario tras varias generaciones nómadas. Y me imagino a un caminante perdido que les dijera: “Eh, unga, unga, tras esa montaña hay rebaños, cascadas y muchos árboles. El paraíso.” Desde la más remota antigüedad nos hemos fiado de nuestros semejantes, es un instinto humano que afortunadamente no se pierde con los años. Esta mañana al ver los encierros de San Fermín me ha emocionado una frase del comentarista: “En Pamplona puedes ver cómo un desconocido se atreve a salvar la vida a otro horas después de haberle negado 2 euros por la calle.” Pues eso, que los humanos, cuando la cosa se pone seria, nos ayudamos como animales que somos. Y aquí es donde tiene sentido usar las recomendaciones de terceros, con cabeza y diligencia.
A todo el mundo le gusta conocer la opinión de otro: un amigo que ha ido a tal restaurante, que ha comprado en tal tienda, que tiene estas ruedas de bici o usa estas zapatillas de deporte. Y qué decir si es un famoso. Algunos beben los vientos aunque hoy hable de implantes dentales y mañana de fibra óptica. Sentido común.
Ahora, con las redes sociales, alguien cree que ha descubierto la pólvora y comienza a lanzar mensajes disfrazados de publicidad y nombra “influencer” a aquel que (se supone que cobrando) habla de una marca. La idea no está mal, pero como siempre, hay fantasmas pululando.
Las marcas deben seleccionar con ojo crítico, chirría bastante ver a un “youtuber” o “blogger” pensando que ejerce de “prosumer”, sintiéndose un “influencer” en una campaña de “branding” de una “lovemark”, pensando que es una “celebrity” pero no llegando ni a las “suelers de los zapaters”.
Empresas, seamos serios. ¿Iker Casillas, Jesús Vázquez, Punset, Matías Prats o El Rubius? Elegid bien, y que no os la cuele cualquier mindundi con muchos seguidores en Twitter y menos influencia de la que tiene una piedra en mitad del campo.
UN TUITERO EN PAPEL Nacho Tomás www.nachotomas.com Artículo publicado en La Verdad de Murcia el 12 de Julio de 2017
Si el mundo fuera un poco más despacio todos seríamos más felices. Bajar nuestro ritmo diario un par de revoluciones puede ser un buen punto de partida, por ello hace tiempo que me pasé a la bici y desde el momento en que comencé a dar las primeras pedaladas en el mundo de la movilidad sostenible había una palabra en boca de todos: Velo-city. Se trata del mayor evento mundial del sector, celebrado cada año en un lugar del globo y que se ha convertido sin ninguna duda en La Meca del mundillo ciclista.
Cuatro días de congreso con una intensidad brutal en los que se combinan ponencias, talleres, mesas redondas, actividades, contactos y networking del bueno, con mucho trato cara a cara. Este año tocaba Holanda, concretamente las ciudades de Arnhem y Nijmegen, dos preciosos emplazamientos casi en la frontera con Alemania. Era el momento de asistir por primera vez e intentar sacar todo el jugo posible a esta oportunidad.
He hecho excelentes contactos con responsables como yo de otras redes de ciudades en Dinamarca, Alemania, Finlandia y Francia, con la idea en mi cabeza de un intercambio de buenas prácticas con ellos, e interesantes conexiones con entidades locales de Sudamérica y Australia, de cara a posibles futuras colaboraciones. Es increíble pasar en pocas horas de charlar con una china sobre los sistemas públicos de bicicletas, con un polaco sobre asociaciones ciclistas, con un inglés sobre la capacidad de influir en las elecciones, con una francesa de cómo las organizaciones supramunicipales pueden traccionar mejor si son más abiertas o con un holandés de las infinitas posibilidades que se abren frente a nosotros cuando mezclamos con maestría entes públicos, empresas, medios de comunicación y usuarios. Relaciones públicas y comunicación, en mi salsa.
Me llevé unas cien tarjetas y vuelvo con cero. La gente me saludaba por la calle como de toda la vida. No tengo remedio en eso de hablar con todo el mundo. He visto, oído y aprendido. Y cuando me lo han pedido he participado. Tras tantos días usando únicamente el inglés, olvídate de traducción simultánea en este tipo de congresos, incluso he soñado en la lengua de Shakespeare. Desde estas líneas lanzo también un abrazo a mis compañeros españoles y toda la gente de la European Cyclists’ Federation, que nos han tratado de lujo.
Vuelvo a casa enamorado de ambas ciudades, de sus parques, su gente, sus infraestructuras, sus lógicos horarios, sus increíbles eventos multitudinarios y, cómo no, de la bici con la que recorrí sus calles. Una semana después escribo esta columna desde el avión camino a casa, mientras despegamos de Schiphol atravesando las nubes y sonando a todo volumen en mis auriculares la banda sonora de Interstellar. Algo que debería ser obligatorio realizar al menos una vez en la vida. Como asistir a Velo-city, claro.
UN TUITERO EN PAPEL
Nacho Tomás
www.nachotomas.com
Artículo publicado en La Verdad de Murcia el 21 de Junio de 2017
ENGLISH:
Velo-city, the biggest cycling event on the planet.
If the world would run a little slower, we would all be happier. Lowering our daily rhythm a couple of revolutions can be a good starting point, so from a long time I choose the bicycle and from the very beginning sustainable mobility notions I had received there was a word in the mouth of everyone: Velo-city. The biggest event in the sector, celebrated every year in a place of the globe and undoubtedly has becomed The Mecca of the world cycling.
Four days of conferences with a brutal intensity combining sessions, events, panel discussions, workshops, activities, contacts and good networking, with a lot of face to face. This year was in the Netherlands, Arnhem and Nijmegen, two beautiful cities almost on the border with Germany. It was time to attend for the first time and try to make my most of this opportunity.
I have made excellent contacts with technical representatives like me from other city networks in Denmark, Germany, Finland and France, with the idea in my head of a memorandum of collaboration and sharing goog practices with them, and making interesting connections with city councils in South America and Australia, facing to possible future collaborations. It was amazing to spend a few hours chatting with a chinese woman about public bike sharing systems, with a polish man about cycling associations, with english man about the ability to influence the elections, with a french woman about how supra-municipal organizations can make it better if they are more open or with a dutch man of the infinite possibilities that we can achieve if we masterfully mixing public entities, companies, media and users. Public relations and communication, my favorite things.
I flew with one hundred cards and returned with zero. People greeted me on the street like we were friends for a long time. I love to talk to everyone. I can’t help it! I have seen, heard and learned. And when they asked me, I have participated. After so many days using only English, forget about simultaneous translation at this type of congress, I even dreamed in the language of Shakespeare. From these lines I also throw a hug to all the people of the European Cyclists’ Federation, who have treated us so good..
I return home in love with both cities, their parks, their people, their infrastructures, their logical schedules, their incredible multitudinous events and, of course, the bike I walked their streets with. A week later I write this column from the plane on the way home, as we take off from Schiphol through the clouds and the Interstellar soundtrack blaring through my headphones. Something that should be mandatory to do at least once in life. Like attending Velo-city, of course.
Nacho Tomás www.nachotomas.com Published in La Verdad de Murcia on June 21, 2017
Vídeo:
Aproximación y aterrizaje en el aeropuerto Schiphol de Amsterdam. Atravesando las nubes y con la música de Interstelar de fondo. Video a doble velocidad. Viaje con motivo de la celebración del congreso Velocity2017: “The freedom of cycling.”
La nota de prensa es una de las herramientas comunicativas más antiguas que existen. Y por ello, quizá, siga siendo una de las más interesantes y más desconocidas. No es nada fácil llevar a término con éxito el complejo proceso de vida de una nota de prensa, así que vamos a intentar analizarlo.
Para empezar tenemos tres grandes fases:
Redacción: Fase inicial en la que veremos cómo redactar, cómo contarlo, qué recursos publicitarios y periodísticos ponemos en marcha. Aqui nos centraremos en el contenido.
Envío: Fase crítica que incluye no sólo la selección de audiencia, sino también el proceso físico del envío. En este paso nos centraremos en la audiencia y los canales.
Monitorización: Es hora de la analítica de la repercusión y seguimiento.
Si te ves con ganas y preparado, puedes intentar poner en práctica mis recomendaciones. Y si no te atreves, visto lo complejo del asunto, puedes ponerte en manos de profesionales como Comunicae España (en español), Comunicae LATAM (con sede en México) o Pitchengine y Presswire (en inglés).
Tanto en un caso como en otro, el objetivo de este post es informar de los pasos a dar para conseguir la eficacia, ya sea porque los vas a dar tú mismo. O por lo menos para que sepas qué pedirle a tu proveedor si te decantas por externalizar este servicio, algo que recomiendo al menos al principio.
Vamos a remangarnos:
Partimos de un objetivo claro y sencillo: llegar a nuestro público objetivo de la manera más notoria posible. Toca hacerse una serie de preguntas: ¿Dónde está mi público? ¿Me conoce? ¿Sé cómo llamar su atención? ¿Ha funcionado lo que le he contado?
Para elaborar una nota de prensa debemos contar con una redacción profesional, que se centre en los pilares básicos de la comunicación. No sirve literatura corriente, no estás hablando en un blog ni en redes sociales. Hay que cambiar el chip y ponerse en la piel del prescriptor, al que va dirigida en un primer paso, la misma. En la nueva era de la información, tenemos a nuestra disposición una infinidad de medios de comunicación a los que poder dirigirnos. Se hace pues, clave, seleccionar correctamente a los mismos. Que coincida el público objetivo de la empresa y del medio seleccionado habrá solucionado un primer problema, la segmentación, tan complicada de encontrar a veces.
Quizá la frontera entre medios tradicionales y digitales se ha difuminado más que nunca, todo suma, todo aporta, todo comunica. Una gran ventaja de las notas online es que permanecen en el tiempo cuando antiguamente eran volátiles, con una vida útil muy reducida. La comunicación online ha llegado para quedarse y el amplio mundo de las notas de prensa no queda ajeno a ello.
He trabajado en diversos medios y uno de los mayores problemas que encuentran las redacciones es el volumen que reciben, es complicado para ellos separar el trigo de la paja. Además, no suelen tener el tiempo que sería necesario para hacerlo, por lo que se hace imprescindible contar con una serie de ideas básicas a la hora de conseguir hacer efectivo el envío de una nota de prensa.
Si conseguimos superar esta serie de barreras conseguiremos varias ventajas:
La primera, sin duda, es la amplificación y difusión de nuestro mensaje.
El coste de esta herramienta, en comparación con otras posibilidades publicitarias, es mínimo, pero ello no quiere decir ni mucho menos que sea sencillo.
Aumentar el tráfico hacia nuestra web, incluso mejorando el posicionamiento SEO de la misma.
Destacar frente a la competencia, utilizando otros canales diferentes.
Hacernos un hueco como especialistas en un nicho concreto de cara al medio de comunicación pudiendo entrar a formar parte de su lista mental a la hora de que necesiten información sobre tu sector en un futuro.
Otros aspectos a tener en cuenta a la hora de la elaboración de la nota de prensa:
Redacción del contenido: Parecerá una perogrullada pero he visto notas de prensa con faltas de ortografía. Encargar la redacción a un profesional te ahorra problemas normalmente.
Cuidado del continente: Acompañar gráficamente la redacción con un diseño acorde ayuda mucho. Logotipos en alta calidad, espacios, tipos de letra, material de apoyo como folletos o imágenes también aumenta las posibilidades de éxito.
Segmentación: Como hemos comentado arriba, es clave saber dónde está nuestra público por lo que el proceso de selección de receptores es una paso crítico. De nada sirve enviar la nota de prensa a todos los medios posibles sólo porque tengas un contacto en ellos. Para, piensa, sigue.
Monitorizar: De nada servirá todo lo anteriormente expuesto si no sabemos qué ha sucedido tras redactar y enviar la nota de prensa. Nos ayudará a saber hasta qué punto ha llegado nuestra idea y cuánto ha gustado a nuestro público final.
Son muchos los ingredientes a sumar para que nuestro menú salga sabroso. Además de estar bueno (contenido), tiene que parecerlo (continente), tiene que recomendarlo el camarero (segmentación) y tiene que resultar digerible para nuestro comensal (audiencia). Si luego repite o nos saluda por el plato (monitorizar), será que hemos triunfado.