La era de los hackers

Están siendo tiempos complicados «informáticamente» hablando, continuos casos de ataques a sitios webs oficiales, intentos de phising cada vez más habituales para conseguir los datos de una persona, la mayoría de las veces las claves bancarias o de acceso a una zona privada, infinitos mensajes de spam que recibimos en el correo electrónico cada día, tropecientos perfiles falsos que te solicitan amistad en redes sociales o la última moda de los SMS con un aviso ficticio de entrega de un paquete, aprovechando el tirón del comercio electrónico.

Y todo cada vez mejor ejecutado, incluso los más expertos pueden ser víctimas guiados por la inercia y la confianza del día a día.

Son tiempos complejos, los ejemplos del Servicio Público Estatal de Empleo (SEPE) o de la Consejería de Educación de la Región de Murcia (EDUCARM) no son casos aislados, pero sí posiblemente los más graves o más conocidos, por cercanía quizá, últimamente. Y no faltan razones para ello, se han puesto en peligro los pagos de algunas prestaciones, como los ERTES, o las nóminas de muchos funcionarios, a lo que se suma la problemática de la protección de datos, pues se han hecho públicas algunas informaciones confidenciales.

Pero esto no sólo afecta al sector público, no hay semana que no salte la noticia de un hackeo a escala mundial con todo tipo de daños, tanto a las empresas que los sufren como a sus propios clientes, víctimas colaterales de unos ataques que, según me confirma un amigo informático, suelen ser realizados de manera aleatoria y rutinaria continuamente por parte de programas (robots) hasta que se encuentra un fallo de seguridad real y toma el mando una persona bien humana que se encarga de sacar petróleo al asunto. En la agencia estamos últimamente recibiendo continuos ataques a las webs de los clientes, muchos más que nunca en nuestros diez años de existencia, que intentamos frenar (por ahora con éxito, cruzo los dedos) con una continua actualización de todos los sistemas, copias de seguridad y una persona dedicada full time a ello.

Por ello recomiendo nunca bajar la guardia, cambiar de clave continuamente, usar la autentificación en dos pasos, guardar copias de seguridad en varios lugares diferentes, tener todo actualizado y usar programas originales tanto en el pc como en el móvil, una de las puertas de entrada más habituales para malware, hackers y todo tipo de basura.

¿Quién nos iba a decir hace unos años que una de las mayores preocupaciones a las que nos íbamos a ver expuestos serían los ataques informáticos? Todos estos fraudes arriba enumerados están cada vez mejor disfrazados y ejecutados, por lo que además de estar preparado, se debe estar atento y con los equipos listos para la continua mejora y reajuste.

Durante la pandemia hemos sacado lo mejor y lo peor del mundo online. Como de otras tantas cosas.

El ser humano siendo fiel a sí mismo, en las duras y en las maduras. Qué novedad.

Nacho Tomás
HISTORIAS DE UN PUBLICISTA
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Artículo publicado en La Verdad de Murcia
Marzo de 2021

¡Bienvenido, Míster Messina!

El pasado 18 de Mayo la columna que ocupaba este mismo lugar tenía por nombre: “Política, elecciones y Twitter.” En ella escribía sobre las consecuencias, ventajas e inconvenientes de las redes sociales de cara a la futura cita del 26-J. Le di un punto de vista íntimo, relacionado con los perfiles personales de los políticos en concreto, no de las formaciones políticas en global. En aquel momento era lo que más me preocupaba en vista de la campaña que se nos avecinaba. Y no me equivoqué por cierto, qué larga y qué tediosa. Aunque como siempre, hubo algo más.

Para el que no lo sepa, además de escribir aquí, ser triatleta, dar clases, tener dos hijos y defender la bicicleta, dirijo N7, una agencia de comunicación y marketing online que desde hace 6 años trabaja por mejorar el posicionamiento, la reputación y la presencia online tanto de pequeñas y medianas empresas como de personajes públicos y asociaciones, en un trabajo enfocado a internet en general y a las redes sociales en particular. Estos días se ha publicado que el Partido Popular contrató a The Messina Group, una consultora estadounidense que gestionó la campaña de Obama, Renzi o Cameron para que les echara un cable. Por las restricciones presupuestarias que cuenta el periodista, el único soporte que pudieron trabajar fue Facebook. Dado que me afecta profesionalmente, me ha llamado mucho la atención la superficialidad y amarillismo con que se ha tratado la noticia en algunos medios. Vayamos por partes.

Lo primero que se podemos sacar en claro del asunto es que la propaganda electoral ha evolucionado, tenemos más campos de batalla en los que luchar por el voto. Deberían quedar pocos directores de campaña política creyendo que las elecciones todavía se ganan en los medios tradicionales. Pero ojo, pensar que el PP ganó las elecciones única y exclusivamente por esta consultora y por su excelente trabajo en redes sociales es, por decirlo suavemente, bastante improbable. Las ideologías políticas no se conquistan con un “me gusta” o un “retuit”.

Me choca especialmente que se hable de la profesionalidad de estos asesores aludiendo a que “trabajaron más de 14 horas al día”, que tuvieron que “aterrizar” para entender el sistema electoral español o que la encargada de la cuenta desplazada a nuestro país era “extraordinariamente atractiva”. Cualquier empresa que haya contratado los servicios de una consultora o agencia externa española sabe perfectamente que, cuando se trata de profesionales de verdad, trabajamos las mismas horas y nos introducimos enérgicamente en el funcionamiento del cliente para entenderlo desde dentro. Qué menos.

Por el lado bueno, estas noticias ponen en valor el trabajo que realizamos los que nos dedicamos al marketing online. A veces no se entiende demasiado pero cada día toma un peso más importante dentro de la comunicación global. Y somos tan atractivos o más que los americanos.

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Nacho Tomás
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Artículo publicado en La Verdad de Murcia el 6 de Julio de 2016

Fecha original de publicación:6 julio, 2016 @ 13:20

La democracia adolescente

No es fácil hacerse adulto. Primero aprendes a andar, a hablar, a relacionarte.  Te dan de comer, te limpian, te llevan de un sitio a otro. Más tarde comienzas a pensar por ti mismo, a moverte, a seleccionar. Llegan los amigos, las ideologías, las costumbres, la rebeldía. Luego te estabilizas, aceptando como tuyos algunos de los conocimientos adquiridos, moldeados para que se adapten a tu forma de ser, otros sirven justo para lo contrario, para saber que nunca irás por esa senda. También hay otros prismas, otras perspectivas. Somos evolución, pero también somos firmeza. De lo que no hay duda es que para convertirte en un ser maduro antes debes pasar por la adolescencia.

Los resultados de las elecciones son un fiel reflejo. Se trata de una preciosa situación que acarrea una gran responsabilidad política para nuestros representantes, a los que les toca estar a la altura. Una ocasión única de que España sople una vela más, apagándola, mirando hacia delante, que siga cumpliendo años esta democracia del sur de Europa (con perdón) todavía tan joven. Son buenas noticias para todos, el bipartidismo no está muerto, los nuevos partidos no están desaparecidos. Los primeros tienen una vida extra, los segundos están aún en pañales. A su alcance seguir creciendo, mirándose en el espejo de sus mayores para imitar sus virtudes y prevenir sus defectos.

Ni en las redes sociales ni en los medios de comunicación está la verdad. Ni en nuestros corrillos de amigos ni en los grupos de whatsapp los auténticos resultados. El domingo votaron más de 24 millones de personas. Piensa por un momento en la brutal muchedumbre. La inmensa mayoría de esta gente tiene serios problemas a diario que vuelcan únicamente en familia más cercana, si es que la tienen. Cero amplificación. No les afecta el Brexit ni la prima de riesgo, ven otros programas de televisión, tienen diferentes ídolos, son otras sus series preferidas, leen libros que nunca comprarías. Sus votos son tan válidos como el tuyo y confían en que sus complicaciones serán resueltas por los partidos que han elegido.

Criticar el voto del vecino es ruin. Es mezquino. Es estúpido. Y es injusto. Que no entendamos los motivos es un motivo suficiente en sí mismo para intentar descifrarlos. Tampoco entiendo la física cuántica ni la fe religiosa y por ello no me considero capaz ni autorizado para ponerme a reprobarlas. Dejemos de mirarnos el ombligo.

Nuestro país está evolucionando y más vale que los votantes lo asumamos. La situación electoral actual es un regalo que nos ha dado la historia y estoy seguro que sabremos disfrutarlo. Lo cual no quita que la Ley Electoral de nuestro país necesite una revisión con urgencia.

España es adolescente. Está aún creciendo. Y madurando. No es fácil hacerse adulto.

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Nacho Tom
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ículo publicado en La Verdad de Murcia el 29 de Junio de 2016

Fecha original de publicación:29 junio, 2016 @ 11:20

Voto nulo

Faltan cuatro días para volver a las urnas. Cuatro días que se suman a la eternidad que llevamos en campaña. No recuerdo la última vez que leí una noticia política solucionando un problema, mirando por las  necesidades que tenemos los ciudadanos. Sólo leo críticas al de enfrente, o a los de los lados, aún no me he acostumbrado a que ahora se juega a cuatro bandas. Sólo hay promesas y propuestas de actuación que luego habitualmente no se llevan a cabo. Nosotros sabemos cómo acabar con el paro, pero en veinte años gobernando aquí o allá no hemos movido un dedo. Nosotros vamos a reactivar la economía, pero solo cuando nos votéis, desde la oposición no queremos dar pistas al que gobierna, porque nos importa más que falle el que manda a que la gente salga ganando.

En esta interminable conquista al votante en que vivimos, es hora de tener la cabeza fría y no dejarse manipular por las estúpidas noticias que nos encontramos por todas partes.

No creo que el Partido Popular sea el partido de la corrupción. No creo que el Partido Socialista sea el partido de los ERES. No creo que Podemos sea el partido de Venezuela. No creo que Ciudadanos sea el partido del IBEX35. Aunque nos quieran convencer de ello por tierra, mar y aire. Conozco votantes sensatos de todos estos partidos y la mayoría sólo quiere lo mejor para ellos, su familia y su pueblo. Conozco militantes de todos estos partidos que, acepto que a veces en su pequeño sectarismo, vean más beneficios que los reales, pero con utopía e ilusión también se construye. Conozco políticos de todos estos partidos que son excelentes personas (también conozco otros que no lo son) y que empujan desde arriba con ganas reales de ayudar.

¿Dónde está entonces el problema? ¿Quién es más extremista? ¿Los gabinetes de comunicación de los partidos? ¿Sus militantes exacerbados? ¿Los medios de comunicación?

Afortunado serás si no has recibido una cadena política por whatsapp que ataca el programa del partido que no vas a votar con la lógica de un chimpancé borracho. Siento tanta vergüenza por esas cadenas como cuando oigo a los portavoces echando espumarajos por la boca. ¿Somos, como predijo Orwell, borregos sin memoria? Yo creo que sí tenemos memoria, pero el día a día nos la va borrando poco a poco, y sus mentiras, repetidas, se convierten en verdades gracias a nuestra completa dejadez.

El domingo hay que ir a votar, con muchas ganas, como siempre que se debe ir a tomar una decisión importante en la vida. Y no hay que dejarse engañar. O al menos si te dejas, sé consciente de ello, tápate la nariz y vota al menos malo. Tenemos todavía una democracia muy joven y nuestros gobernantes deben entender que nuestro voto es sagrado, pero claro, para eso hay que votar. Y no nulo.

 

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Nacho Tom
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ículo publicado en La Verdad de Murcia el 22 de Junio de 2016

Fecha original de publicación:22 junio, 2016 @ 11:16

Lo que da miedo.

Mis hijos preguntan mucho. Como todos los hijos. Y claro, suelen preguntar cosas de niños, cuestiones que imagino pasan por sus cabezas y tras un breve intento de asimilación fallido sueltan sin maldad, sin criterio adulto pero con lógica aplastante. La mayoría de veces son las típicas preguntas infantiles que todos hemos oído mil veces. Otras te dejan descolocado, sin saber qué responder, buscando una mirada cómplice en tu mujer mientras aguantas la risa. De vez en cuando también sus dudas son más profundas. Crecen sus huesos, sus cerebros, sus inquietudes. “Papá, ¿a ti qué es lo que te da miedo?” fue el postre de mi hija en la cena de ayer. A quemarropa. Ocho y seis años tienen ya mis vástagos. Respondí una tontería. Luego me puse a pensar.

Hija, a mí lo que me da miedo es sentir con estas situaciones lo rápido que pasa el tiempo y que seamos incapaces de asimilarlo. Me da miedo la velocidad a la que vivimos todo, no hemos terminado una cosa y ya estamos pensando en la siguiente. Me da miedo que nuestros sentidos se hayan atrofiado de esta forma, que tengamos una coraza de insensibilidad delante de nuestras narices y no podamos destrozarla de un puñetazo. Que estemos acostumbrados a funestas noticias a diario que nos golpean con la mísera intensidad de una hoja al caer de un árbol.

Hija, a mí lo que me da miedo es que paradójicamente al mismo tiempo estemos anclados en el pasado haciendo bueno ese refrán que tanto odio sobre los mejores tiempos. Y es que hoy es el pasado de mañana, a ver si de una vez somos capaces de disfrutarlo entonces, aunque sea a cuenta del futuro. Me da mucho miedo que seamos capaces de ocultarnos tras una careta para criticar al vecino, que hace exactamente lo mismo que hacemos nosotros. Que lo mediocre sea normal.

Hija, a mí lo que me da miedo es que pasemos más tiempo mirando pantallas que a la gente que tenemos al lado. Estos aparatos tan útiles que acercan a los que tenemos lejos y alejan a los que tenemos cerca. Me da miedo no saber aprovechar las grandes oportunidades que se nos cruzan a diario. Que se nos vaya la gente y no nos duela como antes. Quizá se trate de un dolor más profundo, pero seguro que menos duradero. Me da miedo que tengamos todo el tiempo del mundo y no sepamos qué hacer con él.

Y lo que más miedo me da son los miedos que puedas tener y aún no sepas. Que tú también sufras con estos errores. Estás a tiempo de ser consciente de ellos, de verlos en los adultos que te rodean, de evitarlos. Y si los cometes, al menos no te arrepientas, el mayor miedo es tener miedo de tus miedos. Sólo así serás tú misma.

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Nacho Tom
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ículo publicado en La Verdad de Murcia el 15 de Junio de 2016

Fecha original de publicación:15 junio, 2016 @ 20:06

Temperatura relativa

Los cuerpos, como superficies que son, reciben continuos impactos que moldean su estado, varían su composición y alteran su temperatura. Las llaves, por ejemplo, al sacarlas del bolsillo en verano tienen un tacto totalmente diferente al que reciben de ellas tus dedos en pleno invierno. Las llaves son las mismas, tus dedos también. ¿O no? El plano atmosférico modifica lo inerte y lo vivo, lo blando y lo duro, el continente y el contenido. ¿Hasta cuándo? ¿Hasta dónde? ¿Hasta cuánto?

Un algo invisible, intocable e inodoro (la mayoría de las veces) atravesando sin mayor complicación los átomos que componen las aparentes superficies sólidas que forman tu cuerpo. Unos átomos que ya existían cuando hace cuatro mil quinientos millones de años se formó la Tierra. Y tú pensando que eras único.

Mi abuela decía que sabía que iba a llover cuando le dolían las manos, hay quién se deprime cuando está nublado y otros prefieren el poso romántico que provoca la lluvia. El clima modificándonos. Por dentro y por fuera. Y de manera diferente a unos y a otros. Porque si lo piensas, como si de algo físico se tratara, moldea nuestros actos en desigual intensidad y sentido. Personalmente no hay día que no me levante destemplado, de frío o de calor y con esa sensación personal traslado a mis hijos el clima que intuyo me espera al subir la persiana y abrir la venta cada mañana. El previsible estado de ánimo. Chicos, hoy hace frío, abrigaos bien para ir al cole. Y luego nada, calor. O eso dicen ellos, aunque sus cuerpos, con las hormonas de parranda, casi siempre están orientados en dirección contraria a la mía si hablamos de grados.

La temperatura es relativa y sus afectaciones también, las sensaciones nunca son completas, consistentes o unívocas, se nutren de las anteriores y de paso van formando las que vendrán, construyendo lo que fuiste, eres y serás. Cuidarlas, entenderlas, sentirlas, vivirlas y aceptarlas, pero al mismo tiempo intentar controlarlas, haciéndolas más enteras y menos viscosas. Como barro en las manos del alfarero, sintiéndote por ello poderoso, como pequeña muestra quizá de un súper-poder a tu alcance, como al sentir frío te tapas o al tener calor buscas la sombra, no para evitarlos sino para regocijarte en la aceptación.

Nacho Tomás
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Artículo publicado en La Verdad de Murcia
Marzo de 2021

En favor del postureo.

Un amigo de mi club de triatlón acaba de terminar la carrera de administración y dirección de empresas sacándose el último curso en México. El otro día colgó una foto de una cristalera de su universidad en la que se podían leer varias palabras serigrafiadas a modo de valores para los alumnos. A modo de enseñanza y ejemplo, digo yo, puesto que según reza la Wikipedia es la universidad más grande de América Latina, así como una de las 30 más conocidas del planeta. Dediqué un buen rato a transcribirlas: fortaleza, educación, libertad, compromiso, disciplina, excelencia, honradez, firmeza, liderazgo, confianza, comunidad, aprendizaje, razón, crecimiento, honor, lógica, aptitud, convicción, conciencia, ética, responsabilidad, tolerancia, congruencia, determinación, tolerancia, verdad, motivación, dignidad, pasión, respeto, orgullo, honestidad, equidad y justicia.

Ni rastro de humildad. ¿Afortunadamente? Sí, creo que es un concepto totalmente manido y sobrevalorado. Casi nadie puede atribuirse ese adjetivo, tan denostado y mal usado. Humilde de verdad ha sido poquísima gente en el la Historia de la humanidad. La inmensa mayoría de personas que se autodefinen como humildes no son más que alguien del montón que disfraza de humildad su falsa modestia. En España estamos rodeados de mediocres amargados que intentan tirar por tierra el esfuerzo de los demás criticando aquello que quizá no entienden.

No quiero políticos humildes, quiero que sean excelentes gestores y que presuman de ello. No quiero deportistas humildes, quiero que se dejen la piel en los entrenamientos, que destrocen a sus rivales en las competiciones y que, respetando las reglas del juego, estén orgullosos de batir continuos récords. Pero sin engaños, por favor. Harto de esos que dicen que no han entrenado, que les duele esto, que ayer sus hijos no durmieron, que no están en forma, que a ver si acaban… Y luego te pasan por encima. Señores, seamos serios.

En el mundillo del triatlón, como en los demás supongo, tenemos este tipo de gente que lo critica todo. Si tienes un patrocinador, malo. Si no lo tienes, peor. Si te emocionas por un puesto quince eres un flipado, si quedas por debajo del treinta eres un paquete y si ganas es porque no había rivales de entidad. Dejadnos en paz, flipándonos con nuestras marcas, nuestras mejoras, nuestros piques, nuestras equipaciones, nuestro postureo. Son nuestras vidas, dejadnos vivirlas.

Me encanta ver “flipados” en las carreras, triatletas que no andan ni para atrás pero llevan el último modelo de pulsómetro, la mejor bicicleta de carretera y se embuten en el neopreno más rápido del mercado. Suben cada entrenamiento con cientos de fotos a las redes sociales y se pican con sus compañeros de equipo apostándose el desayuno. Si te molestan, deja de seguirles. Gracias a este grueso de deportistas la industria se mueve. Los clubes existen. Los patrocinadores obtienen retorno a sus inversiones. Es sencillo. Otro amigo les llama paquetes full-equip. Y muy contentos deben estar, siempre serán mejores que aquellos que se quedan en el sofá o el Facebook criticándolos.

UN TUITERO EN PAPEL
Nacho Tom
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ículo publicado en La Verdad de Murcia el 8 de Junio de 2016

Fecha original de publicación:8 junio, 2016 @ 16:23