Aprender a fluir.

Muchas de las pocas buenas ideas que he tenido en mi vida me han venido a la cabeza corriendo. O montando en bici. A veces nadando. Haciendo deporte, vamos. La explicación es sencilla, cuando estoy entrenando no tengo el maldito móvil en las manos, no me despisto con sus tonterías, no pierdo el tiempo mirándolo mil veces por minuto. Cuando estoy entrenando focalizo en otras cosas como el paisaje o la respiración. Escucho a mi corazón, metafóricamente mientras divago y literalmente con el pulsómetro. Cuando corro y me viene una idea a la cabeza, disfruta del tiempo necesario para asentarse, si tiene buenas raíces para crecer y si es genial incluso es posible que dé algún fruto. Dicen que el deporte es bueno para la salud, pero para lo que es verdaderamente bueno es para el coco. Para la otra salud, la mental. Cerebro diez.

Cuánto más te cansas con el ejercicio más te activas. Parece una contradicción pero es tan real como que yo también alguna vez he leído sólo el titular de alguna noticia y me he sentido capacitado para poner a parir al autor. Los días que más cansado estoy suelen coincidir con los que menos deporte hago. Las endorfinas (o como se llame lo que genera tu cuerpo mientras lo castigas) te ponen en órbita. Llegar muerto después de un viaje eterno con varias reuniones intensas y en vez de dejarse caer en la cama, coger las zapatillas y tirarse a la calle a hacer unos kilómetros. Tachán, magia: pilas cargadas para salir a cenar, dar un paseo por la ciudad, cenar y tomarte unas cañas aunque mañana toque otro insufrible madrugón. El deporte es vida y quemar toxinas es savia para el alma. Cuando te has contagiado ya no hay vuelta atrás, si haces ejercicio el resto viene rodado. Lo único malo de hacer deporte todos los días son los días que no puedes hacer deporte.

En el libro “Aprender a fluir” de Mihály Csíkszentmihályi encontré la explicación a muchas de mis sensaciones mientras sudo. Tan recomendable como el mítico “De qué hablo cuando hablo de correr” de Murakami. Según el autor hay momentos concretos en cada uno de nuestros días que nos hacen sentir bienestar. Que nos hacen fluir. Recomienda recordar al final del día lo que nos ha hecho felices hoy. No tienen por qué ser situaciones especialmente propicias para ello. Obsérvate. Puede ser algo puntual como cocinar, conducir, jugar con tus hijos, leer, pasear, criticar en Facebook, separar el trigo de la paja, ver una película, emborracharse o terminar una reunión con un cliente con ese buen sabor de boca que deja el saber que todos vamos a salir ganando.

Imagino que la clave está en balancearse entre lo que es necesario pero no proporciona fluidez y aquello que es placentero pero inútil. No hay duda que uno mejora analizándose. ¿Y quién no quiere mejorar aunque sea un poco cada día?

 

UN TUITERO EN PAPEL
Nacho Tomás
www.nachotomas.com
Artículo publicado en La Verdad de Murcia el 20 de Julio de 2016

Fecha original de publicación:20 julio, 2016 @ 11:51

6 respuestas a «Aprender a fluir.»

  1. Razón tienes en eso de que se te ocurren ideas mientras haces deporte, pero a mi lo que me pasa que se ve que no son ideas buenas, porque luego pocas o ninguna pongo en marcha, jejeje. Verdaderamente, cuando sales de casa, aunque sea a caminar, es un momento de paz contigo mismo, es tú momento, y así es, que es un chute de energía, por muy agotado que vengas del curro…..

  2. Deberíamos aprender a fluir desde bien pequeños, es la gran clave para ser feliz como bien se explica en el libro citado.
    Existe un gran proceso cognitivo que se encarga de orientar nuestros pensamientos y en consecuencia gran parte de nuestras acciones: la atención. Creo que quien domina el arte de gestionar la atención tiene mucho ganado para fluir. Es más o menos lo que has venido a decir con “la clave está en balancearse entre lo que es necesario pero no proporciona fluidez y aquello que es placentero pero inútil”. La atención define lo que es necesario y lo que no.
    Un libro básico y clásico sobre la atención que recomiendo: Focus de Daniel Goleman.

    Amén 😉

  3. Me he sentido muy identificado contigo en eso de tener las mejores ideas mientras haces deporte y más te desfondas. Me pasaba igual saliendo a correr o jugando a incluso jugando a Baloncesto, aunque este último requiere más atención para el juego y no llega al nivel de correr.

    El día que saquen un aparatico para ir guardando todas esas ideas de forma casi automática para tenerlas a buen recaudo y poder ser utilizadas a posteriori más de uno seremos felices.

    Un abrazo.

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