Hay tantas teorías como ciudadanos a la hora de establecer el comienzo oficial de la Navidad de cada año. Ordenándolas según diversos parámetros podríamos usar una especie de clasificación, que engloba los sentimientos, la realidad, la ficción o incluso la ilusión.
Según la religión cristiana hay pocas dudas, Navidad viene de natividad (nacimiento) por lo que el 25 de diciembre, el día que nació Jesús, hace de fin y principio. Si eres estudiante, la Navidad comienza o el día que acaban las clases o tienes el último examen. En cambio si trabajas, suele depender de si tienes vacaciones o de cómo caen ese año los festivos del periodo. Este 2018 parece que hay suerte, el 24 y el 31 serán dos lunes de lo menos productivos a nivel laboral. Para compensar el 6 de enero caerá en domingo. Balanza.
También podríamos decir que la Navidad comienza el día en que recibes la primera postal navideña. Afortunada o lamentablemente ya no llegan en papel, sino por correo electrónico o WhatsApp y todos tenemos algún conocido “cagaprisas” que ya nos la envió hace más tiempo del saludable.
Para otros, la Navidad comienza el día del sorteo de la Lotería Nacional, que siempre es el 22 de diciembre, aunque la probabilidad de que te toque El Gordo sea de 1 entre 100.000. Si tienes hijos no tienes otra opción que organizarte la Navidad desde el día en que comienzan sus vacaciones, esto sí que es un premio, o puedes considerar que todo comienza el día que con ellos pones el Belén.
Hay otras teorías sobre el inicio de las fiestas, más burdamente asociadas a temas comerciales: el día en que los de El Corte Inglés dicen que ya es Navidad, aparece el turrón en Mercadona o alguna gran marca lanza su lacrimógeno spot anual. En estos casos nos trasladaríamos meses atrás, con el consiguiente estrés asociado a ello.
Para terminar, podríamos establecer otro inicio de fiesta asociado a las comidas o cenas de amigos o de trabajo, en cuyo caso la horquilla se amplía considerablemente. Por ejemplo, en mi agencia hemos tenido que aplazar el acto a finales de enero, es lo que sucede cuando afortunadamente tienes muchos clientes que te invitan a las suyas y la agenda al borde del colapso.
En resumen y cogiendo los extremos de lo arriba expuesto, nos encontramos que podríamos estar de Navidad todo el año, algo paradójico e imposible. Algo a la vez genial y deprimente.
Para mí la Navidad se inicia cuando en casa vemos Love Actually. Una tradición que durará para siempre.
UN TUITERO EN PAPEL
Nacho Tomás
Twitter: @nachotomas
Artículo publicado en La Verdad de Murcia
19 de diciembre de 2018