La Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA) ha hecho un llamamiento para quejarse sobre el exceso de deberes con una acción llamada “huelga de deberes”. La idea es que durante los fines de semana de noviembre los niños no hagan las tareas de casa. Quizá el nombre elegido sea poco acertado, aunque esta acción forma parte de otra mayor campaña titulada, ahora con más acierto: “En la escuela falta una asignatura: Mi tiempo libre.”
No recuerdo haber hecho deberes en mi vida. Esto no quiere decir que no los tuviera, ojo, sino que no lo recuerdo, por lo cual extraigo que no fue el trauma en que se está convirtiendo actualmente para algunos niños. No me refiero a sobreprotección, considero que los deberes son necesarios, pero me niego a aceptar que sea visto como normal que una niña de 8 años tenga una hora diaria y encima necesite ayuda paterna. En la universidad no estudiaba tanto tiempo al día y acabé mi carrera perfectamente. Cuando había exámenes me ponía a ello, bien organizado y encajando con escuadra y cartabón mi trabajo de repartidor de pizzas. Cierto que sufría, como todos, algunos atracones, pero tampoco dejaba nunca nada para el último día.
Se ha metido en el mismo saco que defender la huelga de deberes supone no valorar la cultura del esfuerzo. Me da la risa. ¿A mi mujer y a mí nos va alguien a enseñar lo que es el esfuerzo? Dos autónomos que echamos más horas que un reloj para poder llevar un sueldo a casa, igual que otros tantos. Acomodados y sin quejarnos no conseguiremos nada. Hay que moverse de vez en cuando. Y sí, defiendo la huelga de deberes, tras haber hablado primero con el colegio de mis hijos. Las cosas a la cara. Dijeron tomar nota. ¿Alguien en su sano juicio piensa que unos niños de 7 y 8 años que se pasan de 9 a 17 en el colegio necesitan una hora más al día de trabajos en casa? Ay, cuántas bocas llenas de conciliación.
Resulta también curioso la cantidad de educadores que se dan por aludidos cuando la culpa sólo es del sistema educativo de chiste que tenemos. Maestros, esto no es un ataque a vosotros, al menos en mi caso/casa. Creo que se puede estar en contra de unos deberes sobredimensionados por un lado y defender la figura del profesor por encima de todas las cosas. En casa mandan los padres y en el cole los profes. Nosotros educamos, ellos enseñan. Mis hijos lo saben perfectamente, y desde pequeños les hemos inculcado que lo que dicen sus maestros es dogma de fe. Incluso cuando como todos se equivocan, no les corregimos nunca.
Para guinda se está politizando un tema ya bastante politizado de por sí mientras que los afectados (profesores, padres y sobre todo niños) sufren las consecuencias. ¡Vamos apañados!
UN TUITERO EN PAPEL
Nacho Tomás
www.nachotomas.com
Artículo publicado en La Verdad de Murcia el 9 de Noviembre de 2016
Fecha original de publicación:9 noviembre, 2016 @ 09:01
No puedo estar más de acuerdo Nacho contigo.
El problema es que en educación seguimos dando pasos hacia modelos que ahondan en esos mismos defectos que ya padece el sistema en su conjunto.
El sistema antepone un incremento de las horas de trabajo, dentro y fuera de la escuela, para obtener mejores resultados en su conjunto para todos los alumnos y eso no es precisamente mejorar el sistema.
Porque el sistema educativo debería principalmente basarse en educar excelentemente bien y con otra metodología en las aulas, no ser fundamental como en muchos casos a edades tempranas el trabajo en casa.
Porque además de destrozar más si cabe la conciliación familiar, también ahonda en las desigualdades, entre el niño que tiene al padre o madre con posibilidad de apoyar en los deberes en casa o mandar a una academia o los de aquellos cuyos padres no tienen esa posibilidad porque trabajan hasta las 9 de la noche para sacar adelante a su familia con sueldos y horarios precarios.
Y sobre todo, porque con 8 o 9años tienen que jugar, que además está comprobado que es lo mejor para su desarrollo.
Amén.