Recuerdo perfectamente mi primer día de trabajo en Radio Murcia. Conocía bien la empresa, había trabajado en las oficinas del Grupo Prisa en Gran Vía 32 de Madrid algunos años antes. Esta vez era diferente por muchos motivos, en la capital organizaba conciertos, aquí me tocaría vender publicidad encontrando clientes para los soportes que el grupo comercializaba en esta ciudad.
Recuerdo perfectamente cuando me enseñaron las antiquísimas instalaciones de la radio, las cabinas, los despachos, los pasillos amarillentos, los cables por todos lados, las mesas de sonido convertidas en reliquias que harían babear a cualquier coleccionista. Era increíble que desde un lugar como ese se emitiera diariamente un contenido de calidad. O que desde aquel archifamoso cuchitril, con recortes de periódicos en las paredes que se encontraba al otro lado del rellano de la escalera, salieran las míticas páginas del Diario AS. Me quedó meridianamente claro que sólo podía ser posible gracias al enorme equipo de profesionales que había detrás. Luego llegó la obra y por fin el continente se adaptó al contenido.
Recuerdo perfectamente cuando me presentaron a los que serían mis compañeros de trabajo: comerciales, administrativos, técnicos y periodistas. Con algunos saltaron chispas, con otros hice buenas migas, tantas que aún mantenemos un contacto habitual. Todavía agradezco la acogida especialmente a Pedro Contreras, Javi Ruiz, José Antonio Vera y Javi Jaén. Gracias a ellos entendí el medio y aprendí a vender publicidad efectiva para nuestros anunciantes.
Recuerdo perfectamente cuando conocí a Orive. Me pareció un chulo de cuidado. Y no me equivocaba, Javi es más chulo que un ocho. Porque puede. Es auténtico. Leía algunas de sus noticias y me preguntaba cómo era capaz de ser tan sincero. Y tan valiente. Un periodista que no atranca. Que no mira quién le paga el sueldo. Entendíamos del mismo modo los medios de comunicación. Me contaba sus viajes a Eurosport. Sus viajes a Mallorca. Sus proyectos con María Luisa. Que a su hijo le gustaba el triatlón. Pocas veces he hablado con él de fútbol. Es mucho más que eso.
Cuando dejé Cadena Ser y monté mi propia agencia me ayudó mucho. Javier Orive es un tío querido por los que le conocen, aunque haya algunos que sólo por oírle en la radio o verle en la tele saquen sus propias y erróneas conclusiones. No acabo de creerme que en estos momentos esté luchando por seguir vivo en la misma UCI en la que con mi hermano Pablo pasamos las peores horas de nuestras vidas. Javi estuvo al pié del cañón cuando sucedió, interesándose como siempre, recordando lo que realmente importa porque, como alguien dijo hace unos días, se acuerda de las fechas y tiene en cuenta los momentos de los demás.
Y esto es algo que no deberíamos olvidar nunca. Es tu turno, Orive. Fuerza.
UN TUITERO EN PAPEL
Nacho Tomás
www.nachotomas.com
Artículo publicado en La Verdad de Murcia el 11 de Mayo de 2016
Fecha original de publicación:11 mayo, 2016 @ 15:55